ncorporó y se frotó los ojos para comprobarlo. Por desgracia, al leer la noticia comple
era su madrastra, Glenda, qu
unto de joyería invaluable. Esa pieza en
el pecho con tan
ella le entregó ese conjunto y le
ó las joyas, sino que ahora
omo dos ríos torrenciales. Ella anhelaba con todo su
por vender todos y no le daría la
ia de la familia Edwards al día siguiente
r malvada y no sería tan
r distintas si se presentab
r su arrogancia cuando estaba cerca de gente más poderosa que el
Él la había amenazado diciéndole que no quería volver a verla, no había fo
s sesos hasta que finalmente se armó de valor para hablar con s
a un trato si resultaba lo
parte de la propiedad de la familia Edwards,
s fríos y lluviosos. Esa noche, un diluvio descendió sobre
e no había dormido nada bien anoche. Aunque tenía ojeras y le dolía la cab
ndo entró en el cuarto. La suave alfombra de lana
r la ventana con una taza de café caliente en la mano. Aunq
heodore...". Vacilante, Arian
dore no r
utela: "Sé que no quieres verme, pero vine porque quiero llegar a un acuerd
a!", espetó el ho
en el acto y bajó la cabeza. "P
ió Horace, quien
a Theodore y le e
sobre, le lanzó una mirada fría a la mujer y gri
, Ariana se dio media vu
ía, Horace se acomodó las gafas y pregu
dió, sino que simplemen
solo un año menor que ella... Al parecer, su padre había estado engañando a su difunta esposa prácticamente desde que se casaron... Por supuesto, la noticia le cayó terriblemente mal a la señora Edwards, quien se fue a estudiar al extranjero apenas cumplió
!", espetó Theodo
inutos, no pudo evitar comentar: "Señor, creo que la infancia de la señora Edwars se
¿Voy a tener que cortarte la lengua par
e retrocedió y
stán vendiendo las c
asintió rep
de ruedas para acercarse a la ventana
e un momento, Ariana salió llorando de la habit
uiera podía pedir ayu
riana había salid
lia Edwards para enfrentarlos. Un cúmulo de emociones se atiborró en su interior
ás haciendo aquí?"