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Llegaste a mi vida

Llegaste a mi vida

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Fátima Brawn una chica de 23 años quien por mala suerte un día conoció a Nora Smith, quien después de meterla en un problema, le dijo que para poder salvarse la única condición es que se casará con su hijo, Albert Smith, un hombre frio y déspota que no perdía oportunidad para humillarla y maltratarla, la odiaba por qué si madre lo había obligado a casarse con ella, estaba en espera de la mujer de su vida, quien meses atrás se había ido, a una competencia de ballet. Fátima sufrió durante dos años, el infierno de vivir con Albert, pero el día de su segundo aniversario, ella le dio lo que tanto el quería... el divorcio.

Capítulo 1 No eres más que una ocupante ocasional

En una casa en el centro de la ciudad, una mujer esperaba a su marido, hoy era su segundo aniversario además tenía noticias importantes que darle.

Ring... Ring...

Llamó y llamo a su marido, después de 5 llamadas le contestaron.

"¿Que necesitas?"

"Albert, ¿Vendrás hoy?"

"Ahora que quieres, ¿Acaso no sabes que no tengo tiempo para ti? Ya deberías saber tu posición, en esa casa, no eres más que una ocupante ocasional"

Fátima no contestó, su corazón se sentía débil y cansado ante las palabras del hombre, ella apesar de todo terminó amándolo, sabía que su ex novia había vuelto, pero quería hacer una última jugada para traerlo de vuelta, él nunca la busco, en esos dos años, apesar de vivir en la misma casa, no convivían, nunca la busco en la intimidad, bueno solo una vez y eso había sido hace al rededor de 2 meses, cuando una noche llegó tomado y ella lo ayudo a llegar a la habitación, el olor de recién bañada lo éxito y la tomo a la fuerza, no le importaron sus gritos de piedad, cuando se sintió satisfecho simplemente la boto de la habitación y cerró la puerta, después de ese día no volvió a la casa.

Semanas después Fátima se sintió con sueño, con náuseas y fue al doctor ahí comprobaron sus sospechas, ella tenía 8 semanas de embarazo, había preparado para el día de su aniversario darle la noticia, ella pensaba que el cambiaría con ella con el embarazo, si el caso fuera contrario ella abandonaría al hombre, ya estaba cansada de la vida que ahí tenía, así que ese día era su última oportunidad.

"¿Entonces no vendrás , yo... Tengo algo que decirte?"

"Fátima mientras no sea que has firmado los documentos de divorcio que lleve la última vez, no me interesa nada de lo que tengas que decirme"

Fátima se quedó en silencio por un momento y después habló.

"Ya los firmé"

Hubo un silencio del otro lado de la línea, Albert al escucharla se sintió un poco raro, pero después sonrió fríamente, el creía que la mujer solo lo engañaba, era una estrategia más para que él volviera a casa y llorarle para que la mirara un poco.

"Muy bien hablaremos de esto cuando regrese de mi viaje"

"¿Tienes un viaje de negocios?"

" No"

"¿Tardarás mucho?"

"Lo que tarde no es tu problema, a si que no preguntes"

Albert colgó el teléfono, Fátima se quedó un momento en silencio, después miro la mesa, llena de platos y velas, junto a una botella de vino.

Agachó su cabeza y camino hacia las escaleras, subió lentamente.

" Señora ¿se encuentra bien?"

Pregunto Ágata la ama de llaves quien siempre la trato con amor y era su única compañía en esa gran mansión.

"Estoy bien" dijo Fátima volteo a verla.

"Ágata, debo agradecerte todo lo que has hecho por mi en este tiempo, te voy a extrañar"

"Pero..."

"No te preocupes estaré bien" subió y entro a su habitación saco sus maletas, que ya tenía preparadas, en la cuales solo llevaba la ropa, que se había comprado con el dinero de su trabajo, ella era secretaria en una pequeña compañía, era muy buena en ello pero su jefe la explotaba, ella solo seguía ahí para poder ganar algo de dinero, en el tiempo que vivio en la casa ella pago todos los gastos, como solo era Ágata y ella no gastaban mucho.

Miro por última vez el lugar, en el tocador estaba la cajita de música que había comprado con su sueldo La cuál estaba llena de las pocas joyas que Albert le había comprado a petición de su madre, los cajones y el armario estaban llenos de los vestidos que se habían mandado comprar fríamente solo para que la gente no pensara mal del marido.

Todo lo dejo en su lugar de todos modos nunca los ocupo, todo estaba nuevo.

Salió de ahí y bajo las escaleras, la mesa aún contenía todo lo que ella le había preparado.

"Fátima... Por favor"

"Adiós Ágata, algún día nos volveremos a encontrar y te llevaré conmigo, por favor entregas estos documentos a Albert cuando venga" el acuerdo de divorcio ya estába firmado por él, dos días atras fatima se presentó en los juzgados, con la ayuda de Jhon un amigo el proceso fue rápido.

"Es una promesa señora, cuídese mucho"

Se despidieron entre el llanto, Fátima salió a la calle tomo el taxi que ya había pedido y se fue.

Tenía poco dinero, se fue al aeropuerto y tomo un vuelo hacia Nueva York, quería una nueva vida, junto a su hijo.

Cuando llegó el vuelo, tomo su maleta y salió, se registraría en un hotel económico mientras buscaba un departamento y un trabajo.

De repente un mareo hizo que se tambaleara, y casi cae al suelo, un brazo detuvo su caída pero ella se desmayo.

Cuando abrió los ojos, se encontró en una habitación con paredes blancas, tenía un gotero intravenoso, inconcientemente tocó su vientre.

