o hacía falta hacerlo, bastaba con sentir como sus vellos se eriz
encaró firme, alz
e espaldas después de todo. Pero sin importar si
o yo o que
ña, que no pudo evitar gir
creo que es bastante obvio! ¡Libéreme!—ordeno, como
enetrantes. Era, sin duda, una visión impropia, parecía exist
?—preguntó, su voz so
o, ¿por qué
aquello le hizo sentir incómoda. Desde luego que lo recordaba bien. Sus manos sobre su piel, el calor que s
stá hablando—fi
confesar que, efectivamente, había sentido algo más. ¿Alg
ué te m
que asco por
por sí siempre mantenía una expresión
varios pasos acortando la distancia entre ellos. Ella retr
e me a
ántas veces quiera!—le
huiría, sabía cuál era su intención, hacerla fla
¿Siquiera tenía
n nadie a su alrededor que pudiera ayudarla. Estaba perdida, y lo confirmo cuando, de un empu
o decir nada más. Sus labios estaban lo sufic
urado venganza contra su padre, el mismo que decía detestarla con t
to? ¿Y por qué ella se sentía así al sentir el contac
e la hiciera flaquear con sus trucos, ni que su corazón se permitiera sentir