o 2: El
tra compañía y creando recuerdos que parecían sacados de una película romántica. Nos reímos de s
o local, Gabriel estaba algo distante. Lo
ose la nuca. —No, no es nada
ué estás pensando? ¿O
y tristeza. —Emma, hay algo que necesito decirte. Al
, puedes decirme cualquier cosa. Somos
que sepas que te valoro más de lo que puedo expresar con palabr
ción e inseguridad llenando mis oj
. —Emma, necesito alejarme. No porque no te quiera
—¿Estás terminando nuestra
pesar. —Lo siento, Emma. Cre
con caer mientras luchaba por procesar lo que estaba suce
—Emma, es complicado. No puedo explicarlo ahora mismo, pero
er la compostura. —Bien, Gabriel. Si esto es lo que sientes qu
o que compartimos. Si alguna vez cambian las cosas, si llego a comprender
es inexprimibles. Nos abrazamos con fuerza, sabiend
y risas se convirtió en un recordatorio constante de lo que se había perdido. Tr
icatriz de aquel verano de amor y pérdida. Hasta que un día, una oportunidad inesperada me lleva