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Historia

Capítulo 5 La astucia de la sirvienta

Palabras:1543    |    Actualizado en: 16/05/2023

Rhonda sintió que Eliam se había enfadado con ella, por lo que se arrepintió de haber sido demasiado entrometida el primer día. Ella solo quería ahorrar su dinero, pero él no parecía apreciarlo.

Pronto, oyó el sonido del agua cayendo desde el baño, y sintió sueño.

Puso la tarjeta en el armario, tomó dos pastillas contra el resfriado, se puso el pijama y se fue a la cama.

Separó la cama en dos con la colcha. Ella durmió en el lado izquierdo de la cama, dejando el lado derecho para Eliam.

Planeó hablar un poco con el chico luego de que este saliera del baño, pero tenía mucho sueño, en parte gracias a la medicina.

Eliam tomó una larga ducha a propósito, y salió finalmente del baño.

Aturdida, Rhonda sintió que la cama se hundía y que alguien se acostaba al otro lado; sin embargo, tenía demasiado sueño para abrir los ojos. Pronto se sumió en un sueño tranquilo y soñó con su abuela.

Rhonda sintió una oleada de amor cuando vio a su abuela en su sueño. Se lanzó hacia ella y le rodeó el cuello con los brazos, como hacía cuando era niña.

El abrazo de su abuela era cálido y reconfortante, y la fragancia del jabón que desprendía la tranquilizó. No quería soltarla…

Sin embargo, Nora, su abuela, pareció empujarla con disgusto. Rhonda se comportaba como una niña malcriada. Cuanto más se resistía Nora, más estrechaba su abrazo.

Eliam yacía en la cama con los ojos muy abiertos. Rhonda había echado las manos y las piernas sobre él, encerrándolo en un fuerte abrazo, así que no podía dormir… ¿cómo podría?

¡Quería echarla de la cama a patadas! Pero cuando la escuchó llamar a su abuela en sueños, contuvo su enojo y soportó la tortura.

Estaba exhausto. No había estado tan cansado ni siquiera cuando trabajaba toda la noche.

En la mañana, se levantó a tiempo, como siempre, pero la muchacha seguía profundamente dormida debido al medicamento contra el resfriado.

Él tuvo que resistir el impulso de abofetearla para que se despertara.

En aquel instante, Maggie trajo un traje planchado y se lo entregó.

"Señor, ¿se ha levantado la señorita Horton?". Maggie echó un vistazo al dormitorio.

Ella había planeado recomendar a su sobrina, Amanda Kerr, que se casara con Eliam.

Amanda era una doctora que estudió en el extranjero, además de ser bonita.

Pero le decepcionó que Richard nunca considerara a su sobrina, y que en su lugar publicara un anuncio en Internet.

La verdad es que estaba furiosa por eso.

Anoche, Richard fue un paso más allá y le prometió a Rhonda que le regalaría la casa si se quedaba embarazada del hijo de Eliam.

Maggie estaba tan furiosa que no pudo dormir en toda la noche.

Daba vueltas en la cama, pensando que algo tan bueno debería haberle ocurrido a Amanda.

Por eso, se levantó temprano por la mañana. Siempre le preparaba el traje a Eliam a diario, y decidió aprovechar la oportunidad para comprobar si él y Rhonda habían consumado el matrimonio la noche anterior.

Eliam tomó la ropa con indiferencia, ignorando las palabras de Maggie. Tenía los ojos hinchados e inyectados en sangre.

Maggie se asomó por la rendija de la puerta y vio un brazo delgado estirado fuera de la cama; además, Eliam bostezaba sin cesar. Estaba segura de que ambos se lo habían pasado muy bien la noche anterior, y el estómago se le revolvió con inquietud.

"Señor Sloan, es hora de pagar la cuota de administración de la propiedad para la segunda mitad del año", dijo Maggie con seriedad.

"A partir de ahora, Rhonda se encargará de todo esto".

"Pero...".

Maggie quiso decir algo más, pero cerró la boca con prudencia al notar la impaciencia del muchacho.

Una vez que Eliam se marchó, la sirvienta levantó enfadada la colcha y despertó a Rhonda.

"Señorita Horton, es hora de levantarse para preparar el desayuno".

Rhonda se frotó los ojos y lanzó un bostezo. Dejó escapar un grito ahogado cuando vio a Maggie de pie a los pies de la cama fulminándola con la mirada.

"¡Dios, Maggie! ¡Casi me matas del susto!", exclamó, se sentó en la cama y la evaluó. "¿No puedes llamar a la puerta antes de entrar?".

"Estaba profundamente dormida, señorita. ¿Cómo podría haberme oído llamar a la puerta?", replicó la empleada con confianza.

"¿Pero no te parece de mala educación entrar así como así?". Rhonda nunca había visto una criada tan descarada. Parecía más una anfitriona que una sirvienta.

