con las muñecas y los tobillos fuertemente sujetos a un poste de madera en el
extendiéndose lentamente por mis
que crecí, me miraban con una mezcla de miedo y odio. Iván estaba de pie fren
n traidor del cártel que ha vuelto de entre los muertos para traer la guerra
l miedo era un arma poderosa, e
eligro! ¡Debemos purificar nuestro pueblo de esta
uta podrida me golpeó en la cara. No sentí el impacto, solo la humillación. Miré a la multitu
a vista fija en el suelo, protegiendo su vientre. Mi padre asentía con aprobac
rios de Ramírez. Se acercó a mí, su rostro iluminado por las
ando a licor barato. "Ahora morirás como la basura que siemp
bían rociado a mis pies. La multitud guardó silencio, cont