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Yo soy mía. No pertenezco a ningún hombre. Nadie pondrá un mano sobre mi, y si lo hace.... Entonces, se topará con el fuego de mi ira.
Yo soy mía. No pertenezco a ningún hombre. Nadie pondrá un mano sobre mi, y si lo hace.... Entonces, se topará con el fuego de mi ira.
Desde hace poco más de cuatro años vivimos aparentemente en paz. Digo aparentemente porque siempre andamos vigilando por encima del hombro, buscando una huella de nuestro mayor enemigo.
Mi hermana, Amira, se ve feliz. Es toda una madraza. Su esposo Amhed siempre está pendiente de su hijo Jasman. Ambos se notan muy enamorados.
Eso del amor no va conmigo. Mi corazón se ha vuelto de piedra. Yo jamás seré de nadie. Yo soy mía.
-¿En qué piensas, tía Basima? Hazme un cuento.
Jasman tira de mi falda, devolviéndome a la realidad. Estos momentos con mi sobrino son los mejores de mi vida.
-Estaba pensando en que... -sonrío mientras me le acerco muy lentamente- ¡en que te voy a comer!
Entre risas y correrías por el jardín de la mansión se nos va el tiempo. Los guardias que nos observan deben pensar que estoy loca... Pues que piensen lo que quieran.
Me dejo caer encima de un banco del jardín. Hacerme la muerta es uno de nuestros pasatiempos preferidos. Aunque Jasman sabe que no es cierto, siempre me sigue el juego, pero esta vez ha tardado demasiado tiempo en reaccionar. Algo sucede, algo extraño.
Abro los ojos con lentitud, temerosa de que mis pesadillas más oscuras se vuelvan realidad.
Mi mirada se tropieza con dos hombres vestidos con harapos. Uno de ellos sostiene a mi sobrino por los aires. Con una de sus enormes manos tapa la boca del niño mientras el pequeño se menea sin lograr escapar de su agarre.
Yo debería pedir ayuda, pero la voz se me ha quedado atrapada en la garganta. Aunque lograse gritar, dudo que los guardias me escuchen. Nos hemos alejado mucho de la casa.
-¿Y qué hacemos con la chica, Ramiro? -pregunta el hombre, que sujeta a Jasman, a su compañero.
Ambos intercambian una sonrisa burlona. Me recuerdan a aquellos malhechores que abusaron de mí hace ya algún tiempo.
-Se me ocurren muchas cosas divertidas, Pedro -responde el otro bandido mientras se me acerca.
Su mirada me desnuda a pesar de que llevo mucha ropa cubriendo mi cuerpo. Aunque hemos abandonado Arabia y sus costumbres para instalarnos por completo en España, no me he acostumbrado a la ropa occidental. Parezco una monja.
-Se viste semejante a una monja. -Ramiro parece haberme leído la mente. Ha dicho justo lo mismo que yo había pensado.- Vamos a arrancarle su tanto trapo y tengamos mucho sexo con ella. Ya se me está poniendo el miembro duro.
Los ojos me traicionan. Se clavan en su entrepierna. Es enorme.
Unas manos jalan mi blusa mientras otras me empujan. Doy un paso atrás, tratando de alejarme, pero pierdo el equilibrio y caigo sobre el banco. La frialdad del mármol se clava en mis heridas recién hechas.
Ramiro, se coloca sobre mí y se abre paso a través de la falda.
En vano forcejeo. En vano clavo mis uñas afiladas en sus brazos. En vano me revuelvo como fiera en celo. Su cuerpo pesado aplasta por completo al mío. Me cuesta respirar.
Van a violarme una vez más. Lo peor es que será delante de mi sobrino.
Cierro los ojos ante lo inevitable, pero el llanto de Jasman me llena de fuerzas para pelear. Entonces, lanzo una patada a la entrepierna del hombre y logro hacerle a un lado. A toda velocidad, me tiro al suelo y corro hacia el bandido que sujeta a Jasman. Ya que mis puñetazos poco podrían dañarle, clavo mis dientes en su brazo, esperando un milagro.
-¡Déjale ir! -Forcejeo con fuerza.- Es solo un niño pequeño. Hazlo y te juro que haré lo que deseen.
El hombre que tengo a mis espaldas se levanta del suelo y se aferra a mi cintura. Me aprieta con fuerza, clavando sus enormes dedos en mi piel.
-¡No necesito tu consentimiento, perra! -afirma con furia-. Haré contigo lo que me dé la gana o si no...
El otro tipo coloca un cuchillo cerca del cuello de mi sobrino y yo asiento sin protestar. Temo que, de lo contrario, cumplirían sus amenazas.
