Que más que mi padre, ah sido el causante de todas mis desgracias. Por su culpa, no pude vivir una infancia plena y feliz como la de todo niño. Si no una llena de maltrato y infelicidad, pero en cinco meses todo será distinto. Seré mayor de edad y me podré ir del circo. De este mundo del entrenamiento, que ofrece felicidad ah los demás. En busca de dinero, pero que en su vida ordinaria. Solo hay sufrimiento.
Se que la idea de haberme criado en un circo, se escucha muy divertida. Pero mi padre, además de ser el anfitrión del espectáculo, y el pastor de la comunidad. Hizo que viviera toda mi vida en un infierno.
-Lise, Lise-yo me doy la vuelta. Encontrándome con Alfredo, mi mejor amigo-en dos horas comenzará la subasta. ¿Asistiras?-el pelirrojo. Ah pesar de crecer en una familia pobre, se convirtió en un chico dulce y de muy buenos sentimientos. Es mayor que yo por dos años, y ya ah experimentado el mundo fuera de este circo.
-Lo se. Mi padre ah exigido que regrese temprano ah casa-le comento.
-Umm... Entiendo. ¿Ya hablaste con el?-Alfredo le había dado una beca para estudiar en los ángeles medicina. Y este año se iría. Y tenía planeado irme con el, después de cumplir la mayoría de edad.
-Aun no. Ya sabes cómo es, no me lo permitiría. Su ideal, es que permanezca en el circo. Después de cumplir la mayoría de edad.
-Ahh... Pero que cruel es, tu debes decidir eso, no el.
-Deberias explicárselo. Porqué el no piensa de la misma manera.
-Que ah ti no te afecte lo que el desee. Al final de cuentas, es tu vida de la que estamos hablando. Es injusto que el piense que te puede retener aquí en contra de tu voluntad después de cumplir la mayoría de edad.
-Sabes lo difícil que es hablar con mi padre. No tuve la suerte de nacer en una familia como la tuya, humilde pero con maravillosos sentimientos-hablar de su familia. Era un tema en el cual, Alfredo lo hacia sentir mal. Y es que ah su madre la diagnosticaron con cáncer cerebral ya hace un año. Y solo pensar que ah la señora Bianca le pase algo, me entristece. Ella ah sido como una madre para mi, y saber que no está bien. Es algo que me da mucha tristeza.
-Queria verte antes de irme. Recuerda que vendré dentro de cinco meses ah buscarte, y no pienso marcharme sin ti. Así que nada de cambiar de idea-yo me bajo de la bicicleta y lo abrazo con amor. Realmente lo iba ah echar de menos.
-Por favor-unas cuantas lágrimas salieron sin antes avisar-no te olvides de mi.
-Eso jamás preciosa-yo me alejo de el. Este aprieta mi barbilla para así darnos otro abrazo.
Y solo se fue, Alfredo había alcanzado algo que yo ansiaba tener toda mi vida. Quería salir de aquí, y solamente el sería capaz de ayudarme.
Pero mientras que eso pasar. Tendría que continuar mi vida como lo había hecho estos diecisiete años, después de llevar todos los pedidos. Regreso ah mi casa, la cual estaba alado de la familia Rinaldi. Una pelirroja de ojos verdes se encontraba llorando, de seguro de tristeza porque su hermano mayor se había marchado.
Florence es la hermana de tan solo quince años, de Alfredo. Quise acercarme ah la chica, que consideraba una magnífica amiga. Pero la dulce voz de mi tía Hélène me lo impide
-Lise-ella me regala una tierna sonrisa cuando la veo ah los ojos. Yo me acerco ah ella y le regaló un casto beso en su mejilla derecha, las dos nos adentramos ah la pequeña casa de tan solo dos habitaciones. Si bien había tenido un poco de felicidad en mi vida, era gracia ah mi tía Hélene, ella era la hermana menor de mi madre. Cual murió dos años después de mi nacimiento.
-¿Y padre?. ¿Ya se ah marchado?-le pregunto curiosa caminando junto ella.
-Asi es-mi tía detiene su paso y me para en frente de mi. Causando que yo detenga el mío-Pero me ha dicho que te informará. Que te espera en la subasta.
-¿Y eso?-pregunto un poco confundida. Era extraño que mi padre quisiera que lo acompañara en una subasta. Nunca lo había hecho antes, y esto debido ah qué le doy vergüenza.
-Pues no lo se. Solo me dijo que te dijera eso, y que te quiere puntual.
-Lo que me faltaba. La subasta está que comienza, te dejo-le doy un beso rápido en la mejilla ah mi tía-debo correr si quiero llegar ah tiempo.
Y eso fue lo que hice. Corrí con todas mis fuerzas para poder llegar ah tiempo en el lugar que se haria la subasta, pero había un detalle. El lugar donde se haria la subasta se encontraba muy lejos. Así que no me quedo más que aumentar mi ritmo, corrí con fuerza. El sudor invadía cada haria de mi cuerpo, me encontraba muy cansada. Pero eso no me detuvo hasta llegar ah la subasta.
Lamentablemente, algo tarde.
-Vendida-anuncia el señor Greco, no sabía con exactitud que era lo que se estaba subastado. Lo único que sabía era que mi padre bajo del escenario enojado, yo trago al ver el aspecto de su rostro. Se encontraba furioso.
Me había dado una orden y por más que lo intenté, no lo conseguí. El solo me toma con fuerza de mi muñeca derecha, para así tirarme. Creí que me caería en sima de la tierra, pero en lugar de eso. Unos brazos realmente tonificados mortivan mi caída, con lentitud alzó mi mirada.
Encontrándome con los ojos más hermosos que jamás había visto en mi vida. Si había alguien que no creía en Dios, solo era cuestión de ver sus majestuosos ojos para comenzar ah creer. Eran tres tonalidades diferentes de azul, mezclado con un verde increíble.
Nunca había visto tanta belleza en un rostro. Su negro cabello le daba un toque más pálido ah su rostro, su nariz era perfilada. Completamente perfecta, poseía labios hermosos y carnosos. Y sus mejillas poseían un color carmesí.
-Es ella. Disfrutarla, es toda tuya-las crueles palabras de mi padre causaron que regresara ah la realidad. Mi corazón se encontraba paralizado. Y mi cerebro intenta procesar lo que realmente estaba pasando.
¿Qué es lo que había hecho?.