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La doble vida de mi padre

La doble vida de mi padre

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Esta historia trata de Celine Díaz, de aproximadamente setenta años, cuenta su trágica historia, la de su madre, y la de sus ocho hermanos al vivir con su padre, todos los maltratos que soportaron cada uno de ellos, incluso en la vida adulta, hasta el día de su muerte. La doble vida de su padre, creó en muchas personas la sed de venganza. Ocho hermanos, una muerte trágica ¿Quien será el verdadero culpable?

Capítulo 1 La vida de Celine

Soy Celine, actualmente tengo setenta y siete años, tengo un matrimonio feliz con Javier, una vida estable, seis hijos maravillosos, cuatro naturales, Ana, Carol, Jackson y Renata. Más Dos que crié con mucho amor Blanca y Lissette, además tengo ocho hermosos nietos de diferentes edades, Daniel, Isabela, Abril, Rihanna, Sara, Adriana, Joseph, Matías.

Estoy casada con el padre de mis hijos, desde hace más de 45 años, tenemos un hogar, somos estables económicamente, no puedo quejarme de ninguna manera de la vida que tengo ahora.

Por qué no siempre fue así, mi padre se llamaba Jonatán y estuvo casado con mi madre hasta que ella murió, y unos años más tarde murió el.

La muerte de mi padre, a muchos nos dio cierto alivio, aunque suene cruel, llego después de ochenta años.

¡Ochenta años!, para que al fin pagara todos los crímenes que había cometido.

Mi madre, era tan dulce, tierna, servicial, y amorosa, vivía en casa atendiéndonos a todos, y pocas veces era atendida.

Era amada por todos, excepto por mi padre.

Mi padre tenía doble vida, y con eso no me refiero a que era infiel, o al menos no todo el tiempo.

En ocasiones era el padre perfecto que toda niña sueña tener, nos llevaba de vacaciones a donde decidiera la mayoría.

Nunca nos faltó alimento, ni útiles escolares, siempre teníamos todos los juguetes de última generación, las mejores prendas de ropa, y zapatos.

En fin, en ocasiones me sentía feliz de ser su hija, ahora setenta y siete años después me doy cuenta que no era la vida soñada que pensaba, que todo estaba mal.

Actualmente mis hijos no comprenden el motivo de mi inseguridad, y mi nerviosismo, siempre me juzgan, por no dejarlos salir a cualquier lugar, pero nunca he hablado de este tema.

¡Hasta justo hoy!, que mi hija menor, Lissette, en una conversación de esas inevitables, en la que cuento mi pasado, para tranquilizar su curiosidad.

— Madre, ¿Tu sientes que el abuelo tenía que pedirte perdón?

— Sí, claro.

— ¿Por qué?

— Por qué intento violarme cuando tenía ocho años.

Después de decir esta pequeña frase, la habitación queda en un profundo silencio, se acabó toda la conversación, mi hija salió de la habitación, y no tardaron en comenzar a brotar lágrimas de mi rostro al recordar, todo lo que vivimos durante todo el tiempo que vivimos con mi padre.

Al salir y verla sentada en el sofá, meditando me dijo:

— Perdóname, por no entender cuando en mi niñez no me dejabas ir a casa de ninguna amiga.

— Tranquila hija, no puedes saber algo si nadie te lo dice. No es fácil para mi tocar ese tema, aunque ya parte de mi lo supero el día que murió tu abuelito.

— Aún tengo una duda ¿Por qué si era tan malo, seguías visitándolo en su vejez?

— Porque, tenía cosas buenas, lo amaba, era mi padre. A veces mi héroe, a veces mi verdugo.

Desde que tengo uso de razón comencé a tomar en cuento algunos rasgos sociales de mi padre y mi madre, me ayudo a ser la madre y abuela que soy hoy en día, tome lo positivo de mis padres, y lo aplique en la crianza de mis hijos, para que ellos repitieran la historia con los nietos.

Y me enfoque en que ninguno de mi familia pasara por todo lo que yo había pasado. En defenderlos de quien sea a capa y espada, enseñarlos a contar todo lo malo que les sucediera y a valorar a la familia.

Generalmente soy blanco de burlas y críticas, por no modernizar las formas de crianza, y mantener a mis hijos en una burbuja, pero actualmente mi hija mayor tiene 45 años y mi hija menores 26 años. Son personas estables, estudiadas, de buen corazón, buenos padres, buenos hijos. Aunque si admito que durante su adolescencia no les di la libertad que tanto me exigían.

¿Cómo podría?, Si mi propio padre, que se supone debería ser mi héroe fue también quien me hizo más daño en la vida, a mí, a mi madre, a mis ocho hermanos y a mi madre. ¿Cómo permito que mis hijos confíen en personas extrañas?

Siempre dude, a veces pienso que todas las familias pasan por eso, y nunca dicen nada, luego me doy cuenta que mi familia es totalmente diferente, y me siento orgullosa del trabajo que he realizado.

Javier y yo trabajamos por más de cuarenta y cinco años de enfermeros, el sigue, yo estoy ya en casa, cuidando de mis nietos.

Como enfermeros durante algún tiempo, nos turnábamos para trabajar, una noche mi esposo, una noche yo, algunas veces nuestras guardias coincidían y teníamos que dejar a los niños solos durante toda la noche.

Muchas personas me decían “Tienes que contratar una niñera”, “Puede ocurrir una desgracia”, “No puedes tener a los niños solos” “Déjalos al cuidado de tus padres”.

A lo que siempre respondía un rotundo NO, durante muchos años vi a mis hermanos dejar a sus hijos con mis padres, ¿Sera que mi padre no les hizo nada a ellos? ¿Cómo pueden tener la plena confianza de dejarles a sus hijos? Después de todo lo que fue capaz.

También me he preguntado en muchísimas oportunidades si mi madre nunca sospecho de nada de lo que hacía, otras veces me pregunto ¿Por qué soporto tanto maltrato de mi padre?, nunca le pregunte, en tiempos antiguos era prohibido meterse en la vida de nuestros padres, lo veíamos todo, pero desde lejos para no interferir, o seguramente saldríamos lastimados.

¿Cómo podría dejar a mis hijos al cuidado de cualquiera? Cualquier persona podría ser como mi padre, demostrar ser la mejor persona delante de todos, pero ser un verdugo en casa.

Se merecía la muerte que tuvo, de eso no me cabe ninguna duda, dudo que fuera un accidente, alguien tuvo que hacerlo.

De tantos momentos buenos y malos vividos durante toda mi infancia, si alguien me pregunta ¿Cómo era tu padre?, responderé dulcemente, “Mi padre era bueno por fuera, pero tenía un mal corazón, así que llevaba una doble vida” Pero estoy segura que no todos piensan eso, y por eso murió mi padre de forma inexplicable.

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