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Al comenzar sus pasantías de la universidad en la prestigiosa empresa Antártica, conoce a Tim Colton, el terror y heredero de toda la empresa de Antártica, terco, engreído y poderoso, ella lo detesta y a la vez no puede evitar sentir esa rara intensidad de atracción que los parece atraer a ambos. Pero hay un problema, Tim Colton, al igual que Venus, está comprometido con otra persona, y no solo eso, está casado. Pero el deseo de lo prohibido los llevará a vivir una intensa relación secreta.
Mi madre tenía 1 hora con 45 minutos de retraso, se suponía que debía llegar a las 9 am de Denver. Me levanté de la silla con la intención de irme, el vuelo tenía casi dos horas de haber aterrizado, de seguro ella me buscó y al no verme ya había tomado un taxi hacia mi residencia.
Mi madre tenía la paciencia del tamaño de un maní.
Solté un suspiro algo molesta y me levanté, pero como mi día solo emporaba, choqué de frente con alguien que estaba pasando y evidentemente no vi. Me separé rápidamente gimiendo de ardor al sentir un líquido caliente traspasar la tela de mi camisa y tocar mi piel, ¡joder!, era café recién hecho.
Por reflejo me quité la camisa rápidamente y me apresuré a limpiar mi piel con la misma tela antes de que me quemara aún más, sentí como poco a poco el ardor se volvía menos doloroso, al menos no fue tanto el contacto, pero mi piel cosquillaba con una sensación rara.
El hombre con el que choqué tenía también la camisa un poco manchada de café, sin embargo él no intentaba limpiarse, se mantenía pasmado, el teléfono suspendido en el aire y su viste fija en mí con la boca levemente abierta.
No entendía su reacción...
Hasta que me di cuenta que de hecho todos a mí alrededor me estaban viendo porque me había quitado la camisa sin pensar que no llevaba sostén, ni absolutamente NADA debajo.
¡Santa mierda!
Me cubrí rápidamente con la camisa, miré al hombre que seguía aún pasmado viéndome y dije:
─Perdón ─murmuré.
Y como no, solo se vio el humo imaginario de mi huida cuando salí corriendo de ahí hacia el baño y me coloqué la camisa.
¿Qué coños está mal contigo, Venus?
¿Quitarte la camisa en medio del aeropuerto? ¿En serio?
Bueno, era eso o quemarme. No es que fuera exhibicionista, sino que muchas veces hacia las cosas sin pensar.
Ese era uno de mis apodos en la secundaria cuando hacia cosas sin pensar, Venus-sin-cerebro.
Solté un suspiro intentando limpiar en vano mi camisa con el agua del grifo, pero ya no tenía remedio, estaba manchada. Me miré en el espejo, mis mejillas rojas manchaban mi rostro pálido por la vergüenza nacional que acababa de pasar.
Ya. Borrón y cuenta nueva.
Nada pasó, solo un traspié, en estos casos era mejor actuar como si no hubiera sido a mí la que le pasó aquello sino a otra persona en un mundo paralelo. No podía ser la única persona en el mundo que reaccionara así quitándose la camisa y enseñándole a todo el mundo las tetas... bueno, probablemente sí.
Me dirigí a la salida del aeropuerto, y por fin observé a lo lejos a mi madre, ella estaba hablando con el señor Steven, él vivía cerca de mi casa, era taxista del aeropuerto. Mi madre le mostraba la pantalla de su teléfono y seguía gritando exasperada, casi quise pegar la mano de mi frente pero me limité a girar los ojos, como no, mi madre siempre obstinada.
─ ¿Mamá? ─dije acercándome a ella y le hice un gesto de la mano al señor Steve en modo de saludo. Mi madre me miró frunciendo el ceño y cuando me reconoció, sus ojos brillaron dándome un abrazo.
─ ¡Gracias a Dios! ─Expresó─, estaba buscándote por todos lados, mi teléfono se descargó e intenté buscar un sitio donde cargarlo, pero no había, y le pregunté a ese hombre ─señaló al señor Steve desdeñosamente con su dedo─ que me prestara una llamada y me ignoró en mis narices.
Como no, mi madre siempre problemática.
─Mamá ─giré los ojos─, el sujeto es el señor Steve, él es sordo mudo.
Ella pareció avergonzada al comprender por fin lo que ocurría y comenzó a caminar arrastrando la maleta.
─Bueno ─se encogió de hombros─, me lo hubiera dicho.
Así era mi madre, muy testaruda, por eso desde que me fui de casa hace casi 4 años, había sido la gloria, mi espacio, mis decisiones, mis reglas... claro, que siempre extrañaba su compañía, su comida y hasta sus regaños, pero en algún momento debíamos crecer y volar para encontrar nuestro propio camino, nuestro propio calor de hogar.
Caminamos hasta mi auto y luego de acomodar su maleta en el asiento de atrás, manejé hasta mi residencia mientras mi madre parloteaba que su compañero de viaje en el avión no dejaba de botar gases por todos lados, la extrañaba. Yo vivía con mi mejor amiga Alomi desde que ambas nos mudamos de nuestro pueblo en Denver para empezar la universidad, yo en idiomas modernos y ella en ciencias sociales. Pronto comenzaría las pasantías, solo esperaba que me aceptaran en alguna empresa donde me postulé.
Al llegar a casa, Alomi saltó a los brazos de mi madre, ellas se la llevaban de maravilla, tal vez era porque ambas tenían ese amor incondicional por la cocina o porque se parecían físicamente, ambas tenían el cabello corto, rubio, eran robustas y ojos claros, a menudo las personas creían que ella era su hija y yo era la amiga, porque yo había sacado todo de mi papá, cabello oscuro, ojos azules, contextura delgada y orejas tan grandes como las de Dumbo, por eso siempre usaba el cabello suelto y enmarcando mi rostro, para que me las cubriera. Había recibido demasiado bullying en la escuela por eso, mis apodos eran: "Orejas de Dumbo", "Aeroplano", "Antena de TV", además del que ya había dicho "Venus-sin-cerebro", en ese tiempo tenia frenos en los dientes, acné por todo el rostro y era tan plana como una tabla, ahora en la universidad me había desarrollado, y ahora era que disfrutaba de ser "linda" y podía robar alguna que otra mirada.
Me senté frente a mi computador para revisar mi correo electrónico, se suponía que mi tutor de tesis me enviaría las últimas correcciones, estaba lista para trabajar en eso, pero para mi sorpresa no había nada de él, sino un correo del coordinador Roshman de la universidad:
De: Lc. Roshman, Lucas.
Para: Venus Manson.
Asunto: Pasantías estudiantes de pregrado.
Saludos Venus Manson.
Tengo el placer de informarle que ha sido seleccionada para cumplir sus pasantías en la empresa ANTÁRTICA, por su excelente dedicación y promedio. Por favor pase por las oficinas de la universidad para más información.
Lc. Roshman, Lucas.
Tuve que releer el mensaje como tres veces más y grité de la emoción haciendo mi baile privado donde movía mis brazos y cintura sobre la silla. Esta era la mejor noticia del día, haría las pasantías en una de las mejores empresas del país "ANTÁRTICA" y esto me abriría la puerta a miles de posibilidades...
En ese momento no sabía que aquí comenzaría el peor error de toda mi vida.
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Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved