rganta al ver a mi hermano al otro lado de la mesa en la condición que se encontraba.
cadena oxidada que amenazaba con romperse. Y ya era usual, desde que murió Walter y mi abuelo, a mi alrededor
dije para que mi hermano s
dena está oxidada, Alexander deberíamos bajarla — añadió
la comida que con tanto esfuerzo logré preparar. Tal vez temía que mi combinación de es
brería — le dije como única respu
róximo a acabar, y es tu último año antes
a deuda con el Anidado —
ión ya estaba tomada, no me creía capaz de sentarme seis horas en un aula llena de personas ruidosas e
que vibró en la tierra hizo que se callara. La vibración fue tan fuerte que la cadena que soste
carcajada más desestresante de toda mi vida. Alexander, después de que se le pasara el susto, me acompañó un rato riendo, y ahí en ese momento, sólo con la luz del exterior que se cola
ormenta. A pesar del estruendoso ruido que producían las gotas de agua al chocar con
co que grita como niña as
y seguido por mi hermano subí hasta mi habitación, que daba a la cal
tinieblas. Todo parecía ahora normal, los gritos habían cesado. Caminé y me aso
l cielo. Me acerqué más y al calcular más o menos de donde provenía el incendio, un escalofrío recorrió m
eguntó Alex visi
nico que pude musitar a
a. Bajé las escaleras tan rápido que sentía que volaba. Podí
er por entre el techo de las casas los fogonazos que estas emitían, y al h
is huesos. Salí a la calle, estaba oscura y vacía. Solo se distingu
uvia me golpeaban con fuerza y se metían en mis ojos impidiéndome ver. La mitad del camino la pasé con los o
e alguien que se aproximaba a mí con la misma velocidad, me preparé para el impacto, fue fuerte, tanto que caí estrepitosamente en el piso golpe
sus dientes no compartían la misma hilera, pero tenía un bonito cabello rubio, y a pesar de sus aspecto un poco horroroso
con sus ojos, hasta que su expresión cambió, el miedo se desvaneció, miró alrededor
untó mi hermano que
— respondí dándole poca
pitó con fuerza al ver el cúmulo de personas que se asomaban por ella, tuve miedo, las
eía mientras, a paso largo, doblaba
umía poco a poco, sucumbiendo ante el implacable fuego, un fuego tan fuerte que ni la misma lluvia
tantos años y la esperanza del futuro poco
ncesante. El equipo de bomberos llegó tarde, como siempre. La librería s
ombros para que me secara un poco. Estábamos sent
o y había obligado a mi hermano a volver a casa después de que llegaran los bomberos ya que
rme sólo en esa casa llena de recuerdos y silencio?— miré de nue
Además, ¿qué pu
madre lo esperaba en el vientre. Fue el mejor amigo de mi padre y por eso soy su
r, para que hagan los estudios pertinentes y den con lo s
ras que algún día me había dicho el abuelo acudieron a mi mente: “Todo pasa por que tiene que pasar” y tenía razón..
tra vez, no pude respirar, la mirada de aquel hombre me ponía los vellos de punta, de la misma manera que cuando se detuvo frente a la librería el día anterior. Me observó de ar
e a que lo mirara a los ojos, y por su tono de voz me p
í un poco confundido. Jack
ces? — Me quedé un poco sorprendido por su ofrecimiento, pero tenía razón, la casa vieja tenía muchos recuerdos
ufórico y con una rara sonrisa —bu
todo listo para pasa
orme bostezo se apoder
saber de inmediato — Asentí y me puse de pie observando el
ije caminando hacia casa con
— — — — — — — — — — —
ío. Miré de soslayo el candelabro clavado en la mesa y reprimí una risa burlona, hasta entrar en mi
ntos. ¿por qué? Me preguntaba una y otra vez. ¿porque a mí y a mi hermano? No era capaz de encontrar
por el vapor del agua caliente y tuve que u
pero la voz me tembló. Levanté la cabeza y suspiré. Sa
veces, pero no hubo respuesta. Se suponía que debía estar estudiando. Com
ue venían del baño, era Alex hablando con alguien.
cer una pausa supuse que hablaba por el teléfono —si todo está saliendo
mirando a través de la ventana. Al verme se sorprendió y c
s ahí — preguntó
n quién hablabas? —miró la pantalla del m
a era la novia de Alex, un poco extraña, a mi parecer —cumple años en una semana — continuó —le estamos planeand
nté y él se limitó a encogerse de homb
bien con ella —dijo
presión se ensombreció y antes que pud
ó con la cara enterrada en mi pecho,
en su espalda y dibu
ahora que estamos solos? — lo sujeté por los
acer? — comen
como si estuviera cansado
dije y lo apret
nos trabajos extra para
o volverás por allí ¿Oíste? — no contestó, se qued
ien — respondió y yo
e trabajos? —
lgunos y manda
elia que iré a verla mañana, que disculpe la ta
ntenderá —no parec
—me despedí y salí del cuarto
ue tenía retenido en los pulmones. Había olvidado contarle sobre la p
o, pensativo. ¿Sería buena id
uerta, me recosté cruzando las
cama y observé toda mi habitación buscando alguna idea para hacer que me acompañara en ese plan suicida. Mi mirada se cruzó co