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Historia

Capítulo 10 10

Palabras:1035    |    Actualizado en: 09/06/2025

te, tratando de calmar la adrenalina que todavía corría por mi cuerpo. Cerré los ojos. Todo lo que había

eí. Tenía ganas de salir. No quería quedarme encerrada toda la

tomé el teléfono y

e salir. ¿Cena

ndió casi a

secuestrarte? Esto se cel

en el centro. En un

estoy guapa.

estido rojo ceñido, y yo con una falda corta y una blusa escotada. Sabía que ne

ertes y comida buen

te al jefe de la cabeza -r

s de todo. De nosotras, del trab

la alfombra de tu sala? -dij

ndole la boca-. No grites

as a vol

iciéramos sin restricciones, so

e respo

es terminar loca por un eg

gua de oro, ¿verda

as -le dije

enues, reggaetón y cócteles que bajaban como agua. Bailamos, bebi

que no

daba vueltas. Me apoyé en el lavamanos, traté de recuperar el equilibrio, pero mis pier

todo se vo

sin conciencia, con el nombre de Leandro volan

zando como si fueran parte de un delirio... lo siguiente que recuerdo es

za. Estaba en brazos de alguien. La voz grav

ya pasó -sus

cuello y lo m

estoy? -pregunté

ntrar tambaleándote. Te seguí. Por suerte, llegué justo a

rivada dentro del club. Otro hombre, de tra

á bien? -p

ue siente mucho calor -respondi

s intentaba quitarme la blusa-.

s aún -dijo él, suj

hombre i

de seguridad. Fue un idiota en la barra. Ya se lo lle

la mandíbula y

te. Yo me en

y salió, cerrando

mí. Yo me retorcía entre

¡No aguanto más! -gemí, rompi

ir -susurró, pero su voz también estaba cargada de deseo, como

ecer! -rogaba con la piel encendid

ió sobre el sofá de cuero negro de la oficina y comenzó a besarme con desesperación. Su lengua invadía mi boca co

ora -le dije con

do escrito por el destino. Me movía con violencia, sin control, llevada por el deseo que me consumía. Él gemía, jade

ras me mordía el cuello y me apretaba l

ntre jadeos-. Per

otra vez, pero él me sostuvo, me elevó, me atrapó con su boca en mis senos, me hundió

ed y me volvió a penetrar con fuerza. Lo hacía como

a que nuestros cuerpos colapsaron. Jadeantes,

ocurrir no tenía marcha atrás. Que esta vez, el fuego

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