Me Cambiaste La VIDA

Damelis

París Francia

Esto no podía estar sucediendo, era increíble estar viviéndolo después de ser una de las mujeres más exitosas y trabajar durante 3 largos años en Fragrance (Fragancia) la empresa que me abrió las puertas al graduarme y por culpa de un chisme de pasillo fui despedida, lo peor de todo, fue que no me dieron la oportunidad de escuchar mi versión. Simplemente dijeron; precedimos de tus servicios ya conoces la salida... no podía creerlo mi alma estaba rota y con cajetas en la mano, tuve que salir por la puerta de atrás, esquivando las miradas y las risas, que se sentía tras de mí. Me quería morir, el caos emocional era existencial, no había manera de salir de ese estado y como pude baje las escaleras, agilice mis pasos para después encontrarme con un parque. De inmediato me quite los tacones, arrodillándome en el césped y así poder contemplar, cómo el mundo se había puesto en mi contra. Las lágrimas recorrían mis mejillas, mientras que el viento soplaba sin cesar suavizando mi rostro.

Ese día estaba tan perdida, que ni siquiera note al hombre que estaba tras de mí. El simplemente me llamo por el nombre y al girar mi rostro pude notar que se trataba de Roberto Domenech... el dueño de la empresa de cosméticos Dernir Parfum (Último Aroma) competencia número uno de Fragrance (Fragancia). Había escuchado hablar tanto del el "cosas horrorosas" claro, por parte de mis ex jefes pero no tenía el gusto de conocerlo, sin embargo me saludo de una forma cordial, con su acento francés y respondí con una medio sonrisa fingida, levantándome del césped para después secar las lágrimas que tenía en el rostro, sin decirme más palabras me dio su tarjeta para que llamara y así poder apartar una cita ya que estaban necesitando una diseñadora gráfica y se había escuchado que Damelis Castilie iba hacer despedida. El reconoció que soy excelente en mi trabajo y yo reconocí que estaba despedida, solo me miro por unos cuantos segundos para después decirme, que Cristian Dobaran cometió un gravísimo error al despedirme., sin más preámbulos estrecho mi mano y siguió por el mismo camino que conduce a la vía principal subiéndose en su carro, ¿es un señor agradable? Me dije volviendo a sonreír.

Un mes después.

Admito que estoy nerviosa entrar a la empresa, que era mi competencia no es nada fácil, pero como es una entrevista de trabajo tengo que estar lo más tranquila y presentable. Por eso me he puesto un vestido de color amarillo cuello en v, entallado al cuerpo hasta mis rodillas, con unos tacones de color blanco y por supuesto, mi cabello negro en ondas ya que dan el toque de elegancia con los sencillos accesorios que escogí. Camino a rápido y solo el sonido de mis tacones retumban en la recepción, llamando la atención de todo el personal que se encuentra laborando. Sigo caminando ya que no me gusta que detallen mi cuerpo, hasta que llego al elevador, entrando en él y cuando las puertas de este se abren, una señorita muy amable me atiende.

―Bonjour (Buenos días) Oh... ―Saluda sorprendida en francés y tal parece que en esta empresa la mayoría habla así.

―Buenos días soy...

―! Damelis Castilie! De Fragrance (Fragancia) ―Termina la palabra volviéndome a recordar que trabaje en esa bendita empresa.

―!Exacto! tengo una cita con Roberto Domenech ―Digo sin tantos rodeos total, así me conoce toda Francia.

―El señor Domenech no podrá atenderla... en su lugar estará Fernando Domenech, su nieto ―Me informa esta mujer ¡¿y si?! Me siento como pez en tierra, si antes me sentía incomoda con su abuelo ¿Cómo será con el nieto?

―Claro ―Contesto amable.

Ella me da las indicaciones exactas para que llegue a la oficina de presidencia « ¿presidencia?» me pregunto sin embargo, camino en silencio con esa pregunta en mi cabeza y una vez estando en la puerta decido dar unos leves golpecitos respirando profundo, ya que estoy nerviosa... xd es la primera vez que hago una entrevista.

―Adelante ―Escucho una voz masculina.

Y con toda esta sensación que brota en mi cuerpo decido entrar.

―Bonjour Mademoiselle Castilie (Buenos días señorita Castilie) ―Vuelvo a escuchar su voz y esta vez no hay vuelta a tras decido mirarlo, encontrándome con un hombre alto de piel blanca aproximadamente de unos 28 años de edad, cabello rubio y ojos azules, que hipnotizan a cualquiera, el típico galán de película, dueño de una importante empresa que cautiva con tan solo sonreír.

―Buenos días ―Contesto tímida y nada más me observa de pies a cabeza hasta clavar sus ojos azules con la oscuridad de los míos, invitándome a tomar asiento.

Una vez me acomodo vuelvo a mirarlo ―La escucho ―contesta dejándome sin palabras, se supone que él, es quien debe hablar primero no yo.

―Tenía una cita con Roberto Domenech, la secretaria me dijo que usted me atendería ¿Puedo preguntar porque? ―Indago ante su atenta mirada.

―Mi abuelo falleció hace 3 semanas, los medios se encargaron de dar la noticia ¿No lo supo? ―Me informa y ahora sí que me deja shock.

―No estaba en la ciudad... lo siento ―Me defiendo viendo su rostro un poco entristecido pero bien que lo disimula. Rueda su silla hasta llegar a una de las gavetas que está detrás de su espalda, la abre sacando una carpeta para después levantarse.

―Damelis Castilie edad: 23 años, diseñadora gráfica último trabajo en Fragrance... ―Hace pausa allí ―La competencia ―Expone y nada más me lo quedo mirando este hombre investiga a todo su personal o que.

―Espero no incomodarla, es normal estar al tanto de todas las personas que entran y salen principalmente las que vienen de ciertos lugares que no son agradables para nosotros entiende, ¿No? ―Pero que pesado, qué diferencia hay entre su abuelo y el.

―Claro que si... pero antes permítame decirle, que fue el señor Roberto quien me busco, ya que usted no le parezca es diferente y como eso es lo que estoy sintiendo., creo que esta entrevista se termina aquí ―Sentencio levantándome de la silla, pero cuando estoy a punto de llegar a la puerta me vuelve hablar.

―Si mi abuelo la busco por algo fue ―Dice y continua ― En cuanto al puesto, es suyo si eso es lo que quiere... pero antes... me gustaría proponerle un trato. ―Me hace saber haciendo que gire mi cuerpo para verlo.

― ¿Qué trato? ―Indago arqueando mi ceja.

―Venga por aquí, se lo diré en la sala de juntas ―Me señala para una puerta de color negro que está en su oficina y doy a deducir, que ese es el paso para la sala de juntas.

En verdad que este hombre si que es extraño con tan solo 15 minutos que tengo de estar conversando con él, me ha hecho sentir la sensación más rara de toda mi vida.