a las tres de la tarde debía comenzar a bailar en el cabaret. Yo no necesitaba ese trabajo. Mi esposo es médico y tenemos un
ónyuge. Era mi primera experiencia de infidelidad. Y había sido magnífica. Todavía temblaba al recordar sus caricias,
ado a que él desconocía que era mi cuñado. En el momento de fornicar ambos desconocíamos esto último, pero, ahora que lo sé
reguntó que me pasaba. Yo le dije que solo me dolía la cabeza. Quedó conforme con la respuesta y no siguió preguntando. Sucede que e
ba funcionando esta vez. Me di un baño con agua fría con la idea de enfriar mi cabeza y su ruido mental. No
esposo. Mi lado malo me instaba a seguir bailando en el cabaret y seguir cogiendo a mi cuñado. Después de horas de estar dándole
sujetador hecho con la misma tela. No podían faltar las ligas y el portaligas. Unos zapatos de charol con un taco de 15 centímetro. Guardé en mi ca
a trabajar a las tres en punto. Mientras caminaba hacia el camarín miraba hacia todos lados buscando a Eduardo. Lamentablemente no estaba visible por ningún lado. Comencé a prepar
en el camarín y se montó sobre mí. Fue muy brutal la forma de follar y me encantó. -Después de tu primer baile conversar
lé los ojos muy oscuros, lo cual, hacía resaltar mis ojos azules. Los labios los p
. Es autoritaria, pero, a la vez muy amable y acogedora. Me dijo que después de la chica que estaba bailando era mi turno. Me puse muy nerviosa y ella lo not
illa que estaba al medio del escenario comenzó a sonar una música ad hoc. Separé las piernas mientras movía mis brazos y mi cuerpo de forma coqueta. Luego me levanté de la silla y di la espalda al
dinadora y mi cuñado. Ambos me felicitaron. Eduardo me indicó que lo acompañara a su despacho. Al cerrar la puerta me dio un beso apasionado. Luego me invitó a sentarme y comenzó diciendo qu
có mirándome con sus ojos
go silencio me preguntó que me pasaba. Si acaso no me gustaba su propuesta. Yo le dije que me encantaría ser su concubina, pero, antes debía contarl
bailé cinco veces en mi horario de trabajo. Cuando ya eran las seis de la tarde me quité el maquillaj
Cristian había llegado. Ana nos sirvió té a ambos. Como siempre él empezó a hablarme de su día labor
fe Cretive: