edulidad. Luego chasqueó la lengua, sonrió con picardía y comentó: "¿Quién lo hubiera adivinado? La hija adoptiva de los Barrett n
ntos de su vida, pero todas mostraban su rebelde sentido de la moda en todo su esplendor. Algunas imágenes la presentaban con un maquillaj
ie, intrigada. "Intenté investigar su
a la escuela desde que era niña, sino que también se la pasa metida en peleas. De hecho, hubo un momento en que ya no pudo
ia, ¿no será un desastre?", soltó la at
e?", contestó su amiga, c
Rosie se carcajeó.
s modales, sino por pura hambre. Se sintió mucho mejo
as dos de la tarde, pero seguía sin tener actualizaciones sobre su famil
te cuando termines de comer. Yo pagaré la cu
isa maliciosa mientras enviaba el mensaje. Lu
ritmo visiblemente lento. Para entonces, esta ya había sacado su voluminosa laptop negra y ha
joven, apenas pudo ocultar su desdén, pero se esforzó por mantener
ra irse, ¿y la mesera ya la estaba presionando para pagar la cuenta? ¿En qué mome
ra que viera el mensaje de Rosie, y luego expresó con voz tranquil
eve mil ochocientos dólares. Si no puede pagar, no tendré más remedio que
prima. ¿Se arrastraría ante los Barrett pidiendo ayuda, o trabajaría durante un año fregando platos para
tó con más fuerza su celular,
El alboroto también había llamado la atención de los comensales cercanos
orita, si no podías pagar la cuenta, no debiste haber venido aquí en primer lugar. Est
lia está buscando a alguien para limpiar los baños. Si trabajas para nosotros por un mes,
cubrir tu cuenta. Lo único que tienes que hacer es arrodillarte y limpiarme los zapat
an más personas las que tomaban fotos. Incluso h
las personas a las que había contratado estaban realizando su trabajo a la
arse con ella. En un intento por retratarse como la persona amable que limpiaría el desastre de su
tió su mano en su bolso de diseñador, del que sacó un grueso fajo de billetes que dejó caer
os dólares", respondió la c
actitudes, estaba claro que eran de familias ricas y adineradas: consentidas y arrogantes, que claramente estaban allí para atacarla. No las había
ponerse a ladrar frente a mí? Ni
dominó con su presencia la habitación. Sus ojos brillaban como obsidiana pulida bajo sus cejas perfectamente formadas. Además, ten
a la escena: su desagrado era inconfundible. Est
la, Brenna permaneció impasible. Una cara bonita no la distraerí
a a sus espaldas. Esta última era la más enojada. Con la sangre hirvie
fuerte la sujetó de la
ontra la persona que la había interrumpido, hasta que sus ojos se clavaron en los de
n?", tar