/0/6573/coverbig.jpg?v=63da5ae747c970675678dc89b0a303da)
Olivia Báez es una chica de 24 años que trabaja como asistente para una empresa hotelera. Su carrera está por despegar, pero todo eso se verá conmovido con la aparición de Andrés Navarro, quien la envolverá en sus redes del placer.
El reloj de mi ordenador marca las seis en punto, guardo el documento que estaba redactando y me preparo para irme. Estoy trabajando en un informe sobre una de las propiedades de la cadena que ha tenido más ventas este año, pero es algo que no puedo terminar en una hora, y en verdad quiero ir a casa, así que decido dejarlo para mañana, de todos modos, el señor Navarro, mi jefe, ya se fue a las cinco y me dijo que podía irme yo también, pero quise avanzar un poco en la última hora del día.
Ahora que el lugar está desierto, creo que lo mejor es que me vaya yo también. Sonrío viendo a mi alrededor porque, a partir de mañana, mi estatus en esta empresa va a cambiar. No es quiera ser superior a los demás, para nada, para mí todos son importantes, sin embargo, hay muchas cosas que me limitan en el puesto de asistente y, obviamente, un aumento de salario no estaría nada mal, porque todavía estoy arrastrando algunos préstamos estudiantiles y los pocos ingresos que tengo, me dan para cubrir lo básico.
Suspiro, emocionada por el día de mañana y me levanto de mi silla, tras apagar el monitor de mi ordenador. Tomo el ascensor hasta el lobby, para tomar el autobús a mi casa.
¡Hey! ¿Ya saliste?
Le escribo a mi amiga Karina un mensaje por WhatsApp a ver qué me dice. Ella trabaja como secretaria para uno de los contadores de la empresa, pero siempre nos mantenemos en contacto, pese a ser de departamentos diferentes.
Sí, muñeca. Tuve que salir temprano porque Raúl está enfermo, tiene resfriado y he tenido que buscarlo antes en la guardería.
Le mando una carita triste, porque su pequeño hijo de cinco años es un amor. Usa gafas y es la copia de ella: con rasgos asiáticos, ya que son descendentes de unos coreanos que se mudaron a España hace unas décadas.
Lo siento mucho, querida. Espero que se recupere pronto, prometo llevarle a comer un helado cuando mejore.
Ella me responde con una carita de un corazón y yo sonrío, mientras espero que el ascensor suba los doce pisos hasta donde estoy yo. Como de costumbre, a esta hora va un poco cargado, recogiendo a la mayoría de los empleados que han terminado su jornada laboral. Cuando finalmente llega al primer piso, salgo a toda prisa en busca de un autobús que me lleve a casa, porque, mi situación económica no me ha permitido comprarme un auto.
Me detengo en la parada de autobuses y tras cinco minutos pasa uno, pero va lleno.
-Joder - mascullo por lo bajo.
No me queda de otra que esperar y en eso, un recordatorio en mi teléfono lo hace sonar: Recuerda pasar por el súper, no hay nada de comer en casa.
Genial. Hoy que pensaba celebrar un poco y salir a tomar unas copas, tengo que hacer la compra. No me queda de otra, porque es eso o pasar hambre, y eso sí que no. Espero impaciente otro autobús, la segunda vez con más suerte que la primera y me subo, en dirección a una tienda que queda a dos cuadras de mi casa.
Aprovecho el camino para pensar en mi futuro, ya que en mi pasado no hay nada más que oscuridad y dolor. A mis veinticuatro años creo que he logrado mucho y con el ascenso de mañana, pues estaré un escalón más cerca de mi objetivo. Sin embargo, no puedo negar que me gustaría conocer a alguien con quien compartir mi vida.
Al pensar en mis padres, recuerdo con amor que tenían una relación muy bonita. Mi papá solía traerle flores a mi madre en cualquier día común y corriente. Tenían citas a menudo y eran prácticamente novios eternos. Se conocieron en la universidad y se casaron muy jóvenes, aunque eso no les impidió ser felices. En retrospectiva me pregunto si algún día seré capaz de tener una relación similar, porque salgo poco y ya estoy entrando en edad. Ni siquiera he tenido un novio formal, solo amoríos de adolescencia y nada más.
Bajo del autobús aferrada a mi bolso cuando llego a mi destino. Está oscuro afuera, pero hace bastante calor en esta noche de verano, así que cuando entro a la tienda, el aire acondicionado me refresca, mitigando el calor del camino. Saco la lista que he hecho en mi teléfono. Necesito las cosas de higiene personal, algunos comestibles, frutas, y comida para mi gato Pancho, una bola de pelos que me encontré sacando la basura hace unos meses.
Cuando todo lo de la lista está cubierto, voy a uno de los refrigeradores para tomar un bote de helado y aprovecho para tomar una botella de vino, ya que por lo visto será mi única celebración. Tomo también un plato de pasta a la carbonara que tienen listos en el área de comidas preparadas y me dirijo a la caja, lista para irme a casa.
El trayecto hasta mi departamento lo hago a pie, porque solo son unas cuadras, sin embargo, con dos bolsas llenas de cosas y unos tacones punta fina, no es tan sencillo ni tan cerca, pero lo logro con mucho esfuerzo y llego a casa un tanto acalorada. Lo primero que hago es recoger mi pelo en un moño desordenado. Desempaco las cosas y las pongo en su lugar, para luego servirle el plato a Pancho, quien me recibe con un ronroneo suave.
