s de la llamada, Yolanda se mudó a la haci
nda con una sonrisa falsa, mientras
a tortura para Scarlett, y eso era exactamente lo que buscab
ue un objeto sagrado para Scarl
ica, tallada a mano por la madre de Scarlett antes de morir. Simboliza
isa de la chimenea y sup
, tomándola en sus manos. "Como re
ndo ver el fuego en sus ojos,
jo él, sin apartar l
ire le faltaba. Se levan
on voz temblorosa.
o Máximo ya me lo ha
os. En el forcejeo, la obsidiana resbaló.
piéndose resonó en el si
nal. Su amor, su amistad, su lega
rompió junto
agmentos con manos temblorosas. No gritó.
idad pura. No había ira, solo un dolor profundo y silencioso. Se
a Scarlett una caja. Dentro, había una réplica
che. Es idéntica," dijo é
alabra, la tomó y la arrojó a la chimenea encendida. E
que rompiste," dijo ella c
Scarlett tomó una decisión. No quería pasar
a Ciudad de México. Había oído hablar de una terapia experimental de a
Quería borrar cada moment
uida, la crueldad en l
Vio un frasco de pastillas en su escritorio. Antes de
da con algo en el jardí
las pastillas. Scarlett las guardó rápidament
las dos mujeres era inevita
e, sino llena de un resentimiento que había guardado por años. "T
mente entendiendo la pr
dijo, no como una pregunta
verdad. Que solo lo querías po
obre Máximo, Yolanda recur
o con un trozo de vidrio. C
ó! Dijo que me odiaba, q
lágrimas, se llenó de ira. En
a lastimast
a de luchar, sim
por una señal de que a ella todavía le im
o resp
gritó él, su fru
ilado de agave del suelo. Ante la mirada horrorizada de Máximo, se
teaba sobre las piedras. Era su r
ngre, observando el dolor en sus ojos. Se dio