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Indebido

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Era un secreto a voces mi alejamiento de la familia, pero nadie podía decir nada, nosotros dos en público éramos normales, no hablábamos mucho, apenas y cruzábamos miradas, pero en el fondo sabíamos que esto era indebido, que no podíamos mirarnos de la manera en que nos mirábamos y mucho menos pensarnos de la manera en la que lo hacíamos. —Escapamos juntos —decía ella mientras acariciaba mi rostro y este descansaba en mi pecho —Vamos a casarnos y olvidarlo todo, quizá podamos comenzar en otro país. Sus ideas locas no deban de hacer eco en mi cabeza cada vez que me encontraba solo, así fue creciendo este sentimiento hasta ese trágico día.

Capítulo 1 Compromiso

Ella tiene los ojos bañados en lágrimas en una esquina de la cama mientras se sujeta la muñeca y tiene un gesto de dolor en su rostro, no puedo evitar ingresar totalmente a su habitación.

—Charlotte. —pronuncio su nombre de manera delicada, para que no se asuste. Ella de inmediato se limpia las lágrimas y se baja la manga de su chompa de hilo.

—Primo —dice poniéndose de pie y viniendo a mí, por un momento se olvida, pero antes de abrazarme se detiene.

Se detiene y evita tocarme, da dos pasos hacia atrás esperando a que yo hable. Intento hacer eso, pero esa reacción que ha tenido me ha causado dolor.

—¿Esta bien? —le pregunto mirándola a los ojos, avanzó acordando la distancia que nos separa.

Ella se llena de miedo y retrocede torpemente, cuando veo su cuerpo tambalea y no puedo evitar correr a rescatarla, como siempre lo he hecho.

Sostengo sus brazos y ambos nos quedamos mirándonos, sus ojos oscuros me miran con miedo, sus labios se entre abren y sus palabras no brotan de su boca.

—Charlotte —llama alguien a gritos. Ella quiere soltarme, está desesperada porque la suelte, pero me niego a hacerlo.

La puerta se abre y veo ingresar a Francesco Erickson su futuro esposo.

—Char...

Se nos acerca y ayudo a incorporarse a mi prima.

—¿Y tu quien...

Volteo a mirarlos y su rostro de enojo se desvanece de inmediato, relaja la mirada y luego mira a Charlotte.

—Hermano disculpa, venía por mi prometida.

Me extiende la mano pero la pongo en mis bolsillos.

—Los espero abajo.

—Vamos juntos —dice él. Extiende la mano y ella lo toma sin pensarlo, él tira con fuerza de su mano y avanzamos lentamente los tres—. ¿Hace cuánto llegaste? —me pregunta.

—Llegue hace una semana, el viaje se me hizo muy largo.

—No te vi abajo.

—Venia a saludar primero a mi prima.

Me detengo para mirar hacia abajo y veo a toda la familia reunida, hace mucho tiempo no los veía, esa sensación de miedo siempre me ha invadido,siempre tenía miedo de ser descubiertos y en mi arranques de valentias imaginaba que les decía a todos nuestro pequeño secreto.

—Amigo me alegra mucho que estés aquí.

Veo como Francesco mira a mi prima y veo algo extraño, veo la misma mirada de todo los muchachos que han estado con ella, todo tienen esa mirada de miedo, desconfianza aunque ella les ha brindado su lealtad.

—¿Prima te parece si luego hablamos? —le pregunto.

Aún conserva los ojos rojos y la mirada cabizbaja como sino quisiera estar aquí. La miró y ella asiente con la cabeza.

—Claro —es lo único que dice antes de sujetar fuertemente la mano de Francesco y bajar las escaleras.

Yo me quedo un rato arriba esperando tomar la suficiente fuerza para bajar y saludar a mi familia a quien no veo hace más de cuatro años.

