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Ymir una mercenaria contratada por una organización criminal para asesinar a un empresario y Ceo de una gran compañía. Kaiden, empresario y Ceo de una gran compañía. Ymir decidida a cumplir con su parte del trato, se infiltra en la empresa de Kaiden como su nueva secretaria. Esta entra en conflicto cuando conoce a Tomas, hijo de cuatro años de Kaiden, quien la llama Mamá, despertando sentimientos en el frió corazón de ella. Ymir ahora decidida a proteger a Kaiden y a Tomas, logrará como enemigos a una organización criminal.
La vida muchas veces no es lo que queremos, mucho menos lo que merecemos. Por eso hay muchas personas malas con vidas buenas, y muchas personas buenas con vidas malas, así de injusta es la vida, ya todos sabemos que es la cruda realidad a la cual todas las personas nos enfrentamos. Los políticos son una farsa, hacen promesas que no cumplen y se quedan con el dinero de su pueblo. La policía en vez de luchar contra la delincuencia, son parte de esta, en simple palabra son corruptos.
¿Qué sería diferente para Ymir? Quién fue abandonada por una prostituta frente a un orfanato unas horas nacer, quien a los once años tuvo que escaparse con otra niña de doce años del orfanato ya que eran abusadas sexualmente por uno de los cuidadores.
Huyeron lejos de ahí, llegando a los suburbios donde un hombre las ataco y apuñalo a su compañera, Ymir en la desesperación golpeó repetidas veces la cabeza del sujeto con una piedra hasta que este dejo de respirar, la única persona a la que había amado, había sido apuñalada y se estaba desangrando en su regazo y las últimas palabras que le dijo antes de cerrar los ojos fueron. "Sobrevive y se feliz, por favor hazlo por mí." Ymir solo era una niña que no sabía nada de lo aterrador que podía llegar a ser el mundo, este mundo el cual le arrebató a ella, la única persona en el mundo que le importaba.
Ymir rápidamente aprendió a robar para sobrevivir, a los doce años cumplió con su primera encomienda como mercenaria, asesinar a el dueño de un burdel que trataba con tráfico de menores. Ymir al tener una belleza exótica llamo rápidamente la atención del sujeto, quien rápidamente la quería para él, sin contar que esta le enterraría un picahielo en el ojo.
Luego de eso las encomiendas fueron llegando, algunas para proteger personas, otras para proteger algún cargamento, algunas encomiendas eran estúpidas, una mujer despechada por la infidelidad de su marido, un hombre que quería cobrar el seguro de la muerte de su padre, y de todos tipos, ella cumplía con cualquier encomienda si le pagaban, nunca se echaba para atrás, con el transcurso del tiempo aprendió a pelear, a usar todo tipo de armas.
La llamaban el Ángel Rojo, le decían así por su rojizo color de cabello y porque era como el ángel de la muerte. Su nombre rápidamente se propago por los suburbios, y por el bajo mundo, se volvió una mujer respetada y temida.
Ymir se encontraba bajando de su moto, cuando un auto moderno negro se estaciono a su lado, esta instintivamente coloco su mano en la pistola semiautomática que se encontraba en el arnés que tenía en la pierna. Una de las puertas traseras del auto se abrió dejando ver a un hombre mayor con traje. Ymir miro a este hombre con una ceja alzada.
"Sube, tengo un negocio muy grande, Ángel." Ymir haciendo caso, se subió, sentándose al lado del hombre.
"¿Qué tan grande, As?" Preguntó con una sonrisa mientras se respaldaba en los asientos. El hombre sonrió mientras le extendió un papel a Ymir con una cifra, Ymir al ver la cifra se asombró. "¿Díez millones de dólares?" Preguntó atónica.
"Es una jodida cantidad de dinero, lo sé." Respondió este, un hombre de un poco más de cincuenta años, antiguo mercenario, al tener bastantes contactos consigue encargos de millones de dólares.
"¿Quién es el contratista?" Su voz sonaba sería, se estaba tomando muy enserio este encargo.
