e parecieron una eternidad. Podía oír la respiración calmada de Alejan
su voz tan seria como siempre. "Sig
para lo peo
uiero que limpies tu vida de él, que no quede ni un solo rastro. Si en trei
na petición audaz, casi cruel, pero en mi estado, era exactam
in dudar. "En un
e, Sofía. Est
feroz recorriéndome. Alejandro no me había preguntado por qué, no había cuestionado mi repentino cambio
n leerlos. Las flores que enviaba terminaban en el bote de la basura del pasillo del
pia era un infierno. Cada movimiento era una agonía que me recordab
ra de turno, una mujer mayor y amable llamada Ros
me ayudaba con mis ejercicios. "La lleva y la trae de los ensayos,
era una confirmación de que estaba haciendo lo corr
sigo un espectáculo. Entró en el vestíbulo del hospital, donde yo esperaba sentada en una silla de ruedas, con un enorme ramo de rosas rojas y
iamantes que brillaba con una luz
distante, pero es porque no sabía cómo lidiar con tu dolor y el mío. Verte sufrir me ha destrozado. Pero me
para grabar. Era una actuación perfecta, diseñada para acorralarme, para que n
bía humillado a mí, cuando una figura frágil apareció en la entrada. Era Camil
apenas audible. "Me siento..
lo con un ruido sordo. Se puso de pie de un salto y corrió hacia
speración que nunca había usado conmigo. La tomó en sus brazos a
irarme. La multitud se quedó en silencio, confundida. Yo miré la caja del anillo
que yo la viera. Su rostro ya no era pálido ni frágil. Una sonrisa triunfante se dibujó en
tristeza. Solo un vacío helado y la certeza absoluta de que mi deci