estas de repente se sentía espeso y sofocante. Me leva
fresco," dije, mi voz sona
áscara de preocupación falsa. "Mi amor,
ados." Mi mirada se posó en Isabella por una fracción de s
a de piedra, aspirando el aire fresco de la noche. Pero no fue suficiente. La sensación de ahogo no desap
e un auto ya lo esperaba. Isabella se subió al asiento del copiloto. Lo vi inclinarse y decirle algo al oído antes de que el
a del jardín, lejos de las luces y la música, y vomité. Mi cuerpo se convulsionaba violentame
é mi teléfono. Había instalado una aplicación de rastreo en el auto de Mateo hace semanas, en un momento de desesperada sospecha. Abrí la aplicación. E
ue instalaran discretamente en la suite que sabía que él usaba para sus encuentros. Era una locura, una invasión de la
endo. Él la tomó por la cintura y la besó apasionadamente. La ropa empezó a caer al suelo. Me obligué a mirar
eran susurros, pero el micrófo
?" preguntó Isabell
. "Pero no importa. Ella nu
la a
strozó los últimos vestigios de mi corazón. "Amo lo que representa
, lo escuché decir algo más,
stuviera hablando consigo mismo, mientras Is
enciosa. Se decía a sí mismo que me amaba mientras yacía en la cama con otra mujer.
í. No había nada que salvar. No había nada por lo que lu
l
cualquier rastro de su presencia. Pero no sabía que yo lo tenía todo. La grabación de la cámara, las
itación en la hacienda. Abrí el joyero y saqué el collar de sol que me había dado. Lo sostuve en mi mano, el m
por el pasillo, me vio. "¿Tía Ximen
e una loca. "Está sucio," dije, mi voz un susu
a. Me apoyé contra la madera, mi cuerpo finalmente cediendo