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Dime que me quieres

Dime que me quieres

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99 Capítulo
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Venus Smith, es una joven con un trajico destinó que la obligo a quedar huérfana a muy temprana edad por aquel trajico accidente dejandola en estado de Shock, cuando pensaba que no tenia a nadie mas en la vida es acojida por su unica tia quien la míma en su pobreza. ¿Pero que pasara cuándo por asares del destinó Taylor Baldwin? Un hombre de negocios frío, rico, egocéntrico y distante que no se preocupa más que por los negocios y por cualquier cosa que le traiga más dinero, decida rentar una esposa cuando sus abuelos se negaron a entregarle su empresa multimillonaria a menos que encontrara una novia y se casará. Taylor decidió alquilar una novia por un año para que sus abuelos le dieran la compañía y termina escojiendo a Venus sin siquiera conocerla, cuando la tia de esta, su empleada la encuentra escuchando su plan, el no puede arriesgarse a que nadie se entere que va a arquilar una esposa y la unica solucion rapida que encuentra es casarse con la sobrina de su empleada a cambio de un buen trato.

Capítulo 1 Es por su propio bien.

—Ya tienes treinta y cinco años ¿Cuándo piensas casarte? —Desmond Ryan le gritó a su nieto.

—Abuelo, tómatelo con calma, recuerda que el doctor dijo que no debes enojarte por el bien de tu salud —dijo un apuesto moreno con rostro estoico, mandíbula cincelada, ojos grises claro, que usaba un chaleco con camisa blanca y un pantalón negro.

Estaba sentado con una pierna cruzada sobre la otra, sus dedos entrelazados sobre sus rodillas, mientras miraba a sus abuelos con indiferencia.

Desmond miró a su nieto y se dio cuenta de que estar enojado no iba a funcionar, miró a su esposa que estaba sentada a su lado y se comunicaron con sus ojos antes de volver a mirar a su nieto.

—Pequeño Tay, somos tus abuelos y nos preocupamos por ti. Recuerda que te criamos después de que tus padres te abandonaron y se fueron a Australia, todo en nombre de un estúpido contrato, solo queremos lo mejor para ti —dijo con voz suave.

Pequeño Tay, ha sido su apodo desde que era un niño, les había dicho a sus abuelos que dejaran de llamarlo así, pero se negaron, alegando que siempre sería su niño pequeño y que no podía hacer nada más que aguantarlo mientras lo hicieran.

—Abuelo, lo sé y los amo a ambos por eso, también es la razón por la que estoy haciendo todo lo que puedo para hacerlos felices —Respondió Taylor con la misma voz suave.

Aba suspiró —Pero no nos estás haciendo felices, queremos que te cases, que tengas una familia propia ¿No lo entiendes? Ya tienes treinta y cinco años ¿Cuándo va a ser? ¿Hasta que cumplas cién?

—Abuela no me casaré pronto, solo quiero mantener a nuestra familia —Respondió Taylor.

—¿Mantener a nuestra familia? ¿Qué vas a mantener nuestra familia? —Soltó con incredibilidad —. Ya estás administrando cuatro empresas, tus padres están administrando dos en Australia, yo tengo una en Canadá, tu abuela te dió la herencia de sus padres que está en Francia, el Imperio Baldwin pronto se te será entregado a ti, eso es suficiente para mantenernos por otras mil generaciones de nuestra familia ¿De qué otra posición de nuestra familia estás hablando? —dijo Ryan, conteniendo su frustración y enojo.

—No es suficiente —Respondió Taylor con frialdad.

—¿No es suficiente? —Ryan se atragantó —. ¿Qué otra riqueza quieres? ¿Tomar todo el dinero del mundo?

Taylor se quedó pensativo por un momento.

—Si es posible —Respondió con indiferencia.

—¿QUÉ? —Sus abuelos gritaron, pero él solo sonrió.

—Abuelo, abuela, imaginen lo increíble que sería si nuestra familia poseyera todo el dinero del mundo —Expresó Taylor sonriendo espléndidamente.