"Vino un subordinado del supuesto jefe, estoy seguro de que es un pez gordo, también escuche que es una organización criminal. Pero no me quisieron decir mucho, supongo que tiene sentido sabiendo quien es el sujeto que tienes que matar." La voz de As también sonaba bastante seria, sabía que este era un encargo bastante peligroso y serio. "Aquí tienes toda la información del sujeto." Le dio sobre marrón a Ymir, quien solo leyó lo que estaba escrito en él.
"¿Kaiden Wang?... Bien." Sonrió mientras pasaba su lengua por sus labios lentamente. 'No te queda mucho tiempo mi querido Kaiden Wang.' Pensó .
"Es un encargo bastante grande. No falles." Le advirtió.
"¿Cuándo falle?" Preguntó Ymir con una sonrisa egocéntrica.
"Nunca, por eso te elegí para este encargo." Respondió As con voz andina. Sabía que no importa cuán grande o peligroso sea el encargo, Ymir nunca fallaba, nunca dejaba un encargo sin terminar. "Bien, ya bájate. Y llámame cuando termines de leer lo que hay dentro del sobre." Terminó, Ymir rápidamente guardo el sobre en su cadera apretado con el pantalón y bajo del auto.
Caminó hacía su moto y se montó en esta, decidida a ir hasta su casa para leer la información sobre Kaiden, cuánto más rápido terminará con esto, mejor.
Una vez dentro de su casa, se sentó en su cama y saco el sobre dejando todos los papeles sobre la cama. En estos papeles había todo tipo de información de él.
Es un empresario multimillonario y Ceo de 32 años de edad de la Cuidad X, es soltero, cuando sale fuera de la oficina o de su casa siempre está acompañado por varios guardaespaldas profesionales, es una persona realmente importante en la alta sociedad. 'Creo que este es el encargo más grande que he tenido.' Pensó mientras sonreía. Ymir detallo una foto de Kaiden, era jodidamente apuesto. "Quizás debería acostarme con el antes de matarlo" susurro.
Entre los papeles había información sobre algunas personas cercanas a Kaiden, como información sobre alguna de las celebridades que salieron con él este último tiempo, sobre su secretaria y su chófer.
Ymir se encontraba sería mirando todos los papeles encima de su cama de un lado a otro mientras en su mente se formaba algún plan para cumplir con la encomienda.
Sonrió maliciosamente cuando el plan perfecto hizo presencia en su cabeza. "Me doy miedo yo misma." Río mientras sacaba móvil y llamaba a As. El cuál contesto al tercer tono. "Ya tengo el plan, mañana viajo a la cuidad X"
Apoyada contra el respaldar de una viaja silla de ese viejo bar, Ymir encendió el cigarrillo que posaba en sus labios y le dio una calada. Eran las diez de la mañana, por lo que en el bar no había nadie más que ella, As y uno de sus hombres, además del dueño del bar, que se encontraba en una habitación aparte, y Petra, una mesera a medio tiempo del bar.
"...Salgo hoy en la tarde." Dice Ymir. "Hay algo que me preocupa de más, es saber a ciencia cierta quien es Kaiden y lo gran protegido que está, después de todo es un hombre exitoso y un lúcido empresario." Terminó mientras le daba una calada y sacaba el humo por sus labios.
"Si no estás segura de poder, le puedo dar el trabajo a Iggy." Acota As.
"Puedo hacerlo, siempre lo hago." Respondió Ymir con fastidio, Iggy el único mercenario a la altura de Ymir, ambos, eran enemigos declarados en sus trabajos. Aun así, se llevaban bien fuera de su labor de mercenarios.
"Bien...sabes que si no lo logras no solo tu cabeza rodara, ¿no?" Aclaró As, Ymir asintió con fastidio, mientra As se levantaba de la silla y caminaba hacía la salida.
"Como sea, me quedare un rato más." Dijo Ymir mientras bebía de la botella de cerveza que se encontraba encima del mostrador de la barra.
