surros ni ver más miradas de lástima. Afuera, una llovizna fría comenzaba a caer, mezclándose con mis lágri
ación había terminado, una voz aut
dónde cree
re erguida y su mirada crítica me habían intimidado
áculo que acabas de montar, ¿p
¿Yo había montad
as un susurro. "¿Usted escu
riencia, y a mi hijo dispuesto a asumir su responsabilidad como un hombre. Y te escuché a ti, reaccionando como u
sión de Diego. Para ella, la víctima era Sofía, el héroe era Diego,
í. La tristeza se convirtió en acero. Me erguí,
ió que criara al bebé de su hermana como si fuera mío para salvar las aparienci
abras por un instante, su
és de todo lo que mi familia te ha d
inero y, después de hoy, ciertamente no quiero tener nada que ver con su familia. Su hijo puede asumir su
rme, para dejarla allí con su
ció ella, como si fuera su decisión
sin alegría esca
r. Merezco honestidad, merezco respeto. Merezco a alguien
minar bajo la lluvia que ahora caía con más fuerza, empapando
brotar. No sabía a dónde ir. Mi apartamento estaba lleno de cosas de la boda, de recuerdos de Diego. N
negro se detuvo suavemente a mi lado. La ventanilla del copiloto
Ma
ces aquí? Estás
re estaba ahí, sin hacer ruido, sin exigir nada. No lo había visto en meses, ocupada como estaba
llevando conmigo el olor a lluvia y a desastre. Puso la calefacción al
rriendo del salón," dijo e
bras entrecortadas. Le conté todo: la confesión de Sofía, la propuesta indecente de Diego, la crueldad de su madre
nó el coche, solo roto por mis sollozo
, su voz llena de una rabia conte
ta que nos detuvimos frente a un pequeño
uedes quedarte aquí esta noche, o el ti
n una camiseta suya que me quedaba enorme. Sentada en su sof
o. No sé qué h
lla frente a mí. Me miró con una ternura que me desarmó. "¿R
y triste sonrisa aso
migo si llegaba a lo
una leve sonrisa. "M
s promesas, otras posibilidades. Era un salvavidas en medio de mi naufragio, un ancla de afecto genuino en un mar de traición. Por prim