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Ceo, no te fijes en mí

Ceo, no te fijes en mí

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Sophia, una mujer audaz, eficiente y dedicada a su trabajo como asistente de cirugía, se encuentra en una encrucijada cuando se ve irresistiblemente atraída por su jefe Noah. A pesar de su mutuo interés, Sophia toma la difícil decisión de renunciar para evitar complicaciones en el trabajo y con la amante de turno que tiene Noah, sin embargo, el destino tiene otros planes pues su romance se hará público, y el padre de Kate hará todo para que su hija no se quede sin Noah, así que motivada por los celos y la rivalidad conspirarán para sabotear la profesión de Sophia, un accidente amenazará su vida, y Noah tendrá que tomar decisiones inesperadas y en silencio decidir entre el amor y el deber. Tendrá que elegir entre el bienestar de la mujer que ama y la reputación de su empresa

Capítulo 1 Llamadas inesperadas

— Señor Noah, Kate ha llamado, quiere comunicarse con usted urgentemente, ha dicho que le ha marcado a su celular, pero no responde por eso ha llamado al teléfono de la clínica — le dijo su asistente, mientras Sophia, que realizaba el trabajo orientado por su jefe, solo pudo levantar la mirada con ironía ante eso, odiaba que las mujeres fueran tan hostigosas con los hombres

— Por favor, Devan, para Kate todo es urgencia cuando se trata de molestar, si vuelve a marcar dile que le hablo luego, o simplemente no le respondas, debe entender que en horario laboral nadie debe molestarme — respondió Noah y Devan salió rápidamente del consultorio a cumplir lo que acababa de mandar, el Doctor estaba algo fastidiado por la actitud de esa mujer con la que eventualmente se acostaba, y con la que no quería tener un vínculo más personal que ese, le interesaba únicamente su cuerpo, no su voz ni su risa ni su mirada mucho menos su insistencia, la había metido en su cama porque era una hermosísima doctora, la más destacada por su trabajo en el sector público, a la cual había conocido por la amistad entre sus padres, y aunque su padre soñaba con que se casaran, él jamás haría eso

Ante esa respuesta, Sophia que estaba completamente concentrada en su trabajo, puso los ojos como plato del asombro, su jefe realmente era un idiota igual que el resto, y volteó a verlo con una mirada acusadora, y con ganas de gritarle: Eres un patán, pero ante eso Noah solo pudo devolverle una sonrisa.

— Sophia es realmente bella y muy aplicada en lo que hace — pensó Noah cuando la vio escribiendo en su mesa lo que le acababa de orientar, pues ninguna otra empleada era tan disciplinada como ella, pero su celular seguía vibrando con insistencia en su bolsillo, ahora sabía que se trataba de Kate, por lo cual ni siquiera se molestaría en sacarlo para responder.

En verdad que la asistente de cirugía era una mujer muy encantadora, solo que Noah había preferido ignorarla porque su forma de ser era tan distinta a las tipas con las que estaba acostumbrado a relacionarse, Sophia era trabajadora, estudiosa, muy de hogar, pero sobre todo incapaz de voltear a verlo como lo hacían las otras o como le insistía Kate, o cualquier mujer que lo conociera, como solía pasarle siempre, y era eso quizá, lo que a Noah le estaba martirizando, por qué ella no se atrevía mirarlo con deseo, y lo respetaba tanto, pero más aún cuando le sonreía.

Quizá los doctores de base ni se fijarían en ella, pues a pesar de ser linda, era una mujer sencilla y muy preocupada por los afanes del trabajo más que de la fiesta, así que odiaban cuando la invitaban a salir y ella los rechazaba con escusas de: No puedo, tengo mucho trabajo, lo siento tengo que ir a casa, quizá después hoy debo cuidar a mi madre, no no puedo tengo un asunto familiar. Pero Noah, que era el dueño y director de las clínicas más prestigiosas de California, se había detenido a mirarla y a descubrir en ella cosas maravillosas, actitudes que el resto no miraba, o como si eso que el resto despreciaba, para él era lo más bonito que había en ella, había notado, además, lo brillante que era su cabello, su piel clara y limpia, su rostro cubierto de pecas y su sonrisa genuina.

