pio, eran frases inocentes flotando sobre su cabeza, invisible
exigencias de dinero, escaló a robar y vender nuestras preciadas reliquias familiares, incluso el mantón de mi abuela. Mi marido
upe que no había vuelta atrás. Aquella dulce niña había sido consumida por una relación "transaccional", por un egoísmo ven
a su "independencia" y no como la madre que le dio la vida? ¿Cómo pudimos llegar a este pu
ica. Dejé mi hogar, dejé a Sofía y a Javier solos, esperando que la dura realidad les abrier
y cómo las madres se ven forzadas a tomar decisiones impensables. ¿Se puede salvar a quien no quiere ser salvado?