"De acuerdo, la próxima vez llamaré a la puerta antes de entrar". Maggie le reviró los ojos y continuó: "Entonces, ¿quién hará el desayuno esta mañana?".

"¿Quién solía hacer el desayuno?", preguntó la otra.

"Solía hacerlo yo, por supuesto. Pero hablé con el señor Sloan esta mañana. Él dijo que usted cocinaría a partir de ahora".

Ronda puso una expresión confusa, pues Eliam no le habló de eso; además, el sueldo mensual de Maggie era de nueve mil dólares… ¿y no tenía que cocinar? Eso no tenía sentido.

Rhonda miró a Maggie y le preguntó: "Perfecto. Si yo cocino, ¿qué harás tú?".

"Eso no es asunto suyo. Solo haga su trabajo".

"Por supuesto. Dame la mitad de tu sueldo y cocinaré tres comidas al día".

Rhonda no sabía por qué esta mujer estaba en su contra. Tal vez Eliam se lo había pedido. Pero ella estaba decidida a no permitírselo.

Maggie montó en cólera cuando escuchó la sugerencia de la otra.

"¿Por qué demonios querrías quitarme la mitad de mi salario? Fue el señor Sloan quien pidió que cocinaras, ¡no yo!", espetó la empleada, dejando las formalidades de lado por su ira.

"De acuerdo. Entonces llamaré a Eliam para confirmarlo". Rhonda la miró con agudeza. "Por favor, sal ahora. Quiero cambiarme la ropa".

Rhonda se veía tranquila y tímida, pero Maggie no esperaba que fuera tan complicado tratar con ella.

Después de que la sirvienta se fue, Rhonda se vistió y fue a la cocina.

La cocina de la casa de los Sloan era espaciosa, y casi tan elegante como la de un hotel de cinco estrellas.

Rhonda llevaba cocinando desde que era adolescente, por lo que hacer el desayuno no fue gran cosa para ella. Enseguida preparó un nutritivo desayuno que aprendió en Internet y se lo dio a Richard, quien se encontraba muy contento, y no tardó en elogiar sus habilidades culinarias.

Maggie pensaba avergonzar a Rhonda, pero no esperaba que Richard la elogiara. Aquello la hizo molestar aún más.

Cuando Rhonda salió del cuarto de Richard, Maggie la siguió.

"Señorita Horton...".

"Por favor, llámame señora Sloan", respondió esta con voz fría. Le parecía que Maggie no valía lo suficiente como para ganar nueve mil dólares al mes.

La empleada se aclaró la garganta, y de mala gana siseó entre dientes: "Señora Sloan, el desayuno que ha preparado solo es suficiente para dos personas. ¿Qué comeré yo? Si tengo que prepararme el desayuno, le pediré al señor Sloan que me suba el sueldo".

"Nueve mil dólares son suficientes para que comas tres veces al día". Rhonda iba a llegar tarde al trabajo, por lo que no quería perder el tiempo discutiendo con Maggie, así que se dio la vuelta para marcharse.

Entonces, la criada la agarró del brazo y gritó: "¡Señora Sloan, no puede hacerme esto…!".

"¡Quítame las manos de encima!". La repentina acción de Maggie confundió a Rhonda. Intentó retirar el brazo, pero la empleada cayó inesperadamente.

Sin embargo, parecía que ella la había empujado.

"¡Rhonda!". La voz fría y rotunda de Eliam sobresaltó a Rhonda, quien apenas volteó, vio su expresión amenazadora. Ella creía que él ya se había ido a trabajar, por lo que no esperaba que regresara tan pronto.

Eliam se acercó y levantó a Maggie, para luego ver a su ahora esposa con el cejo fruncido. "Maggie está envejeciendo. Si tienes alguna queja, puedes hablar con ella y resolverla. ¿Por qué la empujaste?".

Rhonda entendió lo que pasaba. Maggie debía de haber visto que Eliam regresaba, así que montó una escena cayéndose y haciendo creer que ella la había empujado.

"¿No tienes nada que decir?". El rostro del muchacho se oscureció al ver que ella no se molestaba en explicarse.

"Yo no la empujé. Ella se cayó sola". Rhonda no pudo reivindicarse. No esperaba que Maggie fuera una sirvienta tan astuta.

"Señor Sloan, eso no fue lo que pasó". Los ojos de la mujer enrojecieron, como si hubiera sufrido una gran injusticia y humillación.

"¿Qué fue lo que pasó? ¡Dime!", gruñó el chico.

"La señorita Horton quiso complacer a su abuelo, así que dijo que ella se encargaría de cocinar a partir de ahora. También dijo que reduciría mi salario a la mitad porque ya no tengo que cocinar. Señor Sloan, usted conoce a mi familia. Mi hijo hará el examen de ingreso a la universidad este año...".

