e el mundo pareciera suspendido en un invierno interminable. Andrés Belmonte se despertó antes del primer timbre, con la cabeza embotada y los mús

doc

ur

que la había visto, algo en su interior se había revuelto. Su mirada, su forma de moverse... había u

que ella le había dejado. Todo estaba plagado de tecnicismos, gráficas de impulsos neuronales, marcadores celulares... Pero

xposición controlada a microcorrientes sinápti

abras en laboratorios de Ginebra, en clínicas de Massachusetts, en centros de investig

... esta vez

uviera fe en

n que la doctora Laura lo mira

uina de resonancia, con los brazos cruzados y la mirada fija en la ventana. Llevaba un suéter gris

tó ella, sin de

-respondió él, sin volverse-.

n su tableta sin m

de lo que no podemos

ceja, ahora sí gir

í de directa co

n saberlo todo -replic

sí. Desde que heredó su posición como CEO, todos medían sus palabras. Excepto ella. Exce

muchos caso

el panel de control-. Porque

una especie

ca. Si quiere ponerle un

bía una serenidad que no era habitual en los médicos que lo trataban. No tenía ese miedo silencioso, ni ese ai

jo él, justo antes de que ella col

detuvo un

de la p

rdido algo importa

or un breve segundo. Luego, como si na

una confesión q

ó, pero no d

aba enfocarse en los datos, su mente vagaba. Lo tenía a unos pasos de distancia. El mismo hombre que una vez la hizo reír en una azotea universitar

ente te

a idea de qu

de Henrik. El jefe de investigación le trajo una copia del itinerario se

equipo? -preguntó Henri

Todo lo que necesito. Aunque la doc

ndo el tipo de subtext

inc

.. que me resulta cercano. ¿Ella h

egó con

ega, luego Alemania, y después v

eguida. Se llevó una ma

lguien que conocí hace mucho. Aunq

encogió

Todos proyectamos cosas cuando

, pero no pare

, como una promesa que no se cumple. Observó su reflejo en el cristal, el rostro

tiempo, se preguntó si to

. algo que