Aba y Ryan se miraron preocupados.

—Creo que no tenemos otra opción —dijo Aba a su esposo.

Ryan asintió —Tienes razón —Y volvió a mirar a su nieto.

—Ya que es así, tu abuela y yo tenemos algo que decirte. Hemos decidido que el Imperio Baldwin te pertenecerá únicamente cuando estés casado —Por primera vez en toda la conversación, el semblante de Taylor cambió.

—¿Qué estás diciendo abuelo? —Preguntó fríamente.

Desmond levantó una ceja, oh, ¿Algo realmente puede afectarlo? Pensó antes de que una sonrisa astuta adornara sus labios.

—Si, solo se te puede entregar después de un año de tu matrimonio, incluso si muero mañana, lo pondré en mi testamento, así que puedes seguir esperando hasta que yo esté muerto para heredarla, pero hasta donde yo sé, un testamento seguramente se lee de acuerdo a cómo fue escrito.

—¡No puedes hacer eso! —Taylor casi gritó.

—Sí puedo y lo acabo de hacer, puedes irte ahora —dijo Ryan con frialdad y lo ahuyentó.

Taylor miró a su abuela, pero ella evitó su mirada y actuó con frialdad como su marido. Los miró y supo que solo querían hacerle las cosas difíciles, siempre había querido ser dueño de esa compañía desde que era un niño, sin importar la cantidad que poseía ¿Todavía quiere ser el CEO de Baldwin y ahora le dicen que no puede ser eso a menos que esté casado?

Taylor se puso de pie y salió furioso de la casa, sus abuelos se miraron y Aba parecía preocupada, pero Desmond le apretó la mano.

—Él estará bien, es por su propio bien —Susurró.

(...)

Una joven saltó por las escaleras de dos en dos, es de estatura promedio, esbelta y parecía una adolescente, pero de verdad tenía veinticuatro años, tiene una larga cabellera rubia que parece un pajar, carita de niña con ojos verde esmeralda, unos labios rosas sexys y una sonrisa deslumbrante. Corrió descalza y abrazó por detrás a la mujer mayor en la cocina.

—Buenos días tía.

—Oh, Dios mío, ¡Venus! —Anastasia se quedó sin aliento cuando su sobrina la abrazó de repente, se giró para mirarla y volvió a jadear cuando vió su cabello.

—¿Por qué no te cepillaste el cabello, cariño?

La joven llamada Venus miró su cabello como si notara el desorden por primera vez e hizo un puchero.

—Entonces la tía debería ayudarme.

Anastasia negó con la cabeza cariñosamente —¿Qué voy a hacer contigo? —Indagó en un reproche lleno de dulzura.

—Ámame, cuídame y núnca me dejes —Cantó Venus como una niña de seis años, haciendo que Anastasia se riera con ganas.

—Está bien, está bien, haré exactamente eso, lo he estado haciendo después de todo —Respondió ella entre risas —. Así que ahora ¿Por qué no subes y te lavas los dientes? Toma una ducha, el desayuno estará listo así que mejor ve, levántate y peinaré tu cabello para ti mientras comes. Me prepararé para el trabajo.

—¿Vas a trabajar hoy? —Venus hizo un puchero —. ¿Pero ¿quién se va a quedar conmigo? —Indagó.

—Llamaré a Grace para que se quede contigo, ella es tu amiga después de todo.

—Grace está demasiado ocupada para mí estos días.

—¿Por qué?

—Ella tiene novio —Venus hizo un puchero.

—Oh, eso es bueno —Anastasia hizo una pausa —. Entonces llamaré a la niñera María para que se quede contigo ¿Qué te parece?.

Venus miró pensativa a su tía.

—Está bien, solo vuelve temprano —Respondió con pocas ganas.

—Lo haré cariño, ahora vete a hacer lo tuyo.

La empujó fuera de la cocina y Venus se río antes de correr escaleras arriba de dos en dos otra vez.

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