ede escuchar nuestra conversación, la propuesta que me acaban de hacer.
ambién, haciéndome mirarlo. -¿Que alguien podr
Porque no me avergüenza que alguien lo haya escuchado. Estoy excitado. Puedo sentir la humedad cubriendo mis bragas en este punto. Por la forma en que me mira
nos han sacado de a
reservaré una habitación. Nos encont
mple todo lo que
a en lugar de respo
dinero, eso me convertirí
temente desesperada como para hacer cual
é nada sobre ti. ¿Cómo sé
sto? ¿Por qué estoy
ante los tres meses completos,
a, sus facturas del hospital, conseguirnos un apartamento mejor para que ella regrese a casa, salir de ese maldito restaur
uena ridícul
e tanto que me presiono contra la barandilla para poner algo de distancia e
lemas?- pregunta en voz baja. -Especialmente el probl
rmitiéndome sólo mirar el indicio de piel visible a través de los dos botones que quedaron desabrochados en su cuello. ¿Cómo es posible que un pedacito de piel así me excite tanto? Luego mis ojos se mueven hacia arriba,
e sus ojos están en mis labios, quieren claridad en ellos, como si se muriera por besarme. No, para devorarme. Y quiero que lo
ón de hotel, ¿y quién se daría cuenta? Porque este es el tipo de cosas qu
ando de decirle que no, pero
re mi mandíbula. -¿Te ayudaría si te
s, sí,
utamente claro. Se frota contra la parte interna de mi muslo, muy cerca de donde realmente quiero que esté ahora. Tan cerca de la parte de mí que
o intentara. Pero no lo intento, porque toda mi atención está
go otra vez a la cámara. Pero eso sólo deja mi cuello expuesto. Siento su barba raspar co
Todo lo que quiero es ese soni
estuviera a kilómetros de distancia de la intensidad que acabamos de compartir.
bitación. Envíame también tu información bancaria. Para que sepas que no te estoy engañando, una vez que r
cilación, quitándole la
o
esar al otro lado del ascensor, inc
engo que dec
que decidirl
a de mí. Esos ojos grises mirándose fijamente a los míos, confundiendo mis pensamientos, sin darle alivio a mi corazón atronador des
la puerta, salgo del ascensor, miro a mi alrededor, esperando encontrar bomberos aquí, alguien, cualquiera. Pero sólo encuentro un vestíbulo c
pea cuando las puertas se abren. Se necesita desesperadamente. Ni siquiera me había dado cuenta de lo caliente que me había pues
No puedo tener sexo con alguien por dinero, incluso si es una cantidad obscena. Incluso si eso
ar de los veinte que necesitaba. Voy a llegar al menos cinco minutos tarde ya que todavía tengo que pasa
l trabajo. Justo cuando llego a la puerta, me detengo y miro mis jeans que cuelgan sobre la silla. Sabiendo que no tengo ni un segundo libre, v