365 días para encontrar el amor

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Esme estaba cansada habia pasado la noche entre presentación tras presentación a los socios de su padre, estaba por cumplir los 25. Sabia bien que muchos de los grandes CEO's estaban ahí, no solo por formalizar un negocio, si no mas bien, intentaban negociar sobre ella y su futuro.

Si bien es conocido en el mundo de los negocios, los matrimonios forzados estan destinados a engrandecer las empresas.

Y eso era el claro objetivo de muchos de estos.

Abraham es un hombre de 49 años altivo, inteligente y suspicaz.

Desde muy joven estaba sumergido en el mundo de lo negocios y tenia una familia a la cual adora, nunca pensó en casar a sus hijos por conveniencia, puesto que el se caso con la mujer de la cual se enamoro.

—Buenas noches señor Patterson, es un honor poder estar presente en esta velada mágica, claro contando con la presencia de tan hermoso angel —mencionó Patrick Jobs dirigiéndo su mirada hacia Esme.

—Buenas noches señor Jobs, es todo un placer —respondió Esme, entre más la halagaban, mas la hostigaban, ya que sabia bien porque lo hacian.

—Es todo un placer señor Jobs, pero si me permite debo llevar a mi pequeño angel a descansar —intervino Patterson, sabia que su hija estaba cansada, por su forma hostil de sonreír.

Mientras se dirigían hacia la mansión, se toparon con Abril Babet mejor amiga de Esme.

—¡Alto ahí! —coloco su mano en la cabeza de Esme y cubrió sus ojos —Entregame lo mas sagrado qué tengas.

—Aquí tienes— empujo rápidamente a su padre cerca de ella, estallando en risas.

— Vaya que soy lo más importante para ti hija, me entregaste sin contemplaciones —se toco el pecho fingiendo estar indignado, cuanto amaba a su hija.

—Papá sabias que te amo —sonrió satisfecha al ver el cambio, en el rostro del hombre.

— Y yo a ti princesa, Abril que gusto mi niña, cuida de mi hija, que debo volver a despedir a todos los pretendientes de Esme —se despidió dándoles un beso a cada una, en la frente.

Ya cambiadas y desmaquilladas Esme y Abril se disponían a dormir, cuando escucharon un alboroto, provenía de la sala, Abril tomo una lámpara, mientras que Esme un bate, bajaron conjuntamente, ya que a esas horas no debía haber nadie de la fiesta, mas que su familia.

— ¡¿Cómo es posible que le hagas esto a tu propia nieta¿! —exclamó Abraham enojado, con la presión por los aires.

—Es por el bien de Esme, sabes que nada nos asegurará que alguien quiera embaucarla y quitarle todo, o peor tenerla en la miseria—respondió con total calma Augusto Patterson.

Esme no sabia si sentirse triste o feliz al escuchar eso, creían que podia caer fácilmente en la garras de un idiota o peor aún la creian idiota a ella.

— ¿Abuelo? — exclamo Esme llegando junto a él.

—Esme querida justo estabamos hablando de ti— tomo un par de mechones y lo puse detras de su oreja, mirandola con ternura, amaba a su nieta, por eso eligió un gran futuro para ella.

No obstante, Esme no pensaba lo mismo.