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Historia
El hijo secreto de mi Alfa, mi rechazo definitivo

El hijo secreto de mi Alfa, mi rechazo definitivo

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1435    |    Actualizado en: Hoy, a las 21:01

nco, destinada a ser la Luna de nuestra manada. Mi pareja,

nco años: otra familia, con un hijo cuy

mismo parque de diversiones por el que yo le había rogado. Mis propios padres estaban m

i cumpleaños para que me quedar

eemplazo con la sangre correcta, una herramienta que usaría

ños, me bebí el té envenenado que mi madre me d

ecial para la fiesta de su hijo: una caja q

ítu

RA

á usand

en su pecho. Se apartó un mechón rebelde de su cabello rojo como el

orios. Era terreno neutral, uno de los pocos lugares que recibía a los hombres lobo sin hacernos sentir como ani

de lo que quería. Abracé mi taza calient

. Una acusación que podría haberte costado el exilio, o algo peor. ¿Y qué le pasa a ella? Un r

dolor sordo, un moretón en el a

ijeron que era lo mejor. Para pr

re. Me dijeron que era su hija perdida, la heredera del sagrado linaje del Lobo Blanco. Y Gael... él era mi pareja. El Alfa de nuestra manada. La otra mitad de mi alma, destinado pa

era la loba más af

o, Brenda -cambié de tema, con un aleteo de esperan

nuina se dibuj

erar a ver a tu loba

an. En lugar de eso, me comuniqué a través de la conexión especial que todos los miembros de la manada

e envié, las palabras formándose en su mente como si fueran sus propios

renda estaba carga

ijo el gr

mi mente. Era profunda, poderosa y envuelta en

la

n vuelco. Estaba

n calor se extendió por mi cuerpo, el s

fue cortant

te de la manada. Quédate en

a. No era una petición. Era una orden tejida con magia, que obligaba a la obediencia. Mis hom

respondí, tratando de

en mi humor. Estiró la mano

afé favorito. Sorpréndelo en la torre del Corporat

a razón. Yo era su pareja, su fu

as, con una bandeja de cartón con dos cafés en la mano. El edificio era la cara humana de nuestra

mujer tímida llamada Clara, me ded

encuentra. Tenía una cita en una galería de arte privad

estómago. ¿Una galería privada? Eso

ería era un edificio elegante y moderno con enormes ventanales de cristal. Me estacioné al

nces l

aba Sofía, su cabello oscuro brillando bajo las luces de la galería. Entre ellos, tomados de sus manos, habí

n una f

cuerpo se quedó helado. Tenía que

ternura que yo no había visto en años. La besó. No un simple beso. Fue un beso profundo, prolo

í como si mi propia esencia se partiera en dos. El lazo de

saber. Me acerqué sigilosamente a la ventana, escondiéndome en las som

años de Leo? -decía Sofía, su voz gotea

e Leo. El parqu

ondió Gael, alborotando el ca

hielo. El cumpleaños de Leo

un sonido crue

huerfanita? ¿No se

sonido más cruel que

tener una familia que se creer

izó en mi mente, una intrusión casua

inar. Qué cansado estoy.

tan casual, no me rompió el corazón. Lo hizo añicos

minado. Y yo ya no

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