con mi hija, Sofía, mucho ant
eses, con unas extrañas frase
de redes sociales, solo que yo era la
«Qué guapa estás hoy, Sofía»,
o, se volvieron
siempre, intentaba mantener la paz, hablando del tiempo y del vino. Mi hijo Mateo
los cubiertos sobre el pla
voy a pagar más lo
e jerez a medio camino de los
? ¿Ha pasado algo
n fijos en mí. Sobre su cabeza, los coment
ofía! ¡Plán
ue te sigan
te defendieras de est
No era solo una fase, era una influencia constant
Es que me he dado cuenta
es?», le dije, mi voz más
nrisa fría que no l
aprichos de Mateo. ¿Creéis que no me doy cuenta? Todo es para él. Su
zado. «Ese dinero es para los gastos de la casa
ajadas. Una risa am
ijos, no que los exploten. Pero claro, a mí me explotái
sobre su cabez
¡Que se
¡Quieren todo para
bsoluta convicción con la que lo decía. Creía en es
or dentro temblaba. «Ese dinero n
ró con des
partamento de Triana, el que vimos juntas. Pensé que serí
o quieres controlarme! ¡Enséñame la cuen
re», intervino Javier, aunque su ton
ebilidad y se
Es ella. Siempre ha preferido a M
piró. «Carmen, cariño, quizás debe
ue había perdido la primera batalla. P
iré a mi hija, a esa extraña con comentarios
en voz baja pero clara. «Olvídalo
geló. Los comentarios se d
desató e
LO SABÍA! ¡NUNCA QU
e Sevilla, pero yo ya no sentía nada. Solo un