mi cuerpo. Los hombres en la audiencia me miraban como un trozo de carne, sus ojos recorriendo mi figura, evaluando, calculando. M
lado, tomando el
. Pero su belleza exterior no es nada comparada co
a un gesto de posesión, una declaración de que yo le p
o mi esposa necesita una lección. Esta noche, en la gala, humilló a mi querida Sofía. Intentó avergonzarm
abía desviado nuestro dinero para su amante? ¿Él, que ahora me exhibía como ganado? La rab
ro de la madera contra la seda de mi vestido. Estaba en una posición de espectadora forzada de mi propia destrucción
nada". Era verdad. Había destrozado mi teléfono. Mi bolso estaba vacío en el suelo. Estaba en medio de la nada, rodeada
a una oportunidad de estudiar en París porque él me había dicho que me necesitaba a su lado para construir su empresa. Yo, invirtiendo la herencia de mis padres en su constructora, creyendo en su
sudoroso en la s
derecho a cortarle ese ves
y con ojos de se
a a solas con ella! ¡Le ense
as de abuso que resonaban en el aire viciado del granero. Sentí náuseas. El terror era un nudo helado en mi estómago
ejaba llevar por el pánico, estaría perdida. Respiré hondo, tratando de ignorar los comentarios obsce
ada detalle de mi vida, de mis finanzas, de mis
ón de la multitud volviéndose demasiado salvaje incluso pa
ido tiempo. Habrá oportunidades para todo
n descontrolarse. Pero rápidamente recuperó la compostura, su máscara de poder volviendo a su lugar. El breve momento de caos se calm