re era una sombra que me perseguía,
un futuro; años que se desvanecieron cuando descubrí que él había
reí en su arrepentim
iesta de compromiso,
rgas, me sostenía la man
iz, mi
Don Emilio Romero, brin
gnorar esa pequeña voz que me decía que to
tificación anónima en mi c
icardo, besando a otra muje
ocio de mi padre, y la fo
uvo, mi celular
nsaje de aud
levamos cinco años juntos. Él nunca te ha amado. Solo eres
subió por
o; era una conspirac
sospecha nada. Firmará lo que sea necesario. Una v
mero el dinero de la ingenua,
ón se hi
dre me estab
imas, sin rumbo, sintiéndome la
che negro se de
ndro del Valle, el empresario más temido de México,
ían lástima, sino una e
o que usted y yo tenemos enemigos en común. Y creo que p
o y su tarjeta, la humillación se transformó e