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Amor Clandestino

Amor Clandestino

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Amor Clandestino La historia de Jazmín Zabaleta y Rodrigo De la Sierra. La primera vez que morí, tenía 18 años, cuando me enamoré de Rodrigo, el hombre más guapo del mundo, al que le entregué mi vida, mis sueños y mi corazón, pero para él yo fui sólo un juego, el mejor negocio de su vida y lo que es peor... Su amante. El mejor negocio de mi vida fue Jazmín Zabaleta, me sacó de mi situación económica y gracias a ella tuve la vida de rey, de la que soy digno y cuando pensé que nada podía perder en esa negociación, por ella perdí todo, mi matrimonio pero sobre todo mi corazón... Cayendo con ella, en las redes de un amor clandestino.

Capítulo 1 Rodrigo De la Sierra

Capítulo 1

Rodrigo De la Sierra

Sentí como un dolor en el pecho me atravesaba por completo, era una sensación desconocida e incómoda que me avisaba que algo demasiado malo había pasado. Estaba solo en mi casa, mi matrimonio se había acabado por ese trabajo mal habido que acepté y yo sabía en el fondo que había sido lo mejor, aceptar ese trabajo sucio que me ofreció Dora Zabaleta Fernández porque ese trabajo me llevó a conocer lo que es el amor.

–Rodrigo, tienes que abrirme – Mi amigo Enzo tocaba la puerta de mi casa – Por favor, tengo que decirte algo, es urgente.

–Voy, no es para que hagas tanto escándalo.

Abrí la puerta y dejé pasar a mi amigo Enzo y él apenas entró en mi casa, se sentó en la sala y se cubrió su cara con ambas manos, como cuando estaba desesperado o que no sabía cómo decirme algo.

–Dime ¿Qué te pasa amigo? Vienes y montas un escándalo y solo llegas a sentarte a la sala sin decirme nada.

Si esa era su prisa, no le veía la razón de venir a hacer ese escándalo, para quedarse callado como si nada.

–Rodrigo, desgraciadamente ha pasado algo muy malo y no sé cómo decírtelo – la voz de Enzo, se quebró – Se trata de Jazmín.

– ¿De mí Jazmín? – Pregunté alarmado llevándome las manos a la cabeza – Habla ya, amigo que me estoy desesperando.

–Tienes que ser fuerte, ella está en el hospital y eso no es lo peor – Enzo me miraba cabizbajo – Ella se tomó unas pastillas y se quiso quitar la vida y su estado de salud es de pronóstico reservado.

La noticia que mi amigo acababa de darme, no la podía creer. Esto no podía estar pasando y mi Jazmín no podía haber cometido esa tontería. Ella ama vivir y no es cierto que ella quisiera quitarse la vida, eso no es verdad. Yo tenía que ir a la cafetería para verla, aunque sea de lejos, para darme cuenta de que lo que dice Enzo no es cierto. Caminé como un león enjaulado por toda la casa y Enzo, me abrazó como mi mejor amigo que es y que siempre ha sido.

–Esto no puede ser, Enzo. Debe de haber un error y tengo que ir a la cafetería, tengo que verla por un momento, ella debe estar bien.

–No puedes volver allá, si sus padres o sus abuelos o sus socios de la cafetería te ven, entonces serás hombre muerto. Yo me enteré porque Marina, una de las hermanas de Jazmín, es novia de Max, mi hermano y él me lo ha contado todo.

–No Enzo, esto tiene que ser un error – Me negaba a la verdad – Sabes que Jazmín es alegre y ama mucho la vida, tanto que siempre luchó contra el terrible asma que la aqueja, ella no pudo atentar contra ella misma.

Eso era imposible, ella no se pudo haber intentado suicidar, ella valora mucho su vida, esto no es lo que quieren hacer que creamos, yo conozco muy bien a Jazmín.

–Lo ha hecho y lo siento mucho, tenía que venir a decírtelo personalmente porque sé que necesitabas a tu mejor amigo y eso soy.

Me desplomé en uno de los sillones de mi sala y lloré como no había llorado hace mucho tiempo, desde que era niño es que no lloraba. Empecé a sollozar y después a gritar y a maldecir, sin importar que Enzo estuviera dándose cuenta del lamentable estado en el que yo me encontraba. Por mi cabeza volvían y pasaban las escenas mías con Jazmín, abrazándola y besándola y las de esa noche cuando la hice mía, cuando la hice mujer y me entregó su primera vez.

–Siento mucho por lo que estás pasando amigo, pero no puedo dejar de decirte que te lo dije, nunca debiste aceptar ese trabajo tan bajo que te ofreció esa loca de Dora – Enzo era la voz de mi conciencia – Lo siento mucho, pero si ella muere tú serás el culpable.

