s, parecía más vibrante que nunca. Dentro del opulento salón del Círculo de Bellas Artes, do
rajes de noche y los vestidos de alta costura, creando un espectáculo
eda azul noche, que contrastaba con los
egante, y apenas llevaba maquillaje. Quería pasar desapercibida, ser
rle cuándo saldría la siguiente, o para intentar sonsacarle algún secreto sobre su proces
ida, ¡qué al
que desafiaba la gravedad y una sonrisa que no llegaba a su
danza de cumplidos superficiales y puñala
.. profundos?" La crítica sonrió, como si acabara de desvelar un gran misterio
ue ofrecía una vista privilegiada de la ciudad nocturna. El aire fresc
sus conversaciones fragmentadas. Pero todo le parecía artificial, una g
s eufóricos por el éxito, otros con la mirada perdida de quien espera su momento de gloria. Los críticos, con sus aires de superioridad inte
eo del vino en su garganta le dio un poco de valor. Se preguntó si Sofía ya habría ll
reían ruidosamente cerca de la entrada. Uno de ellos, el más alto y con una presencia imponente, destacaba del resto. Su
iedad casi pétrea, solo rota por una leve curva en la comisura
l ambiente. No era guapo de una manera convencional, pero su rostro, anguloso y marcado, tenía una intensi
inspiraci
ió a su lado, con una sonrisa radiante y un vest
a, sin apartar la vista de
Un tiburón, te lo aseguro. Heredó el imperio de su padre y lo ha expandido de
Sin sentimentalismos. Eso sonaba exactamente a lo qu
nque la pregunta era retórica. Era una
os, pero es tan hermético que nadie sabe qué trama. Es un enigma, Clara
r indefinible, entre el gris y el verde oscuro, la perforaron con una intensidad que la hizo sentir expuesta. No había cordialidad en su mirada, sino una evaluación
rceptible, desvió la vista, volviendo a su conversación. El breve encuentro dejó a
o un leve rubor en sus mejillas
Pero, ¿a que tiene su encan
hostil. Pero, de repente, la idea de escribir sobre un "CEO despiadado" no parecía tan descabellada. De hecho, la intriga había comenzado. La gala, que antes le parecía un suplic