n el abdomen. El olor a antiséptico llenaba mis fosas nasales. Estaba en una habitaci
samiento fue
Mi mano fue instintivamente a mi vientre. Todavía estaba
Necesitaba saber q
ovimiento. Encontré una bata sobre una silla y me la puse. El pasillo est
fermera, un médico, a cualquiera. Al acercarme a la estación d
u asistente personal, un hombre llamado Marcos.
acilante, preocupado-. Dejar a la señora Ferre
ría, desprovista de toda preocupación-. Krystal estaba hist
jó sangrando en un coche destrozado
. De su hijo. Lo que hizo esta noche... encer
para ahogar un grito ahoga
te-. Un pequeño susto era necesario. Ha estado actuando mal. La escena en e
ba hablando de otra cosa. Algo que pasó después
Amelia es solo la portadora. Una incubadora. Un medio para u
a uno aterrizando con una fuerza brutal
odavía no sabe lo del donante
o -se burló Damián-. Y aunque lo hiciera, ¿qué haría? No t
en un grito silencios
bía retenido intencionadamente la atenc
re que había amado, el hombre que había salvado, era un monstruo. Un asesino a sangre fría que había
arrogante que me erizó la piel-. Me ama. Es débil. Me perdonará por hab
illo, mi mente un torbellino de horror y dolor. Él
dea de quién
inteligente. T
una enfermera entraba. Me recosté en la cama, comp
erta! -dijo alegremente-. N
nté, mi voz un con
é están perfectamente bien. Las órdenes del médico son que se quede en observación. Y necesi
ras de Damián resonaron en mis oíd
angre. Él había
ña sonrisa de confianza. Tenía que se
imagenología, las brillantes luces del hospital parpadeando sobre mi cabeza. Fueron a
estrecha cama de la máqui
señora Ferrer -dijo uno de ellos-
ntro del tubo estrecho y cilíndrico, se me cortó la r
. Jugando a las escondidas con mis primos. Me había escondido en un viejo refrigerado
ánico, arañando y gritando, atrapada en esa pequeña caja asfixiante. Mi p
acios cerrados. Damián lo sabía. Sabía q
el frenético latido de mi corazón. Estaba atrapada. Las paredes es
, mis uñas raspando contra el plástico duro. Pero nadie vino. E
dujo a este tubo asfixiante. El dolor en mi abdomen regresó, agudo e ins
estuve allí. Se sint
a hacia la inconsciencia, el ruido se detuvo
ran cegadoras. Una figura se cernía sob
lías
el rostro sombrío-. Parece que