Estoy perdida. Como oveja obediente me dejo guiar hacia el banco. Que esos bandidos hagan de mi lo que quieran. Lo más importante es Jasman.
De repente, un tercer hombre zafa el agarre que sujeta mi muñeca. Es alto, erguido y se mueve con aires de jefe. ¿Estaremos... salvados?
-¿Que hacen, idiotas? -gruñe él con mal genio.
-Queremos divertirnos un rato con la chica. ¿No se puede? -masculla el sujeto que sostiene a Jasman.
-¡Por supuesto que no! -exclama el tercer hombre sin siquiera mirarme-. Tenemos una misión y hay que cumplirla. Dejen ya de actuar como un par de niños.
Aún no me calmo por completo, aunque ya no siento tanto miedo. Al parecer este sujeto no es un desalmado.
Levanto la cabeza con lentitud. Quiero agradecerle, pero antes de que consiga hablar, él da una orden.
-El objetivo es el niño. ¡Maten a esa mujer!
-¿Por qué matarme? -pregunto al instante y sin titubear-. Podría serles útil. Si vivo, el niño será más fácil de manejar. Prometo no darles trabajo y complacerles en todo lo que deseen.
Ando muerta de miedo, pero no lo demuestro. Por amor a Jasman soy hasta prostituta.
Los dos hombres miran al tercero de ellos, esperando la confirmación.
-Lo que dice tiene cierta lógica -afirma Ramiro-. De ese modo, la perra pagará el daño que me hizo.
-¡He dicho que la maten cuánto antes! El jefe pidió que le llevásemos al niño. Eso es lo que haremos.
Los dos subordinados se miran entre sí buscando el valor para cumplir la orden. Pasa un segundo, dos, tres... Ninguno de nosotros se mueve. Yo siquiera respiro.
-Hazlo tú, Ramiro -indica el tercer hombre-. Será como aplastar una cucaracha.
Las manos de Ramiro tiemblan. Se ha puesto demasiado pálido. Por un instante, pienso que me defenderá, pero no duda en empuñar la pistola y colocarla en frente de mi rostro.
-¡Dispara, pendejo! -Repite el tercer hombre.
Jasman se tapa los ojos para no ver.
-¡Ponte de rodillas! -me ordena Ramiro.
El miedo no me controla. Si ha llegado mi hora de morir, lo haré con la frente en alto.
-¡Dispara! -le digo-. Jamás me arrodillaré delante de un bandido.
El hombre acerca aún más el arma y chilla:
-Es una pena que tenga que matarte. Me encantaría quitrate las malas pulgas esas que tienes, pero lo ha ordenado Gustavo y las órdenes siempre hay que cumplirlas. ¡Nos vemos en el infierno, perra!
Yo soy mía. No pertenezco a ningún hombre. Nadie pondrá un mano sobre mi, y si lo hace.... Entonces, se topará con el fuego de mi ira. Segunda parte de NO SOY DE NADIE saga Soy.
Amira Salem est une jeune arabe qui incarne l'accomplissement d'une prophétie. Son père l'engage en mariage, mais quelques jours avant le mariage, sa vie change. Au milieu d'agressions armées, d'enlèvements et d'une marche à travers le marché noir des esclaves, elle rencontrera le plus grand ennemi de sa famille, un jeune homme poussé par la vengeance qui la déteste juste pour ce qu'elle est.
Amira Salem es una joven árabe que personifica el cumplimiento de una profecía. Su padre la compromete en matrimonio, pero pocos días antes de la boda su vida cambia. En medio de asaltos armados, secuestros y un paseo por el mercado negro de esclavas conocerá almayor enemigo de su familia, un joven guiado por la venganza que la odia sólo por ser quien es. En algunas plataformas, esta historia aparece con el nombre Yo soy mía.
Dante es un mujeriego que escuda su mala conducta tras una maldición familiar. Cuando la aversión de los habitantes del poblado le obliga a marchar a la ciudad, se reencuentra con las dos muchachas más importantes de su pasado: Jimena, la que le dio calabazas y Patricia, su única amiga. Esta última afirma haberse convertido en una bruja y le concede tres deseos. Ya sea utilizando el Manual de Conquistas y Reconquistas de la reconocida psiquiatra Nambindengue o echando mano a la improvisación, Dante tendrá que replantearse su estilo de vida. En algunas plataformas, esta historia aparece con el nombre Mujeriego maldito.