Pensaba en todo eso cuando Sophia volteó a mirarlo para mostrarle que el expediente estaba listo — Doctor, estas pacientes han estado esperando su cirugía desde hace mucho tiempo, pero al fin podrán ser atendidas, no cabe duda que hemos estado muy saturados últimamente — dijo mientras le entregaba las hojas

— Claro, me he dado cuenta y eso es algo bueno para nosotros, somos muy reconocidos y nuestra fama trasciende — dijo Noah sin poder evitar mirarla, su voz le parecía tan suave, como recostarse en una almohada de algodón

— Ummm, pues no lo sé. Ha sido una semana agotadora, Ava y Willian se han comprometido demasiado con las cirugías estéticas, y se han olvidado de las más importantes, que son estas mujeres con cáncer, ojalá eso no cree un problema superior, porque en verdad si yo fuera ella me quejaría sobre lo que ha pasado entonces la fama ya no sería por buenos — insinuó Sophia demostrando su inconformidad mientras ordenaba los papeles sin siquiera mirarlo, algo que para Noah fue un punto más para agregar a su cúmulo de pensamientos, pero sobre todo le impactaba la preocupación de ella por los demás y además que estaba más pendiente que él, de todo lo que pasaba en la clínica y eso solo demostraba su gran capacidad e inteligencia.

— ¿Y vas a asistir la cirugía de hoy, la de la modelo Enma, verdad? — Preguntó Noah con curiosidad, incapaz de contradecirle lo que acababa de mencionar.

— Por favor, Doctor, pero si estoy rabiando porque se han dedicado a eso y no a procurar la salud, ya he hablado con Ava, que no cuente conmigo

— Entonces quien va a ayudarle — carraspeó Noah algo preocupado, pues sabía que ella era la única buena entre tantos asistentes, y se había comprometido con Enma para brindarle una buena atención

— Desde luego que no seré yo, doctor, mis turnos han quedado bien para atender las cirugías de salud y no esas tonterías estéticas, pues me parece que estoy colaborando con la estupidez — indicó Sophia con determinación en sus palabras, pues le molestaba demasiado que las mujeres se preocuparan tanto por su apariencia y no por su inteligencia, además no estaba dispuesta a quedarse esa noche.

A lo inmediato Noah se quedó maravillado por la capacidad que tenía Sophia para retarlo en situaciones difíciles, nadie nunca antes se había atrevido a negarse a su trabajo ni a hablarle de esa manera sobre las cirugías estéticas.

— Entonces quién lo hará, porque Ava no puede quedarse sola en esa cirugía, son demasiados cambios y la doctora necesitará de un asistente — dijo Noah preocupado

— Umm, pues pensé que Ava ya te lo había comunicado y que ya habías asignado a alguien más — gruñó Sophia un tanto molesta, odiaba las irresponsabilidades y sobre todo que Ava aún sabiendo la situación no lo comunicara

— No, hasta ahora me entero y alguien tendrá que ayudar porque ya sabes como es Enma y no quiero problemas con ella, pues sé que es capaz de desprestigiar a la clínica si no la atienden bien y Ava no podrá hacerlo sola — agregó Noah, motivándola a hablar, quería saber si encontraba una forma para solucionarlo, esa mujer lo estaba volviendo loco y sentía que le provocaba una obsesión grande tenerla ahí frente a él, para poder observarla, y aunque a pesar de que llevaba trabajando en su clínica desde hace ocho meses, antes no se había dado cuenta de eso, sin embargo últimamente se estaba sintiendo demasiado atraído por ella, sobre todo cuando Sophia cumplía sin chistar lo que él le pedía, demostraba su inteligencia, era amable con él, y además lo ignoraba con facilidad.

— Bueno, pues voy ahora mismo a hablar con los otros asistentes para hacer el cambio de turno porque ya me he comprometido a salir esta noche y no voy a arruinarlo por la irresponsabilidad de Ava al no avisarte — añadió dando la vuelta cerca de Noah, eso provocó que pudiera sentir su perfume preguntándose con quién iba a salir y por qué le era tan importante como para cambiar de turno. Estaba claro que Sophia era una mujer muy capaz, responsable, eficiente en su trabajo y sobre todo muy hábil para solucionar cualquier situación

— No, vete, no hagas nada, nadie querrá cambiar de turno a último momento, voy a ayudarle yo — Dijo Noah intentando detenerla para que no se marchara, necesitaba seguir admirándola

— Ah sí, por favor, como vas a ponerte en esas, déjalo así, ni modo por responsabilidad propia, voy a quedarme — respondió Sophia redimida a su trabajo, el cual cuidaba demasiado, y era consciente de que no tenía más opción que obedecer a su jefe. Noah sonrió satisfecho e intentó mostrarse como un CEO agradable, y no como el gruñón y antipático que solía ser con el resto.

— Pero es que es la verdad, nadie querrá hacerlo, es demasiado tarde y no quiero que pierdas tu cita — insinuó Noah para obligarla a contar con quién saldría, ni siquiera él mismo podía entender porqué le preocupaba saber eso, pero la curiosidad lo estaba angustiando, llevaba varias semanas observando a Sophia deseoso de conocerla más allá de su bata blanca

— ja, ja,ja ¿Cita? Quién habló de cita — murmuró Sophia entre risas burlonas

— Tú, dijiste que saldrás esta noche — explicó Noah asombrado porque Sophia se estaba riendo y no a la defensiva como solía hacerlo siempre

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