de la banda de Los Cuarenta, con la que llevaba cuatro años, sino también como una de las más bonitas. Su largo cabello rubio y sus grandes ojos color miel complementab
bradas a dedicar largas horas al ejercicio, además d
esto muchacho apenas un año mayor, también considerado como una de las voces masculinas más destacadas de la banda, la cual estaba compuesta por c
ena, prendas ahora reemplazadas por la larga camiseta gris sin mangas, la cual acostumbraba a usar para irse a la cama. Las manecillas marcaban la una y treinta y cinco de la madrug
la habitación. Pero no fue el hermoso rostro de su compañera el que se encontró al otro lado de la puerta, sino la enorme sonrisa de un chico desconocido, de alrededor de
er! ¡Estoy abrazand
itar para luego preguntar mientras
n es? ¿Quién l
e ama en este mundo y nada
icia, no lograba deshacerse de la
me ir –grit
erecho del muchacho, seguido por una patada que aterrizó en su rodilla, y una tercera que vino a estrellarse en su espinilla. La cuarta patada, esta vez por parte de Mónica, impactó la parte baja de su estómago, logrando que el muchacho vestido de negro quedara fuera de combate mientras se retorcía de dolor. No pasó más de un minuto antes de que Rodolfo, el mánager de la ba
de haber visto mucho mundo a sus treinta y
u cuerpo temblando como si estuviera p
, una vez se aseguró de que los hombres de seg
, se abalanzó a abrazarme y darme besos ap
raba de consolar a la que se había convertido en su m
? –preguntó Patricia al no
el muchacho de negro y de mirada respl
está loco –
mor por ella, Patrici
o lo dicho por el extraño hombre mientras levantaba los hombros y
abitación de los agentes de seguridad del hotel. Los acompañaban dos
conviertas en mi mujer –dijo el muchacho,
de los policías se lo llevaron, el ag
ó a hacer daño? –su pre
a, solo me abrazó y me dio algunos besos e
vimos más opción que cogerlo a pat
–adhirió Arturo adjunta
? –fue la pregunta que sig
mirar a Rodolfo esperando que el mánager le
o al policía–, creo que ella no tendría el tiempo
s serviría para que a ese hombre lo encierren ha
os traumas a sus víctimas. Después de un poco más de dos años, aún no estaba segura de haberse repuesto totalmente de la horrible experiencia que había vivido: el secuestro del cual había sido víctima, y que la había alejado de su familia y de su adorado
ho que a sus veintiún años, y como director musical del grupo, se sentía responsabl
l mediodía, de lo contrario nos
ver a ese hombre –intervi
ne que firmar una declaración, algo que no
vo que cantar por primera vez en un club de su ciudad ante unas doscientas personas, ni cuando lo tuvo que hacer dos año
sin antes dejar en claro que hablaría con las directivas del hotel para que la seguridad de la reconocida agrupación musical fuese mejorada. El mána
r, y mañana Arturo y yo te acompaña
ia no tardó más de cinco se
nita? –preguntó Arturo
Nunca me había
la estación –dijo Mónica poniendo
reo que ahora entiendo un poco más
ría entender lo que ella había vivido durante su mes de secuestro, pero supuso que lo que
ituaciones no deberían… existir –dijo Esteb
e? –preguntó Patricia sentá
sueño? –preguntó a su
e siento que los o
ntes, te ayudará a soñar con los ang
quí? –preguntó Patricia dirigiendo su mirada a los
muevo hasta que salgamos mañan
le guste que rompamos los protocolos –dijo Esteban, el apuesto ba
res años, las riendas de la banda juvenil que estaba convirtiéndose en un fenómeno mundial. Recordaba las épocas en que se limitaban a tocar covers en pequeñas presentaciones en colegios, universidades, bares y eventos empresariales. El
do efecto –el comentario de Esteban correspondía al estado en que Patricia se encontraba: con sus ojos cerrados,
ace un poquito ordinario –
l apuesto baterista–, es simplemente la maner
mpresario y promotor no dejaba de cumplir un excelente trabajo. Gracias a su actitud positiva, bonachona y sonriente, había logrado que los cuarenta miembr
as, pero creo que es hora de que todos volvamos a la cama –Arturo no se olvidó de
que es más que obvio que ya está en los brazos de Morfeo… Y por la seguridad no se preocupen, cuando fui
ica observando cómo Patricia p
hubiera sido víctima de las pretensiones de un tipo ta
e todos lo tomaron con mucha tranquilida
dijo Mónica mordiénd
n al abrazarla, sintiendo su largo cabel
hubiera sido yo la que le
a que estaba sola, no creo que
s cómo sabía que
vino antes y en vista de que nadie le abrió, se quedó e
ubiera llegado p
o se hubiera atrevido… –dijo E
odo fue un fa
ía seleccionada a su víctima desde mucho antes… No es el caso de la muje
consciente de su belleza, jamás había actuado de manera orgullosa o prepotente. Muy al contrario, a pesar de su gran éxito c
to en que ese hombre ya debía
ose igual de histéricos a como el público lo hace cuando mira a Pati cantando
a a ti cantando <<
a Voy>>… –comp
ieran sobrenombres tales como <
i cantando < al menos Arturo y Rodolfo estuvieran lo suficie estos a toda esa clase de cosas, sobre todo cuando eres una niña t esta… –la sonrisa de Esteban de asuntos –aunque torciera la boca, la Monin chores estén enterados y de emor? –Mónica prefirió continuar la conv l de un ataq Exa vó el hecho de que so cían que parecía de diez y eras u picardía en la sonrisa de su Monina era una de en que en ese momento tenía diez y seis años, pero af treinta y cinco en esa época, y apenas me vio lejos de provocar un pensamiento criminal en unos tipo derastas –comentó Mónica a el presente lo único que me dice es qu empezaste, creo que fuiste el q olegio nunca he tenido una pel ue era un mo amente el mundo está oteger… –fue lo que alcanzó a decir Mónica antes de que sus labio –la mirada de Esteban se posó rés y se la llevara… –Mónica vo todo esto que sucedió… –Esteban mostr Creo que fueron a ese restaurante boni a está en el cuar y decidió irse a dormir rapidito… Como esta niña cada día si yo estuviera ivina? –preguntó Mónica volteando a nda eres tú, y eso íamos quince años, ahora Pat mejor –dijo Esteban instante e sigas pensando ro que sigas a mi