–No, ella no puede morirse y si se muere yo me quiero morir con ella. Amo a Jazmín, la siento corriendo por mi cuerpo, como si de mi oxígeno se tratara, tú sabes mejor que nadie, que me terminé enamorando de ella, aun cuando no debía.

Cuando todo debía ser un engaño, yo salí enamorado de mi víctima, la empecé a amar sin darme cuenta y ese había sido un gran problema, algo que no debió pasar, pero aquí estaba viviendo en carne propia las consecuencias, Jazmín tratando de acabar con su valiosa vida.

–Lo sé y por eso te dije que mejor dejaras ese trabajo que solo te trajo dos desgracias, el fin de tu matrimonio con Sandra y el haber dañado a Jazmín.

–Tenías razón, nunca debí hacerle caso a esa desquiciada de Dora y mucho menos aceptar un trabajo que ella me ofreciera. No es justo que ahora, por culpa de mi estupidez, la única mujer que he amado esté así.

–Falta que te diga lo peor, ella no pudo soportar tu engaño y lo que le hiciste y por eso se quiso quitar la vida, lo siento mucho en verdad.

Enzo se sentía mal al decirme todo eso, lo podía ver en su mirada derrotada por venir a decirme a mi casa que la única mujer de la que me enamoré completamente se debatía entre la vida y la muerte. Yo no podía ni acercarme para estar con ella, para decirle que, aunque le hice mucho daño, yo la amo y quiero luchar por recuperarla. No podía hacer eso, porque su familia no me va a permitir que yo me acerque a ella. No lo harán y con justa razón.

Enzo estuvo conmigo la mayor parte del día y más tarde me quedé solo, él tenía que ir a atender sus obligaciones. Por ese trabajo lo había perdido todo, a mi esposa, a mi hijo y a la mujer que amo y nada que hiciera me iba a devolver nada de lo perdido. Me acosté con la mirada fija hacia la nada y entonces sonó mi teléfono, el cual tomé de inmediato, esperando estúpidamente un milagro que Jazmín estuviera fuera de peligro y me pidiera hablar, pero la voz que escuché no era la de ella, era la voz que nunca debí escuchar.

–Hola Rodrigo, te llamo para felicitarte – Era Dora – Te veías muy verde al principio de este trabajo, pero te puliste y ahora no solo hundiste a mi querida sobrina en la miseria, estás a punto de mandarla al otro mundo.

En mala hora me tuve que encontrar con esta demente, que solo le ha traído desgracias a mi existencia, jamás debí aceptar este horrible trato.

–Cállate desgraciada, nunca debiste de aparecer en mi vida. Así no hubiera conocido a Jazmín, pero tampoco le habría hecho daño – Le reclamé – Te odio y personas como tú, son las que se merecen la muerte y no solo eso, merecen todo lo peor del mundo.

–Le bajas a tu berrinche Rodrigo, tú aceptaste el trabajo y el dinero que te ofrecí porque lo necesitabas para el parto de tu mujer y ahora, no me vengas con que estás arrepentido – Dora se reía como una demente – Además, nunca te dije que te enamoraras de esa estúpida de mi sobrina.

–Pues lo hice y no me arrepiento de haberla amado, ella es pura, es inocente y es buena y he sido lo peor que pudo pasarle.

No debí aceptar ese trato con esta mujer tan malvada, no sabía la magnitud de las consecuencias, lo que había visto como un dinero fácil, ahora se estaba convirtiendo en mi verdugo, porque me estaba matando en vida.

–Ya, cuando te diga que te depositaré un dinero extra de lo que ya te di por el trabajito, te pondrás feliz ¿Te parecen bien unos cuantos millones de pesos?

Qué mujer tan desgraciada, alegrándose por la situación tan lamentable en la que se encuentra su sobrina, y ofreciéndome más dinero como si yo se lo hubiera pedido, yo no quiero su sucio dinero, por eso es que la mujer que amo está muriendo.

–No quiero nada de ti, Dora, y es más, te voy a devolver todo lo que me pagaste. No quiero nada que me recuerde, que la mujer que amo se está muriendo por mi culpa – Declaré – Tendrás de vuelta, hasta el último peso que me diste.

–De acuerdo, aunque eso no le devolverá la vida a tu amada Jazmín – Me recalcó la muy desgraciada – Ella está muy grave en el hospital y dudo mucho que salga de ese estado. Sí llega a morir, te aviso para que le mandes un ramo de flores.

Corté la llamada con esa desgraciada de Dora y lloré toda la noche, pidiendo a toda la corte celestial que salvara a la mujer que amo, porque yo sin ella me muero y después me puse a recordar, para volver a vivir, todo lo hermoso que viví con Jazmín, desde el día que la conocí.

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