lo de la camisa y levantándolo un poco del suelo.
mbres como tú... se me acaba la paciencia muy rápido. Y créeme, no querrás ver lo que pasa cuando se me ac
ier rompiéndose, sus gritos de dolor mientras yo era arrastrada a una ambulancia, camino al
amaba, para asegurar nuestro futuro juntos. Ricardo me lo había pedido de rodillas, con lágrimas en
ngenu
ortable, la puerta se abrió de nuevo. Un hombre co
niela está preguntando por ust
plazada por una máscara de preocupación ansiosa. Soltó a Javier, quien cayó al
o, su voz ahora suav
casa. Lo seguí, mi forma espectr
coche de lujo, es
ros. Parecía pálida y frágil, como una flor de porcelana a punto de romperse. Se
me siento un poco débil. ¿Ya encontraste a Sof
con sus brazos con una delicadeza que
frente. "Estos salvajes no quieren decirme dónde está. Pero no
a toda costa. Recordé cómo me había tratado a mí después de la cirugía. Débil, con fiebre por la i
ado y lúgubre, con la excusa de que necesitaba "cuidados e
dicho, miró hacia la puerta de mi casa, y una sonrisa diminuta, ca
a ciego, hipnotizado por l
an sucio. El aire aquí podría hacerte daño," dijo
lanzó una última mirada a la casa. S
rar a Sofía y llevarla ante mí! ¡Si no
dolor y sufrimiento para mi familia, que ya había sufrido demas