caban cada parte de mi cuerpo como si fuera un lienzo
. — Ahora abre estás piernas para mí y
ud
piernas dándole la mejor visión de mi coño a Artem, pude ver cóm
jo y paseó toda su lengua
e
mente asustada, Artem se notaba enoja
ndo? — pregunta. — Est
pregunto c
lacer hazlo, pero no gima
lirando amigo, de seguro es
es más fuerte que yo. Coloco mis manos por encima de mi cabeza y abrió mis piernas para meterse en el
sus labios, se inclinó hacia delante y metió su cara
mía? — Artem se frota sobre mi coño sacándome un gemido. — Eso quiere d
recorría todo mi cuerpo y también lo pude escuchar jadear. Pero como pude me zafé de su agarre y lo acosté sobre
lo sin dejar de moverme sobre él. — Pero uno d
to de encima de él y
rtemente la puerta. — ¡Sal de
esposo mío p
túmbate la puerta, y te cogeré tan
qué mied
onios
cuchó absolutamente nada, como si Artem Petrov hubie
sueño húmedo, pero aquello fue imposible. Sentí unos brazos fuert
e puedes es