sala de interrogatorios de la fiscalía. Yo
su uniforme. Parecía más alt
segundo. Su mirada era como el crist
i yo fuera un mueble
urré su nombre.
a. Siguió caminando, hablando con
aron mis ojos. Me
ños, en una carretera de montaña. Mi coche había derrapad
padre, yendo a su primera reunión. Sin dudarlo, rompió la ven
Y yo, tonta, le en
lo quería en mi equipo de seguridad pers
un profesional. No mez
rrumpí. "Yo pagaré
esos ojos oscuros que ahor
á de esto," di
anza ciega de una niña rica que
ico. Ten