"Todo esta bien" dijo una voz Fátima volteo a ver de quién era, un hombre de unos 40 años, alto, poco canoso, ojos verdes y mirada tierna, con la cual la miraba.

"Buenas noches señorita mi nombre es Ernest Meyer"

"Mucho gusto... soy Fátima Brawn"

"Me dio un gran susto"

"Lo siento, yo le pagaré por este favor señor"

"No se preocupe por eso señorita"

La puerta se abrió y entro el doctor un hombre de unos 28 años quien saludo a Ernest y después a Fátima.

"¿Como se siente señorita?"

"Un poco mareada, ¿Como está mi bebé?"

"Es un bebé sano, está muy bien, su desmayo se debio a qué posiblemente no haya usted comido, ya que salió un poco baja en su glucosa, también el vuelo, y las horas que duró este se le juntaron, afortunadamente el señor Meyer la pudo ayudar"

"Gracias... Ambos"

La puerta se volvió abrir y por ella entro una chica en silla de ruedas que era empujada por una enfermera.

"¡Papá!, aquí estás te he estado buscando por todo el hospital"

"Ada no seas exagerada, por favor" dijo el hombre sonriendo a su hija.

"¿Aquien visitamos pa?"

"Te presentó ella es la señorita Fátima Brawn, ella es..."

"¿Tu eres la chica que ayudo mi papá? ¡Hola me llamo Ada Meyer!"

Con una gran sonrisa, estiró su mano para saludarla.

"Hola" le dijo Fátima.

"Bueno, señorita Fátima, ¿necesita que le avisemos a alguien que está usted aquí?"

"No" dijo Fátima agitando su cabeza de lado a lado

"No tengo a nadie"

"Oh... ¿En serio?" Dijo Ada.

"Pero su hijo..."

"Me acabo de divorciar y no tengo a nadie mas, solo somos mi hijo y yo, ¿Cuando podré salir de aquí doctor? Necesito trabajar y buscar un lugar para poder vivir"

Dijo Fátima, un poco triste.

"¿Papá?"

"Lo sé hija, no se preocupe por nada, señorita Brawn, por ahora lo que importa es que se recupere, ya mandé pedir la cena, necesita cuidados y descansar por lo demás no se preocupe" dijo Ernest con una tierna sonrisa. Después salió junto con el doctor y dejo a las chicas en la habitación.

"Me agradas" dijo Ada.

"Tu también a mí"

"Se que es difícil tu situación, estás sola y con un bebé... ¿Te gustaría vivir con nosotros?"

Fátima levantó su mirada, observaba a la chica frente a ella, la cuál tenía una gran sonrisa.

"Solo somos mi papá y yo, bueno y mi abuela, mamá murió cuando yo tenía 6 años desde entonces solo hemos sido nosotros tres"

"Bueno mis padres murieron hace 2 años y medio, en un accidente de auto, mi madre era maestra y mi papá era un gran contador"

"Y... Tu marido?"

"Bueno, eso..." Fátima sintió una gran confianza con Ada, así que comenzó a platicarle su historia, el asistente de Ernest, Hugo les llevo la cena, Ada lloraba ante el relato de Fátima.

"¿Por qué demoraste tanto en dejarlo?"

"Yo... Lo amaba"

"Ese hombre no se merece tu amor, bueno ni siquiera es un hombre"

"Lo sé, por eso decidí dejarlo, el ya había firmado el acuerdo de divorcio, a si que le di gusto, yo sabía que su antigua novia había regresado, solo quería hacer el último intento"

"Hablaré con papá, no puedes estar sola, tú y tu bebé serán parte de nuestra familia y nadie te volverá a lastimar"

Fátima sintió calor en su corazón, nadie aparte de Ágata había sido amable con ella, la familia Smith era prepotente, Nora la madre de Albert era una mujer grosera, y altanera, siempre la trato como sirvienta, ella solo la habia obligado a casarse con su hijo para poder recibir la herencia de su suegro, a si que abuso de la amabilidad de Fátima y le puso una trampa, la culpo de haber robado una pulsera de oro y acambio de no mandarla a la cárcel su salida era un matrimonio sin amor.

" No me has dicho ¿Porque estás tú aquí?"

"Bueno, yo también encontre a mi novio con otra salí, me subí a mi auto y por la distracción no me fijé y choque con un auto y aquí estoy, ¡gracias a Dios mi papá ya se encargo de ese bastardo!"

Fátima sintió, ante los gestos que tenía la chica.

Después de unas horas el señor Meyer regreso a la habitación, Ada ya había pedido, que se le instalará una cama en la misma habitación de Fátima, así estarían juntas.

"¿Cómo están?"

"Papá, ¿ya tienes arreglado eso?"

"Ya mi amor, todo está listo, en cuanto se les dé alta nos iremos a casa"

"¿Nos iremos?"

"¡Si Fáty te vas con nosotros a Alemania!"

"¿Pero?"

"Nada de peros, ahora somos familia... ¿verdad papá?"

Ernest sonrió y asintió con la cabeza.

"No te preocupes Fátima, desde ahora estas bajo la protección de la familia Meyer"

"¡Siempre quise tener una hermana! La abuela te va a adorar, ya verás"

"Solo quiero pedirles un favor..."

Fátima se sienta extraña, nerviosa pero a la vez feliz, una de las enfermeras le había dicho que Ernest Meyer era un hombre muy importante, era dueño del hospital en el que estaban, y era inmensamente rico. Aunque eso a ella no el importaba, lo único que quería era estar lo más lejos posible de Albert Smith solo eso quería dejar su pasado atrás y empezar una nueva vida.

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