Linsey fue abandonada por su novio, quien huyó con otra mujer el día de su boda. Furiosa, ella agarró a un desconocido al azar y declaró: "¡Casémonos!". Había actuado por impulso, pero luego se dio cuenta de que su nuevo esposo era el famoso inútil Collin. El público se rio de ella, e incluso su fugitivo ex se ofreció a reconciliarse. Pero Linsey se burló de él. "¡Mi esposo y yo estamos muy enamorados!". Aunque todos pensaron que deliraba. Entonces se reveló que Collin era el hombre más rico del mundo. Delante de todos, se arrodilló y levantó un impresionante anillo de diamantes mientras declaraba: "Estoy deseando que sea para siempre, cariño".
Ellos eran vecinos, sus casas estaban pagadas. Emanuel era engreído y hasta déspota en su manera de actuar, y le molestaba bastante que su vecinita prescindiera de su saludo y que con su hermano fuera pura simpatía. Hasta que coincidieron una madrugada, a la salida de una discoteca y terminaron teniendo relaciones sexuales. Al día siguiente él la humilló apenas la vio, es que estaba acompañado por su futura esposa y evitó problemas. Solange sintió que el mundo se le venía abajo, la noche anterior le había entregado su virginidad y creyó que habían comenzado una relación. Las consecuencias llegaron al mes siguiente, cuando a Solange le faltó la regla, ella, con odio hacia Emanuel, por las humillaciones recibidas, nunca confesó de quién era el bebé. Sus padres estaban avergonzados de que su hija adolescente estuviera embarazada y la enviaron a Italia, con una tía que nunca pudo tener hijos. La vida cambió para Solange, porque fue recibida con verdadero cariño. Años después, al fallecer su tía, ella se convirtió en la dueña de un imperio económico. Sus caminos se cruzaron nuevamente al tener negocios en común, en dónde ella tenía el poder. La vida para Emanuel, en el plano personal, había cambiado, descubrió que su esposa lo había engañado, que el que creía su hijo, no lo era y que el interés de la mujer que tenía a su lado, era lo que regía su vida. Sin embargo, él seguía siendo el arrogante como siempre. La atracción que sentía por Solange era tan fuerte, que se convirtió en una obsesión, pero al no reconocerlo, solamente planeaba hacerla pasar malos ratos, desatando momentos desopilantes, porque Sol siempre lograba dar vuelta la situación y dejarlo mal parado. Hasta que descubrió que tenían un hijo en común y dejó de lado su infantil comportamiento, dando paso a un amor pocas veces visto.
Madisyn se quedó de piedra al descubrir que no era hija biológica de sus padres. Luego la verdadera hija de esa familia le tendió una trampa, haciendo que la echaran de casa y se convirtiera en el hazmerreír de todos. Creyendo que era hija de campesinos, Madisyn se sorprendió al descubrir que su verdadero padre era el hombre más rico de la ciudad y que sus hermanos eran figuras de renombre en sus respectivos campos. Todos la colmaron de amor, solo para enterarse de que Madisyn tenía un próspero negocio propio. "¡Deja de molestarme!", dijo su exnovio. "Mi corazón solo pertenece a Jenna". "¿Quién te crees que eres? ¿Mi mujer siente algo por ti?", reclamó un misterioso magnate.
Para pagar la deuda, desesperada y sin opciones, ella sustituyó a la novia y se casó con el hombre quien era conocido como un diablo al que todos temían y respetaban. Él le dio un mordisco a su dulzura y gradualmente se sometió a la lujuria adictiva. Antes de que se diera cuenta, ya era incapaz de liberarse de ella. El deseo desencadenó su historia, pero ¿cómo continuaría este amor condicional?
Darya pasó tres años amando a Micah, adorando el suelo que pisaba. Hasta que su abandono y el abuso de su familia finalmente la despertaron a la horrible verdad: él no la ama. Nunca lo hizo, nunca lo hará. Para ella, él es un héroe, su caballero de brillante armadura. Para él, ella es una oportunista, una cazafortunas que planeó su camino en su vida. Darya acepta la dura realidad, reúne los pedazos destrozados de su dignidad, se divorcia de él, recupera su nombre real y, reclama su título como la heredera multimillonaria más joven del país. Sus caminos se vuelven a cruzar en una fiesta. Micah observa a su ex esposa cantar como un ángel, romper la pista de baile y luego frustrar a un malintencionado con una patada giratoria. Se da cuenta, con retraso, de que ella es exactamente el tipo de mujer con la que querría casarse, si tan solo se hubiera tomado la molestia de conocerla. Micah actúa con prontitud para recuperarla, pero descubre que ahora está rodeada de solteros elegibles: CEO de alto poder, bioquímico genio, cantante premiado, playboy reformado... Peor aún, deja bastante claro que ha terminado con él. Micah se prepara para una batalla cuesta arriba. Él debe demostrarle que todavía es digno de su amor antes de que ella se enamore de otra persona. Y el tiempo se está acabando.
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentía vacío, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".
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