No me animo a bajar, así que regreso a la habitación de Charlotte y me siento sobre su cama. Me quedo pensando en que está vez no será como las otras, esta vez es oficial, esta vez yo no podré pedirle que me escoja a mí, que se quede conmigo.

Decido no bajar en toda la ceremonia de compromiso. Me quedo dormido.

Siento unas frías manos tocar mi rostros, como sus dedos dedos tocar mis labios, siento si perfume en mi nariz, lo siento fuerte por eso sé que está muy cerca mío. Abro los ojos y la tomo con una mano por la parte de atrás de la cabeza. Y la acerco a mi.

Ella reacciona y pone su mano sobre mi pecho para evitar que la bese.

—No sabes cuándo parar verdad —susurra en voz baja.

Ella me observa detenidamente hasta que sus ojos se posan en mis labios y muerde los suyo, se que extraña esto.

Se que extrañamos ambos sentirnos así, pero ella reacciona y se aparta de mí.

—¿Qué deseas hablar conmigo? —me pregunta.

—¿Francesco te hizo algo? —le pregunto sentándome sobre su cama. Ella se pone de pie y camina de un lado al otro.

—No fue Francesco fue mi papá —dice con mucha pena.

—¿Por qué tú papá te haría daño? —le pregunto.

Ella me mira y sonríe, se sienta sobre la cama a mi costados y toma mi mano.

—Debes bajar a ver a la familia, te están esperando.

La puerta se abre violentamente y es mi tío, ella quita la mano de encima y veo lo enojado que está.

—Charlotte —llama. Me levanto cuando veo que violentamente viene hacia nosotros y cuando está por tomarla pongo todo mi cuerpo para empujarlo hacia atrás.

Charlotte toca mi hombro y niega con la cabeza.

—Baja ahora Chase —ordene en voz alta. Paso por el costado de mi tío y cierro la puerta antes de salir.

Quiero evitar problemas con mi tío, se lo que significó para él, se que lo que significó para nuestras familias quienes decidieron callar y hacerse de la vista gorda.

Francesco me mira detenidamente estudiando mi expresión y luego se me acerca.

—¿Dónde está Charlotte?.

—Adentro —respondo. Avanzó y bajo rápidamente las escaleras para encontrarme con mis hermanos y mis tíos, los observo algo inquieto y abrumado por la manera en que nos estamos volviendo a encontrar.

Pero no podía evitarlo cuando llego esa invitación para la fiesta de compromiso de mi prima mis esperanzas se fueron al piso, ella encontró a alguien que la amaba y ella seguramente lo amaba a él. Recordar todo lo que vivimos y por como comenzó esto, yo no podía evitarlo sentía curiosidad, quería verla y verlo, saber si me había olvidado en todo este tiempo que no estuvimos juntos.

Me obligué a saludar a todos mis familiares. Entre murmuros se comentaba mis pecados y los suyos, entre los murmullos tan ciertos como falsos de nuestra historia.

—Primo —me llama, volteo a verlo y le ofrezco una fina sonrisa.

—Primo —respondo cuando él se me acerca y me abrece un abrazo.

—Pense que no vendrías —dice alejándose de mi.

—¿Por qué? —le pregunto por curiosidad.

—Ahora eres un hombre de negocios importante, todos dicen que no vienes casi nunca a ver a la familia, nadie esperaba que vinieras por Charlotte.

—De hecho no tenía nada programado en mi agenda, así que me comunicaron y aproveché a venir a verlos.

Mi primo se ve más viejo,pero se que él también sospecha, cree en los rumores sobre nosotros, pero no le toma tanta importancia.

—Excelente, ven vamos a saludar los otros miembros de la familia.

Me toma por los hombros con rudeza y caminamos hacia la mesa principal donde se encuentra mi tía Amelia, mamá de Charlotte y mi tío. Nadie comenta nada todos me ven con asombro. En la esquina veo a Charlotte con Francesco, él la toma de la cintura y de rato desliza su mano hacia el trasero de mi prima, quién se muerde los labios por esa acción.

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