Una vez todo está en su lugar, voy al baño donde me tomo mi tiempo en la tina con agua fría para refrescarme y al salir, me pongo una bata de seda corta que era de mi mamá. De todos modos, no voy a salir a ningún lado. Enciendo la tele y busco algo en Netflix para entretenerme y me siento, finalmente, con mi cena y el vino a disfrutar.
Devoro la cena con gusto, riendo a carcajadas con la película de comedia que he escogido, de pronto, el sonido de la puerta me sobresalta. Son casi las diez de la noche y no espero a nadie, sin embargo, voy a ver de quién se trata. Por la mirilla de la puerta veo que es un chico desconocido. Es alto, joven, con pelo oscuro y ojos muy azules.
¿Y este quién será? Pienso indecisa en abrirle o no. La curiosidad puede más y eso, más la media botella de vino que me he tomado, me alientan a abrirle.
-Hola - saludo de manera coqueta, algo ajeno a mí, pero asumo que debe ser el alcohol.
-Hola - una voz varonil y grave llena el espacio. Va vestido con unos jeans viejos y una camiseta de futbol algo grande. - Soy el nuevo vecino del apartamento dos cero dos. He venido a pedirte tu contraseña de wifi porque necesito conectarme y el instalador no vendrá hasta mañana. ¿Sería eso mucha molestia?
Se nota que está apurado, pero yo le sonrío con desparpajo.
-Para nada, guapo, yo a ti te doy lo que me pidas.
Tomo su teléfono y marco la contraseña de mi red, dejándolo totalmente sorprendido.
-Vaya, gracias, no sabía que tendría una vecina tan servicial.
-Estoy a tu orden, para lo que necesites. ¿No te gustaría pasar?
Le guiño un ojo y veo que su mirada recorre mi cuerpo de arriba abajo con sensualidad. Me sonríe con picardía y me da las gracias otra vez, negando con la cabeza.
-Gracias de verdad, pasa buenas noches.
-Hey, ven aquí, le ordeno.
Me obedece y se me acerca. Me inclino de puntillas y le doy un beso en la mejilla, casi en la comisura de la boca. Lo veo ruborizarse y se marcha con elegancia y yo me lo como con los ojos, para luego cerrar la puerta. ¿Qué te ha pasado, Olivia? Me pregunto a mí misma. No puedo creer que me haya comportado así, pero estoy segura de que el vecino y yo, nos volveremos a ver.
Iris es una jovencita de grandes aspiraciones que es obligada a casarse con el terrible teniente Robert Warren para salvar a su familia de la indigencia. Sin embargo, todo su mundo quedará de patas arriba cuando encuentre a su marido fallecido en su oficina, dejándola a ella como culpable.
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Mauricio Rinaldi no busca una relación estable a pesar de su edad, de hecho le gusta mucho la soledad de su hogar, por esa razón nunca en su vida había llevado a alguna de sus amantes a su casa, ya que este era un santuario. Todo cambia en su vida cuando es contratada una empleada nueva debido a que sus otras dos no cumplían correctamente sus funciones en la casa. Esta chica lo cautivo desde el primer momento que la vio salir por la puerta, todo su cuerpo se excito tan solo ver esa cara de inocencia y aquel cuerpo tan natural. Cansado de follar con modelos, plásticas y falsas. Pero al ver a Amber todo cambia en su interior, desde ese primer instante deseo a morir a esa mujer. Su ambición era tan grande que se ideo un plan para poder tenerla a ella sola en su casa y llevarla a la cama. Follaba con Amber en cualquier momento, mancillando ese cuerpo virginal que lo ponía cada vez más adicto, pero de lo que no se estaba dando cuenta este pervertido millonario era que su obsesión por ella estaba tomando otro rumbo diferente. El camino del amor se hacía paso y él se adentraba sin darse cuenta de que lo estaba haciendo.
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".
Serie Enamorada - Enamorada de Colin. La mayoría de la gente creería que una chica hermosa proveniente de una familia rica puede vivir una vida muy digna. Sin embargo, para Sofía, nada era fácil. Su vida comenzó a salir de control cuando su ex novio, junto con su enemigo jurado, la acosaron y la enviaron a la cárcel. Lo peor era que, después de casarse con Colin, el destino le había jugado otra broma. Ahora se enfrentaba con una situación muy precaria en la que su marido sospechaba de ella y un grupo de pícaros viciosos intentaban atacarla en cada momento. ¿Cómo se desarrollaría la historia de Sofía? ¡Vamos a leer!
"Estuve enamorada del CEO dominante, Credence Scott, durante diez años. ¡Y finalmente me casé con él! Se suponía que yo era una mujer feliz que se casaba con la persona que amaba. Sin embargo, Credence me odiaba. En nuestro matrimonio de cuatro años, rara vez se acostó conmigo y me culpó por matar a su padre. Nunca hice eso. ¡Fue mi hermana, Rosalie, quien me había tendido una trampa! La parte más desconsolada fue que Credence nunca creyó en mí. Bien, será mejor que acabe con mi vida. Pero fue entonces cuando Credence me reveló su ternura... "