lo logro- de que tengo derecho a s
muerde la garganta, cada vez que recuerdo su rostro: Rebeca, la esposa, la
ere. Me qu
o. Esperé. Lo
Lo sé. Lo sé muy bien. Pero me miento porque creer la mentira es menos trabajo que afrontar la cruda verdad:
orrer el agua e imagino un día perfecto: él llamando a mi puerta c
lo que me mantiene respirando en
ontrato válido. Firmo mental
a de
mará m
a mí, le mi
verdadero; el
iel, recordándome que solo soy la mitad de la historia. Intento convencerme de que tengo derecho a ser feliz, porque trabajé tant
n. ¿Por qué no pu
zco el riesgo. Merezco a Fábio
uizás merezco un castigo
poyados en las rodillas. El agua sigue golpeando la pared de azulejos, pero ya no me cae encima. La toalla e
del azulejo es lo único sólido que tengo ahora.
Y entonces, casi sin darme cuenta, empiezo mi lista mental. Mi Lista de Excusas. Es mi ritual ín
omper
fuera verdad, ya se habría ido de la casa donde duerme con Rebeca, ya habría traído la maleta, el perro, lo
o la
tatus de marido ejemplar que finge tener. Le encanta ser el hombre que lo tie
o sent
tantas noches acurrucada contra una almohada dura, creo que merezco este desastre. Merezco las mariposas en el e
lpa mía
a que estaba "arreglando cosas en la oficina". No es culpa mía si dice que va a salir y vuelve al día siguiente con la misma historia de siempre. No es culpa mía. ¿O sí?
io. La toalla está fría. Me envuelvo en ella com
arpadea en la mesita de noche.
a pantalla. Leo el mensaje: la fr
Quizás era peor: «Ya no puedo verte». Quizás era solo un «Hola». No
a vieja, puesta al azar. Su aroma sigue en el aire, u
el "escribiendo...". Veo la desaparición.
ol
bor
todo
bor
seo de
la ironía.
o. Recuerdo que mi madre decía de adolescente: «Los hombres casados no abandonan a
a,
ten por una entrega equivocada, alguien lava los platos, alguien se acuesta temprano. Y aquí estoy yo, Marília Mar
está medio llena. Tomo un sorbo tibio. Cierro los ojos. Dejo que el a
ibra. Nuevo m
tás
ara preguntar.
pienso en qué escribir: "Ya no q
oy a enviar de la for
s después, l
susurra, como si
cuerpo se tensa como si fuera una nueva p
flejo: pelo mojado, ojos hundidos, la boca entreabier
rompería", digo en voz alt
to. Es un corazón. P
imbre. Tra
: "Estoy abaj
ira una vez más. Y sonríe. Una sonrisa amarg
a a