Cuando As salió del bar, Petra, la mesera se acercó a Ymir, nerviosa empezó mover sus manos, Ymir la miro con una sonrisa juguetona esperando que esta comenzará a hablar, Petra una chica de 23 años, 6 años menor que Ymir, con una tez morena, ojos cafés y cabello rizado.
"Es...escuche por casualidad que viajaras a la cuidad X por trabajo... ¿Si te irás?" Preguntó Petra nerviosa y tímida.
"Sí lo haré." Respondió Ymir mirando el rostro de Petra con un medía sonrisa.
"También escuché que es muy peligroso, cuídate mucho por favor, Ángel." Murmuro con la cabeza baja avergonzada. Ymir con su mano levantó el rostro de Petra y sonrió.
"¿Estás preocupada por mí?" La miro coqueta y agrego. "No te preocupes no planeó morir pronto." Respondió mirando los labios de la morena, quien se sonrojo. "Creo que merezco un regalo de despedida." Ymir con su mano sujeto la mandíbula de la chica ejerciendo un poco de presión, haciendo que Petra abriera un poco la boca y jadeara.
"Aquí no podemos." Murmuro Petra a centímetros de los labios de Ymir, quien rozó sus labios con los de Petra haciéndola inclinarse hacia delante buscando un beso. Pero Ymir para ese momento ya había soltado la mandíbula de Petra.
"Tienes razón, aquí no podemos." Dijo llevando el cigarrillo que se encontraba en su mano izquierda hacía sus labios. Petra decepcionada por no recibir ni siquiera un beso de la sexi mujer se maldigo por decir que ahí no podían. "Como sea, supongo que será cuando vuelva de la cuidad X." Agregó Ymir, mientras apagaba el cigarrillo en un cenicero que se encontraba en la barra.
Ymir noto la cara de tristeza de Petra. 'Es tan tierna' sonrió mientras caminaba hacia Petra, con una de sus manos sujeto la mejilla de Petra y presionó sus labios con los de ella. Petra gimió de sorpresa, entreabriendo sus labios. Ymir río mientras que mordía el labio inferior de la morena. Petra deseando más entreabrió sus labios dejando paso a la lengua de Ymir, quien con su mano libre la llevo al cuello de la chica apretándolo. Ymir se separa unos centímetros de los labios de la chica y sonrió fríamente.
"Umhg... supongo que el regalo de despedida te lo di yo." Hablo Ymir mientras se separaba completamente de Petra y caminaba hacía la salida.
Antes de cruzar la puerta miro a la chica por última vez y sonrió con suficiencia al salir del bar, Petra se encontraba con su rostro sonrojado y la respiración agitada después del beso. Ambas eran compañeras sexuales desde que Petra empezó a trabajar en el bar, hacía tres meses. Aunque Petra tenía sentimientos por Ymir, sabía que esta nunca la iba a amar de vuelta, por lo que solo disfruto de lo buena que era Ymir en la cama.
Ymir sin una orientación sexual definida, muchas veces se sentía atraída por hombres y muchas más por mujeres. Aun así, desde la muerte de Trixy cuando tenía once años, no había podido sentir cariño, mucho menos amor por nadie. Trixy fue la primera y única persona que amo.
La noche era un poco fría, el cielo inusualmente turquesa y la línea de un horizonte rabiosamente carmesí. Ymir le sonrió con una fingida timidez al mozo de equipaje, este la miro perplejo, ya que dentro de su maleta había esposas, látigos, pinzas de pezones, dildos y otras clases de juguetes sexuales. "Amm... todo bien por aquí." Respondió el chico este cerrando rápidamente la maleta de la pelirroja. Quien se encontraba con la cabeza inclinada hacia abajo.
"Gracias." Murmuro Ymir con voz suave, este asintió tímidamente. Este no era más que un chico de unos veinte y algo de años, cabello corto y negro, bajito, delgado, una tez blanca y unos ojos café. Ymir le sonrió tímidamente al chico mientras este le entregaba la maleta. Ya había bajado del avión, se encontraba saliendo del aeropuerto internacional de la ciudad X. "Voy por ti, Kaiden Wang."
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