Entre la venganza y el amor

Un hombre muy imponente sale del ascensor hacia su oficina que estaba en el último piso, se acomoda en su silla y poco después su secretaria entra.

Secretaria - Señor, el detective ya está afuera.

Hombre - ¡Puedes hacerlo entrar!

Minutos después, el detective entra con un sobre negro en las manos.

Hombre - ¡Siéntate!

El detective se sienta frente al hombre poderoso del otro lado de la mesa y le entrega un sobre.

Hombre - ¿Estás seguro de que todo está aquí?

Detective - Hice la investigación con el mayor nivel de detalle posible, es el mejor trabajo que podría haber hecho.

Hombre - ¡Excelente!

Le entrega otro sobre con dinero al detective y finaliza la reunión.

El hombre se queda un tiempo sentado en su silla mirando al techo hasta que decide abrir el sobre, leer toda la información y descripciones hasta llegar a una foto y mirarla fijamente durante unos segundos.

Luego cierra los ojos y vuelve a su pasado, hace 15 años, cuando tenía solo 12 años de edad.

Recuerdos:

"Se despierta con ruidos en la planta de abajo, baja las escaleras lentamente y termina deteniéndose a mitad de camino agachándose un poco para ver la cocina, puede ver a su padrastro golpeando a su madre con puños y patadas, tirándola al suelo.

¡Niño! - ¡No!

El padrastro mira al niño.

Vuelve al cuarto niño, eso no es de tu incumbencia.

Mujer - ¡Deja a mi hijo en paz!

El hombre saca el cinturón de la cintura de su pantalón y corre tras el niño, que sube las escaleras de dos en dos, entra en el cuarto y cierra la puerta con llave.

Padrasto - ¡Abre esa puerta, niño!

El hombre golpea la puerta con puñetazos.

Padrasto - Si no abres esta mierda de puerta, voy a bajar y golpear más a tu madre, ¿qué eliges?

Se detiene de golpear la puerta y se queda quieto esperando que el niño abra, porque sabía que él prefería recibir golpes en lugar de su madre.

La puerta se abre y el hombre entra, con cada azote su semblante de indignación aumentaba, parecía grabar todo en su memoria.

Actualidad...

El hombre abre los ojos y se enfurece después de haber recordado esa escena, da un golpe en la mesa y se levanta yendo hacia la ventana de vidrio, se queda parado en el último piso mirando el movimiento de la gran ciudad de São Paulo.

Regresa a la mesa y coge la foto.

Hombre - ¡Me vengaré alcanzando a la persona más importante de tu vida, idiota!

...

Una enfermera estaba guardando su mochila para irse a casa, cuando otra entró dándole un susto.

¡Dios mío, qué susto!

Enfermera - ¿Estás teniendo sustos por nada, Varna?

Varna - Realmente, últimamente estoy muy estresada, Bia.

Bia - ¿Y la terapia, la dejaste?

Varna - Hace una semana que no voy, necesito relajarme, creo que voy a nadar un poco en la piscina de la escuela.

Bia - Ah no, amiga, no puedo creer que todavía vayas a nadar todas las noches en la piscina de esa escuela de natación.

Varna - Sí, el señor de la portaría me deja entrar para nadar bien, es un secreto entre nosotros. Risas...

Bia - Voy a volver, hoy tengo turno hasta las 6 de la mañana.

Varna - ¡Hasta luego!

...

Varna Nielsen, de 22 años de edad, era enfermera en el ala de niños en un hospital, vivía sola, recientemente se mudó a una casa pequeña porque el alquiler era más asequible, sufría mucho de trastorno del sueño, y eso le causaba ansiedad.

Ella salió del hospital alrededor de las 22h, caminó por la acera hacia la parada, pero vio su autobús detenido en el otro lado de la calzada, casi fue atropellada al intentar cruzar la avenida corriendo.

Conductor - ¡Qué morir chica!

Varna - ¡Lo siento, señor!

Ella llega a tiempo agitando la mano para el autobús, sube y paga su pasaje, yendo hacia los asientos traseros y sentándose, pone sus audífonos para escuchar algunas músicas románticas antiguas.

Después de 15 minutos ella llega frente a la escuela de natación y baja, inmediatamente un señor muy simpático abre la puerta.

Pensé que no vendrías hoy, niña.

Varna - ¿Cómo no, señor Chico, nadar me relaja. Risas...

Chico - Voy a encender las luces de la piscina.

Varna - Gracias, traje estos galletitos para usted.

Chico - Oh... hija mía, no hacía falta.

Varna - La madre de una paciente que me los dio.

Chico - Usted debe ser una gran enfermera chica, se nota el cariño que fue envuelto en ese bote de galletas.

Varna - Come todo, después dime si estaba bueno.

Ella sonríe y va caminando a pasos anchos hacia el área de la piscina, entra en el vestuario, coloca la mochila encima del largo banco de madera marrón, se quita la ropa y va a tomar una ducha, luego se pone el traje de baño.

Llegando al borde de la piscina, hace unos estiramientos y salta al agua nadando y dando varias vueltas.

Pasa exactamente 20 minutos y luego se va caminando, pues su casa estaba a solo una cuadra de allí, era un poco peligroso, ella tenía plena conciencia de eso, pero acabó acostumbrándose.

Llega a casa ya exhausta, abre la puerta y es recibida por su gatito de mascota, maullando bastante, rozando sus piernas.

Varna - ¿Hola Mimi? ¿Me extrañabas?

Ella pone la mochila en el sofá y saca los tenis cogiendo a su gatito en el brazo, yendo directo a la cocina, toma la ración de él y la pone en el plato.

Varna - ¡Come ahí, cariño!

Ella va a su cuarto y se juega con todo en la cama, toma el control remoto y enciende la televisión, estaba pasando las noticias.

Varna - ¡No más malas noticias!

Ella sigue cambiando de canal y termina apagando la televisión.

Varna - No pasa nada que sirva en la televisión, eso es una vergüenza nacional.

Ella se levanta y va de nuevo a la cocina, busca algo para comer en la nevera y no encuentra mucho de su agrado, abre los armarios y toma una pasta instantánea para hacer.

Después de cenar, tomó un libro para leer en la cama.