s sensaciones en mi cuerpo también
a quedarte, hermano? -in
más que para asegurarme de no debilitarme que
on cierto aire de arrogancia que me
s... -responde-. Y tú, ¿tendrás tiempo para mí
laro que lo hace! Aprieto la mano de Danilo y este a pesar de tener rostro
star más presente... Hace unos
nita? -dice a esta para apretar sus cachetes, dejándolos rojos-. Felici
én suelta un
o dice porque él está en el cielo e
le veo nada de gracioso. Y Diego me rega
a mi mano-. Si estarás aquí por un buen rato, tendremos tiempo
onio de Aitana. Entonces exhalo la presión porque con todo este asunto
-exclama la s
afiestas! -se
e ir? -cuestiona Dieg
ebración d
ue cuestionando Die
tas y amigas, se lla
-. Vi sus fotos de la boda hace unos horas,
que asentir-. Bueno, supongo que no hay problema con vaya también... Además,
veridad por la picardía
tiona el señor Rubén-
estiono en una risita, pero n
y señala a mi novio, por lo que este baja la mirada luciendo son
novio y espero su r
o. Y respeta a Fabi
der el control ni mucho menos lucir como una l
selle, ¿quieres ve
miedo! -excla
como es costumbre, me dispongo a subir en el asiento del copiloto, pero
ndole a Danilo todas las tipas de las que comió hace poco allá en Europa, con Giselle diciéndole que es un cerdo, con la mirada de Danilo puesta
da. Y estoy comenzando a detestarlo. Debo pa
otra vez, como un hi
piden nuestros pases, pero solo tengo el mío, así que maldigo bajit
vuelta lo veo abrir los ojos hacia dos mujeres de piel
a la más bajita de ellas-
as son las
ersar algo bajo mientras Giselle intenta convencer a uno de los guardias para dejarnos entrar, y cuando Aitana finalmente responde la llam
lamo Sheila, ¡eres la novia de Danilo! -me dice
lla me entrega mi teléfono, y esta sonríe ampliamente, mient
-. Estos guapetones y estas chicas viene
as y sacudo la cabeza, entonces siento a Danilo a
stás m
arlo? -inquiero, y es
gran Diego con su porte magnífico y con esa camisa blanc
nociste a las morochas! ¡Q
s, Aitana! ¡
reímos-. Qué bueno que llegaron justo ahora porq
está casarme, pero ella me toma de la mano, y las morochas, Giselle,
ún liquido, y sacude la cabeza con una sonrisa cuan
iada de nosotras-. ¡Espero que la que obtenga el ramo pue
es esta camina desde su sitio en línea recta hasta nosotras con el ramo en la mano, tien
to Aitana llega hasta mí, me entrega el ramo y cuando busc
ociona, y yo solo pue
a de vida, mucho más allá de que cuando llegue mi jubilación.