entro donde me había hecho un nombre como mixóloga antes de conocer a Santiago. Necesitaba el ruido
l extremo de la barra, la made
. Miren qui
detrás de la barra, limpiando la encimera,
quí? -pregunt
. Los trabajos de diseño gráfico están lentos
ntía como una invasión.
món, por favor -dije, r
bida. -Sé quién eres, ¿sabes? O quién eras. Elena Bernal
calculadas. No quería saber qué más le hab
po -dije, tomando un
ba tan solo esa noche en Las Vegas. Me dijo que estaba cansado de la
ida. No que
us ojos-. Yo estaba pasando por un mal momento. Mi papá
ndo. Estaba pintando un cuadro de una conexión profunda y emocional, no sol
a funci
ero no podía estallar. Porque ella era la madre de su hijo. Tenía un derech
osa sólida e inamo
uces parpadeantes de la pista
onces
tia
ojos recorriendo el lugar. Mi c
e posaron en mí. E
grabado con preocupación. Ni siquiera me v
ena de una ternura que no me había mostrado en d
No estaba aquí por mí.
siempre encontraban los míos, una pequeña conexión privad
o brillo triunfante en sus profundidades. Fue sol
luego su ceño se frun
un lugar como este? D
seía la mitad de la ciudad, pero mi mundo se había reducido a las cuatro paredes de nu
tensa y frágil.
a. Las herramientas familiares se sentían sólidas en mis ma
itual. Mi for
Karla. -No puedo. Tengo que llev
ble. Tenía un chof
odas las veces que me había dicho que mis bebidas
que te prepare una bebida
su voz tensa por la impaciencia-. Le
si yo fuera una muñeca frágil que debía guardarse e
neció. Dejé el shaker
Lo siento, Elena. Te prometo que, una vez que Leo esté mejor, nos iremos de viaje. So
omo palabras vacías, dest
espo
jos posándose en las manos de Santiago sobre mis hombros. Un destello de odio
a su hijo. Tenía la palanca definitiva, y me resentía po
u voz urgente-. El hospital llamó de
endo de mis hombros. Parecía di
su voz suavizándose de nuevo-. Vete
, dejándome allí de pie, una reliq
ágrimas. Lo entendía. Estaba cansado. Es
Old Fashioned complejo y ahumado. Lo puse en la
go
dejaría una bebida que y
che, l