a y poco usual se presentó. Todo marchaba bien, el camino estuvo ba
onto, Mike tuvo que agarrar con fuerza el volante, y pisó fuertemente el freno
jó ciego, provocando que cerrara sus o
cia un lado donde había
accidente no
en donde la parte de adelante de este, quedó totalmente arruinado, gracias al airbag, él no se había
l conocimiento, y aun con la v
lto, y que era sumamente delgada hasta el punto
s oídos de Mike, y de nuevo, volvi
edió?-una voz familiar lo est
aba aturdido por el zumbido que no
evolución. En la cabeza, le habían puesto a Mike una venda quirúrgica que cubría toda su frente. Estaba vestido con una bata de hospital, y encima, le cubría una cobija de su camilla,
s hoy, es cierto. ¡Ellos existen! ¡Están
uno entendía nada acerca de lo que el hombre en la camilla decía. Pero el señor Reynolds sí lo entendía, y ni siquiera se atrevió a decir que, quizás, Mike
solas un momento-ordenó el seño
médico no se opusi
o de la camilla para llamarnos por si nos necesitan con u
Reynold
solos, el señor Reynolds co
y prestó atención a todo aquell
emadamente confidencial, no podrás decirle nada a nadie, ni siquiera le dirás nada a tu familia hasta que empiece la transmisión en vivo d
ró de que, a su alrededor, no hubiera cámaras de seguridad por ningún lado, porque algunas de estas, dejaban que se grabara el
como los nervios recorrí
a situación de tal magnitud pudiera presentarse y confirmarse como original y única en su especie. Si
rdad si ya merodean por las calles como si fueran humanos comunes y corrientes? ¿Cóm
ró con aquellos ojos fr
ré de que te asignen uno nuevo, mientras tanto, recuérdalo, nada de decir algo de esto a nadie antes de la última transmisión en vivo desde la casa blanca, ¿De acuerdo? Me retiro, mañana mandaré al chofer
pregunta más, el señor Reynolds casi
solía preparar su esposa en casa, pero al menos fue algo, y cuando la encargada de la cafetería apareció en la habitación, Mike
e EE. UU. estaba transmitiendo
decía el título en pantalla antes de mostr
ras, con el rostro serio, y con la bande
sid
jo a ustedes no como presidente de los Es
n mito o una conspiración, o una noticia falsa de las redes sociales, hoy d
r el pánico. Pero ya no hay tiempo para secretos. Ellos están aquí. Nuestros cielos, nuestros mares y hasta
rlo: la humanidad está a
son accidentes ni ilusiones. Son sondas, exploradores, enviados de una fuerza mu
ra fuerza. A lo largo de la historia, cuando la humanidad se ha
clutamiento de soldados, pilotos e ingenieros de toda nuestra historia. N
anos. Unidos, no como naciones separadas,
retrocederemos. Este es nuestro hogar
ga, y que Dios ben
trando en pantalla el escudo d
elular comenzó a sonar, estaba descansando
a de signos vitales tenía ruedas en sus patas, así que se le hizo fácil moverse por la habitación hasta que s
ue hacerlo porque, era evidente que ya se había enterado de lo