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Historia

Capítulo 4 Lo más hermoso de mi vida

Palabras:3339    |    Actualizado en: 06/02/2024

masaje que Miguel le daba con las yem

deseaban salir de la cama. Les encantaba hacer ese tipo de

mañanas despertarme de es

¿te imaginas viviendo conmigo? Los dos en un hermoso ap

el desplegó una gran so

y los pájaros cantando a todo pulmón, para Sasha no era más qu

mpio en el cual jugaba desde que era una niña, sus lágrimas se derram

ía entre el pequeño monte frente a ella, una l

gaba aquel árbol y pasaba horas meciéndose en el columpio. Por esta misma razón sus padres no podían ni pensar

ica con sus amigas la tarde del viernes, que pronto

tía Dios, le imploraba que le enviara un amor, una pareja con la cual pudiera pasar el resto de su vida tran

mor de un hombre hacia ella?

o en desear tener a un hombre que la amara. No deseaba ser la sol

un tiempo de tu vida; por el momento ese sentimiento no es para ti, por más que lo anheles. Ta

decidió ir a casa de sus primos que

lto siendo adornado por un broche de mariposa plateado, unas sandalias de cuer

por el sol de la mañana y la hacía sudar un poc

l portero la reconoció al instante y ab

on informados que Sasha había llegado a visitar. Era muy común que l

a por ella, así que se levantó de su puest

aura desplegand

e abrazo y un beso en la mejilla y ca

es? —pregu

tenía el semblante triste, aunque tr

las —respon

rió Laura sentándose a

só Sasha—. Es porque, me siento aburrida, ¿sabes? Me gustaría hac

ontestó Laura—. ¿Qu

ngo idea, pero s

mos un

, cuando uno lo hace, después del momento,

ó un poco pensante—. Bueno, sí entiendo tu punto d

al gimnasio? —los ojos

a si no recordara que si

erá diferente —r

ndo sigo tus ideas, siempre me deja

á así… Te lo prometo, de to

sucedido con Cristian, ya que, se sentía apenada de hablar de su rela

zó—, el viernes es

e su rostro y mostró una

—soltó

un suspiro— genial. Nunca creí que mi primera vez

bía qué decir, quedó

a, ¿cómo pasó? —pidi

ara así poder apoyar sus manos en las palmas de sus m

Cristian, así que, lo esperé en su última clase. Sabía que él saldría media hora después que yo, por lo mismo lo esperé. Cuando Cristian salió, me dijo que fuéramos a su apartam

biste hacerte visto para qu

o yo me congelé del miedo y le fui sincera —explicó Lorena—. Pero, después, cuando volvimos

grito de emoción y Lorena

sa—. Estaba dejando perder semejante bombón, así que, no esperé más y decidí

hiciste? —in

us amigos con r

sa de él, era blanca, un po

rc—, por fin aprendis

gran carcajada y después

o sucedería nada, pero yo estaba dispuesta a tener sexo con él. Así que, me acosté a su

dió después? —pregu

spondió Lorena

vas a dejar emocionadas!

cuento, que sea com

Cristian me quitó la camisa y… —su rostro se puso muy rojo de l

lancos al no soportar l

nta! Si comenzaste d

ué hicieron? —preguntó Laur

ergüenza —dijo Lorena—. Primero comenzamos con esa donde la mujer

a por la impresión y Laura sa

ue con toda cont

é hicieron? —i

o, ay no, se notó que no le gustó

carcajada de burla q

iciste uno, es normal que no sepas hace

un banano —s

se dio cuenta que fue mala idea contar sobre su vid

rcarse a ellas. Sabía que Marc y Laura de

sha sonriente al sen

na contestó

gnarse, sabían que sus dudas s

ha animada—, tiene

, aunque, imaginaba que Sasha saldrí

que sí —pi

arme —gruñó Lorena mient

aburrido mientras mira

é es —pidi

ha animada—. Laura también lo hará e imagino

ntió satisfecha, Lorena no tenía forma d

ros a sus amigas, ellas estaban locas. No, ella estaba loca, si sabía qu

la entrenadora—, ¡apenas es

ndo en la caminadora, y solo llevaba

s para piernas. Lorena estaba sintiendo que le faltaba poco para ver al diablo bailando un

escaleras del segundo piso para poder irse, aunque, debió agarrarse de

uísimo! —soltó Marc mient

ora sí que está l

na —chistó Sasha—. Ami

r a Sasha y la ful

aminando para mi casa, está

naríamos, así haremos

su amiga. ¿Acaso no se daba cue

l no se comprometió en la noche con ninguno de sus amigos, sabía que su novia no iba a s

ó Cristian al estacionar

rta del copiloto y entró. Cristian estuvo a punto de bur

vamos a mi apartament

es? —inquir

iete y

sabes que se mete en el baño y no sale por ahora. No quie

—sugirió Cristian mientras conducía—. Pero quédate esta noc

ré en salir de allí en toda la noche —aclaró Lo

que Lorena comenzaba a tomarle much

artamento y preparo una ensalada

e frutas?! —replic

n carcajada, sabía que

s de hambre, Cristi

estás yendo

¿

uidar tu

yo no quiero bajar de peso. Eso lo

sa de papas con pollo que tant

n papas —Lorena sintió que

Cristian gozando del delicioso masaje

una carrera de ciclismo —contó

fue eso? —preg

hablar de la carrera en mi casa, mis padres estaban ba

e gusta e

gustaba

gus

a vez que casi me accidento cuando intenté reba

te le trajo los recuerdos de cómo le gritó esa noche

tiera tanto en comprarle una buena bicicleta. Lorena siempre esquivaba

anualmente se hace una competencia de ciclism

é cuál

ganarías. Esto sí te gusta, no el estar met

ante, su mirada se tornó t

no debí gritarte de esa ma

no hablem

n—. Por mi culpa es que ahora no p

no, eso no

a muy mal al saber que Lorena dejó a un

la gran caminata, pero, bastante feliz por l

el pasillo de los dormitorios, vio a Ro

ligera sonrisa en su rostro—.

ió la chica

itarte —confesó el joven acerc

hicas se animaron y pagamos la mensualidad en el gimnasio cerca de la U. Hoy fue nuestro p

os llenos de tanta alegría. Era muy poca las veces en las que Laura

todos l

a sábado —re

al gimnasio con su grupo, su cuerpo estaba bastante pesado y

yendo con tus amigas a gimna

su novio, se notaba que no estaba del mejor humor. Cada vez que le

mencé a ir con ella

n —gruñó

nte cortante y eso la asustaba. Aunque, no fue neces

erar por otros de lo que haces? —p

iba a

estionó—, ¿Cuándo tuv

ue, no es tan

que yo sepa lo que hac

ansaba con el solo hecho de pen

u cabeza con bastante estré

o el maldito tiempo estás cayada y parece como si hablara con la

que me griten y lo estás haciendo en es

ió Camilo indignado—, no, pues. Hermosa Laura, no imaginas lo conmovido que es

o, por

ntó del mueble—, ¡¿qué más pacien

endo Camilo, nunca lo había visto de aquel modo. Tuvo

arezcas una extraña! No logro entenderte, la verdad —discutió Camilo—. Y

dije eso —soltó Laura con

iste a entender

diaba los gritos, no soportaba el que alguien la maltrat

sa que tenía frente a ella y caminó hacia la salida del

cto, quería ir tras ella, pero, est

llevaba las manos a su cabeza. ¿Se había

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