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Abandonada por su madre la noche de su nacimiento, Layla fue criada por su abuela que vivía en el campo. Su vida fue tranquila hasta el día en que, justo antes de cumplir veinte años, alguien llegó a su casa y reveló su verdadera identidad: era la hija de la rica familia Reed, y sus padres de repente quisieron recuperarla. Pensó que compensarían el tiempo perdido, pero para su horror, solo querían que se casara con un hombre discapacitado en nombre de Sandra. Incluso usaron a su abuela vulnerable para coertarla. Clark era heredero de la poderosa familia Smith, pero su familia estaba al borde de la bancarrota. Como si eso no fuera suficiente, después de un accidente automovilístico, el hombre frío ahora estaba lisiado, atrapado en una silla de ruedas. Para salir de este lío, decidió casarse con Layla. En su noche de bodas, Clark y Layla firmaron un acuerdo, acordando divorciarse después de dos años. ¿Este matrimonio realmente duraría dos años? ¿Descubriría Clark que su esposa no era una princesa rica y mimada, sino una simple chica de campo? Entre su pretendiente persistente y su marido frío, ¿a quién elegiría Layla?
El coche de bodas minuciosamente decorado entró a una tranquila villa. Se suponía que debía ser un día feliz, lleno de diversión y risas, pero el ambiente era tan deprimente como un funeral.
Layla Reed mantuvo la mirada hacia el frente, con la barbilla alzada y la espalda erguida para intentar parecer fuerte y confiada. Recordaba lo que Alina Wallace, su madre, le había dicho antes de subirse al vehículo. "Si avergüenzas o deshonras a nuestra familia, echaré a esa anciana del hospital".
Estaba hablando de la abuela de Layla. Aunque ella y su abuela no compartían sangre, amaba a esa mujer con todo su corazón.
Hacía un mes, Layla había sido solo una chica de campo.
Pero unos hombres de negro llevaron a la policía a su casa y dijeron que ella era la hija de la familia Reed, desaparecida desde hacía muchos años, pues alguien se la había llevado accidentalmente después de su nacimiento. Sus padres acababan de descubrir la verdad y querían recuperarla.
Layla siempre había deseado conocer a sus padres y disfrutar de su amor. Como pensó que Dios finalmente había escuchado sus oraciones, se fue con los hombres hacia la villa de la familia Reed. Sin embargo, su corazón se hundió de decepción en cuanto conoció a sus padres biológicos, Alina y Jim Reed.
"¿Esta es la niña?". Alina la miró de arriba abajo y arrugó la nariz con disgusto. "Dios, mira su piel. ¡Es terrible! Hazle un tratamiento facial".
De inmediato, las criadas llevaron a Layla a una habitación para que se sometiera a tratamientos de belleza. La cómoda cama y el relajante masaje le dieron sueño; y justo cuando sus ojos se estaban cerrando para quedarse dormida, escuchó a las criadas susurrando entre ellas.
"¿Esta es la chica de campo? ¿La que se va a casar en reemplazo de la señorita Sandra Reed?".
"Sí, es muy miserable. Escuché que el hijo mayor de los Smith está lisiado y tiene mal genio. Ahora la familia Smith se encuentra al borde de la bancarrota. Están pidiendo dinero prestado de todas partes. La señora Reed no quiere que su hija sufra, así que ha traído a esta chica para que se case con él. Es la novia sustituta".
"Escuché que la señorita Reed está enamorada del hijo mayor de los Lawrence. ¿Es cierto? Entonces, ¿por qué el señor Reed no canceló el compromiso de una vez?", preguntó una criada.
"¿Eres tonta? El señor Reed valora lo que la gente piense de él por encima de todo. ¿Crees que cancelaría el compromiso para quedar en ridículo?".
Los ojos de Layla se abrieron de repente. La decepción se alojó en la boca de su estómago y la furia se apoderó de sus venas. Inmediatamente se puso de pie y caminó hacia la puerta.
Quería volver a su pueblo. Este no era su hogar. ¡No eran sus padres! La consideraban una sustituta, nada más.
No obstante, justo cuando salía de la habitación, encontró a Alina en la puerta. Como si hubiera anticipado su reacción, ella le lanzó un informe de diagnóstico.
"Míralo".
Layla frunció el ceño y lo agarró del suelo. Su corazón dolió cuando leyó el nombre.
Era su abuela. Había sido diagnosticada con infarto agudo de miocardio. Ya estaba en una etapa avanzada. El costo estimado de la operación era de quinientos mil dólares. Layla se quedó inmóvil. ¿De dónde obtendría tanto dinero?
"Si te casas con el hijo de la familia Smith en reemplazo de Sandra, pagaré el tratamiento de esa anciana".
Esa mujer, que decía ser la madre biológica de Layla, ni siquiera se molestaba en tratarla con amabilidad. No tardó en proponerle un trato, pues creía firmemente que ella haría cualquier cosa para evitar que su abuela muriera.
"Señora Smith, ya llegamos".
El coche de bodas se detuvo y la voz del conductor sacó a Layla de sus pensamientos.
"De acuerdo".
Rápidamente agarró el dobladillo de su vestido de novia y salió del vehículo. Desafortunadamente, se golpeó con el techo del auto. Cuando levantó la cabeza, notó que los sirvientes la estaban observando con mofa. Aflojando su agarre, los fulminó con la mirada, respiró hondo y avanzó.
Pero su tacón afilado pisó el dobladillo de su vestido y lo desgarró.
Layla perdió el equilibrio y cayó hacia atrás.
Con los ojos fuertemente cerrados, esperó a que su espalda chocara contra el suelo. Sin embargo, no sintió ningún dolor.
Layla abrió los ojos con suma lentitud y frunció el ceño cuando se encontró tendida en los brazos de un desconocido. Sus profundos ojos estaban fijos en los de ella.
El hombre se veía sombrío. Estaba en una silla de ruedas, vestido con un traje de bodas. Un pañuelo de seda blanca se asomaba por el bolsillo de su pecho.
¿Era Clark Smith, su futuro esposo?
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