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Giovanni "Gio" Rossi es un hombre que vive en las sombras del crimen organizado de Nueva York. Como capo de una de las familias mafiosas más temidas, su vida está marcada por el poder y el peligro constante. Sin embargo, su mundo da un giro inesperado cuando conoce a Isabella, una joven artista cuyo espíritu libre y corazón puro no saben nada de la verdadera vida de Gio. Su romance, lleno de pasión y secretos, se mantiene oculto mientras Gio lucha por proteger a Isabella de la oscuridad que lo rodea. Pero la frágil paz se rompe cuando un cartel de "Se Busca" con el rostro de Gio aparece en todos los rincones de la ciudad. Las bandas rivales descubren su amor y ven en Isabella un objetivo perfecto para herir a Gio. Al mismo tiempo, la policía intensifica su búsqueda, poniendo en peligro no solo a Gio sino también a la mujer que ama. Ahora, con enemigos a cada paso y el constante peligro acechando, Gio debe hacer lo imposible para mantener a Isabella a salvo. Mientras esquivan balas y se entregan a besos furtivos, su amor se pone a prueba como nunca antes. En un mundo donde la traición está a la vuelta de la esquina y cada día puede ser el último, Gio y Isabella luchan por sobrevivir y por mantener su amor intacto. "Entre Balas y Besos" es una emocionante historia de amor y supervivencia en el corazón de la mafia, donde el amor verdadero es el único refugio en medio del caos y la violencia.
La noche era enigmática, un velo de misterio cubría las calles de Nueva York mientras la neblina se arrastraba sobre el pavimento húmedo. Giovanni "Gio" Rossi caminaba junto a su hermano Matteo y su mano derecha, Carlo, en un recorrido rutinario por el territorio de su familia. Las luces parpadeantes de los letreros y el murmullo distante del tráfico creaban una sinfonía de sombras y sonidos.
Gio, siempre alerta, tenía una mirada fría y calculadora, una que no permitía distracciones. Pero esa noche, el destino tenía otros planes. Al doblar una esquina, se chocaron con alguien. Gio apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando una figura menuda tropezó con él. Un destello de confusión cruzó sus ojos mientras su mano, casi por instinto, se cerraba alrededor de un objeto pequeño y frío: un celular.
- Lo siento!- exclamó una voz femenina, apurada y un poco asustada. Isabella Conti recogió apresuradamente sus cosas del suelo sin darse cuenta de que su teléfono había quedado en la mano de Gio. Antes de que pudiera decir algo más, ella se escurrió entre la multitud, desapareciendo en la noche.
Gio miró el celular en su mano, sin intención alguna de robarlo, simplemente se había quedado con él por accidente. Pero algo lo detuvo cuando pensó en devolverlo de inmediato. Matteo y Carlo intercambiaron una mirada, pero no dijeron nada. Justo en ese momento, el teléfono de Gio vibró en su bolsillo. Lo sacó y vio un mensaje de Salvatore Rossi, su padre.
No decía más, pero Gio sabía que si su padre enviaba un mensaje así, era importante. Guardó el celular de Isabella en su bolsillo, su mente ya volviendo a asuntos más apremiantes.
Horas más tarde, Isabella llegó a su pequeño apartamento, agotada y con la cabeza llena de imágenes del ajetreo del día. Fue entonces cuando se dio cuenta de que su celular no estaba en su bolso. Buscó frenéticamente por todos lados, pero era inútil. Desesperada, se dejó caer en el sofá, convencida de que alguien se lo había robado.
-Maldición, lo he perdido,- murmuró para sí misma, con una mezcla de frustración y resignación. A lo lejos, la ciudad seguía rugiendo, ajena a la pequeña tragedia de Isabella.
Mientras tanto, Gio examinaba el celular, preguntándose quién era esa mujer que había irrumpido en su noche. Sin saberlo, esa pequeña colisión había desencadenado una serie de eventos que los unirían de una manera que ninguno de los dos podría haber anticipado. En el laberinto de la ciudad, entre balas y besos, comenzaba una historia que pondría a prueba sus mundos y sus corazones.
Ella se casó en secreto con una superestrella; sin embargo, su estado civil se mantuvo en conocimiento público. Ella lo amaba como a un perro, tan leal, tan sin vergüenza, pero él la alejaba constantemente solo por su egoísta razón de tomar venganza contra su madre. Después de su divorcio, ella accidentalmente se acostó con un atractivo desconocido cuyos ojos azules exudaban un atractivo sexual extremo, atrayéndola a una inevitable atracción fatal. Él era tan tranquilo y gentil, prometiéndole la felicidad eterna. "¿Ms. Cathryn Riley, se casará conmigo?" Su expresión era seria y sincera. Los dedos delgados del hombre sostenían una caja redonda de terciopelo rojo muy delicada y hermosa; dentro había un anillo de diamante exquisito. Asustada emocionalmente, ella le respondió, "He sido divorciada una vez. Espero que no me haga divorciar por segunda vez de nuevo." Keith sonrió y respondió suavemente, "Mi mundo nunca se ha centrado en nadie. Pero en los días venideros, mi mundo se centra en ti". Ella estaba tan conmovida que no pudo evitar llorar lágrimas de felicidad. Estar con él le trajo una alegría eterna y su promesa eterna reemplazó su sufrimiento por el matrimonio fracasado.
Ellie se conforma con gobernar su manada sola. Eligiendo llamarse Luna en honor a su difunta madre. Ella piensa que no necesita un Alfa, confiando en su padre, Michael, para que la ayude con lo que sea necesario. Michael no sólo quiere retirarse, sino que quiere tener nietos. Cuando se le ocurre la idea de celebrar un torneo para que los Alfas vecinos puedan competir por su mano, Ellie acepta a regañadientes. Lo que no planea es enamorarse de uno de ellos. Se queda extasiada cuando descubre que River siente lo mismo, pero aún así él debe ganar el torneo para hacerla suya. ¿Ganará River el torneo y su mano, o uno de los otros Alfas luchará por el premio mayor?«La última Luna» es una historia creada por ID Johnson, autora de eGlobal Creative Publishing.
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Una joven novicia, obligada por su madrastra, se prepara para ser monja, mientras su hermanastra, busca casarse con un hombre rico, incentivada por su madre, para recuperar la vida de lujos que antes llevaban. Un hombre, rico y poderoso, enamorado de una mujer casada, obligado por su familia, busca una esposa, que sirva para recibir su herencia, mientras sigue con la mujer que ama.
"Estuve enamorada del CEO dominante, Credence Scott, durante diez años. ¡Y finalmente me casé con él! Se suponía que yo era una mujer feliz que se casaba con la persona que amaba. Sin embargo, Credence me odiaba. En nuestro matrimonio de cuatro años, rara vez se acostó conmigo y me culpó por matar a su padre. Nunca hice eso. ¡Fue mi hermana, Rosalie, quien me había tendido una trampa! La parte más desconsolada fue que Credence nunca creyó en mí. Bien, será mejor que acabe con mi vida. Pero fue entonces cuando Credence me reveló su ternura... "