Eliam frunció el cejo al oír eso. Rhonda ya se había quejado anoche del salario de Maggie, y quería reemplazarla por una nueva sirvienta. No esperaba que ella causara problemas tan temprano por la mañana.

"¡Ven conmigo!". Eliam arrastró a Rhonda hasta el auto, pues no quería que su abuelo los oyera discutir.

"Sé que quieres cambiar a la empleada, pero no puedes hacerlo de esta manera".

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Contenido
Capítulo 1 Soy la dueña de este apartamento Capítulo 2 Matrimonio repentino Capítulo 3 Mudanza Capítulo 4 Richard Capítulo 5 La astucia de la sirvienta Capítulo 6 Santino y su nuevo empleo
Capítulo 7 Fideos para cenar
Capítulo 8 Buscar a Santino
Capítulo 9 El apartamento de Rhonda
Capítulo 10 El pasado de Robert
Capítulo 11 Reunión en la estación de policía
Capítulo 12 Sus padres
Capítulo 13 Lesionado
Capítulo 14 Cumpleaños
Capítulo 15 Me estás seduciendo
Capítulo 16 Encontrarse con su ex en el centro comercial
Capítulo 17 Un accidente inesperado
Capítulo 18 Aumento de sueldo
Capítulo 19 La fotografía
Capítulo 20 Negligencia
Capítulo 21 La marca de lápiz labial en el cuello
Capítulo 22 El doctor Coyle está llamando
Capítulo 23 El plan de Cristina
Capítulo 24 Llama a la policía
Capítulo 25 Otro choque automovilístico
Capítulo 26 Una invitada inesperada
Capítulo 27 Evidencia irrefutable
Capítulo 28 La verdad sale a la luz
Capítulo 29 El regreso de la tía de Eliam
Capítulo 30 Causar problemas
Capítulo 31 La audición inicial
Capítulo 32 Un regalo para Eliam
Capítulo 33 Un trato
Capítulo 34 Eres increíble
Capítulo 35 Prima Ingrid
Capítulo 36 Al extranjero con Richard
Capítulo 37 El héroe
Capítulo 38 Fiebre
Capítulo 39 Los problemas causados por un ramo de rosas
Capítulo 40 Encuesta
Capítulo 41 Sacrificar esta oportunidad por Diana
Capítulo 42 El enojo de Rhonda
Capítulo 43 El astuto Eliam
Capítulo 44 Pelea entre padre e hijo
Capítulo 45 Sorprendió a todos
Capítulo 46 Embajadora de la marca
Capítulo 47 La máscara de zorro
Capítulo 48 Una noche con un desconocido
Capítulo 49 Encuentro inesperado con Santino
Capítulo 50 Tener un bebé
Capítulo 51 Visitar a Nora
Capítulo 52 Los parientes de Rhonda
Capítulo 53 Leonard es lastimado
Capítulo 54 La mentira de Eliam
Capítulo 55 Los sospechosos
Capítulo 56 Encuentro con Santino
Capítulo 57 Mensajes de Sloiam
Capítulo 58 La arrogante Tess
Capítulo 59 La provocación de Diana
Capítulo 60 Un accidente durante el rodaje
Capítulo 61 El truco de Diana
Capítulo 62 Una sorpresa repentina
Capítulo 63 Devuélvemelo
Capítulo 64 La desaparición de Leonard
Capítulo 65 El abrazo de Eliam
Capítulo 66 Richard es hospitalizado
Capítulo 67 Enfermarse
Capítulo 68 Te prometo todo
Capítulo 69 Informar al abogado
Capítulo 70 Quién es ese hombre
Capítulo 71 El trato de Diana
Capítulo 72 Pelea
Capítulo 73 Mostrar sus verdaderos colores
Capítulo 74 Competencia abierta
Capítulo 75 La verdad
Capítulo 76 Tengo hambre
Capítulo 77 Cristina es liberada
Capítulo 78 Lo siento, Eliam
Capítulo 79 Rehusar la mediación
Capítulo 80 Me enamoré de ti
Capítulo 81 Rumores
Capítulo 82 Si te hace feliz
Capítulo 83 Aviso de despido
Capítulo 84 Pillado en la cama con una prostituta
Capítulo 85 Michelle ha sido arrestada
Capítulo 86 Quiero hablar contigo a solas
Capítulo 87 Llevar a Diana a casa
Capítulo 88 De vuelta a su puesto
Capítulo 89 Ver a Steven de nuevo
Capítulo 90 El orfanato
Capítulo 91 Orden
Capítulo 92 Hacer el ridículo
Capítulo 93 Estar fuera por negocios
Capítulo 94 Los tíos
Capítulo 95 Elegir un cementerio
Capítulo 96 Banquete de agradecimiento
Capítulo 97 Señora Coyle
Capítulo 98 La renuncia de Fiona
Capítulo 99 Queja
Capítulo 100 Compartir la desgracia
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