levó mi último aliento, dejando solo el a
vejez, sino por el veneno que mi esposa, Luciana, me
os que criaste... no son tuyos. Siempr
o, mi rival. El
s" durante décadas, tomaron la herencia de Luciana y me deja
do con toda mi alma no
rompió con un olor familia
estaba moribundo
s de Bodegas Castillo. El
una fuerza que no sen
en y recordaba ab
el Enólogo Jefe, el día exac
e abrió. Luciana, tan joven,
o, tenemos
da que adoraba, sino como
que tú. Deberías retirar
manipulación que
i respuesta no f
N