Sarah, presa del pánico, habló con rudeza.
Al oírla, el disgusto del conductor encendió en él una furia ardiente.
En el camino, la plataforma de navegación acababa de enviarle una orden, de la que no se percató. En consecuencia, tomó el camino equivocado. Ya frustrado por el viaje poco provechoso, ahora se encontró con aquella pasajera grosera, lo que aumentó su irritación.