la cara. Todos querían felicitarme, decirme lo afortunada que era. Asentía, daba las gracias, pero mis oídos apenas registraban las palabras. Mi mente estaba en
el orgullo. La multitud estaba eufórica. Mateo tomó la delantera desde el principio, su conducción era agresiva y precis
nexplicablemente. Su auto pareció dudar, casi patinar. Enzo, sorprendido, aprovechó la oportunidad y lo rebacción VIP del equipo de Enzo. Y allí estaba ella. Isabella. De pie, con una sonrisa triunfante, apla
ella. "Gracias por el regalo. A
fono sonó. Era Mateo. Con
uación magistral. "Perdóname, no sé qué pasó. Perdí el con
urro helado. "Es solo una carrera. Te veo en la fi
ed hasta el suelo, abrazando mis rodillas, y las lágrimas que había estado conteniendo finalmente brotaron. Sollozos silenciosos y desgarradores sacudieron mi cu
con agua fría, me retoqué el maquillaje y salí, con la máscara
licado una nueva foto. Era ella y Enzo, besándose apasionadamente, con el trofeo de la carrera de exhibición entre ellos. El pie de foto decía: "Celebrando una victoria bien merecida. Algunas personas s
ajo mis pies. La evidencia es
una expresión de remordimiento ensayada. "Ximena, m
, sintiendo el frío de los péta
nsártelo. Sabes que haría cualquier cosa por ti." Su voz se suavizó, volviéndose m
sagrados, como un arma para controlarme. P
l rozara la mía me revolvía el estómago. "¿Estás
o. "Tantas reuniones después de la carr
tir
hacia la cocina. "Enton
mí. "No estés así, Ximena. T
al de la cocina, dándole la espalda. Miré mis manos, que temblaban ligeramente. El amor que sen
mi hombro. El contacto fue como una descarga elé
eé, la voz tembloro
ido por mi reacci
í. "Solo est
uve que reprimir una arcada. Corrí al baño y me lavé la cara y la boca con furia, frotando mi piel como si pudiera borrar